Nueva legislatura

Feijóo arma un equipo «combativo» y redoblará las protestas

Los cambios en el PP solemnizarán el aviso que hizo a Sánchez en la investidura de que cuando sus socios le fallen, «no me busque»

Alberto Nuñoz Feijóo en el pleno de investidura en el Congreso de los Diputados.
El líder del PP Alberto Núñez Feijóo la semana pasada en el CongresoAlberto R. RoldánLa Razón

Esta semana, o a más tardar a principios de la próxima, en todo caso antes de que termine noviembre, Alberto Núñez Feijóo acometerá los primeros cambios en el equipo de dirección del partido. Lo que más le urge es la reordenación del grupo parlamentario, fijar la portavocía, y que a partir de ahí se designen los portavoces sectoriales y los nombres que asumen las presidencias de comisión, que tendrán que hacer el marcaje a los nuevos ministros. Los ajustes orgánicos, en el comité de dirección, pueden esperar más tiempo.

Fuentes próximas al presidente nacional del PP anticipan que el hilo conductor de estos cambios es hacer un equipo «combativo» para cercar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las instituciones, y desde un enfoque que está abierto a nuevas acciones en la calle. El perfil que salga de este ajuste del equipo para la nueva legislatura dará sentido al aviso que dejó Feijóo a Sánchez cuando se acercó a él para darle la enhorabuena tras la votación de la investidura.

Aquello de que «cuando le fallen sus socios, no me busque», no fue en absoluto un comentario improvisado, sino un mensaje estudiado, que traía preparado de Génova, y al que el PP pretende dar continuidad en lo que dure la nueva legislatura.

Frente a la etapa anterior, la del ofrecimiento permanente de pactos de Estado y la mano tendida para rectificar el rumbo, la dirección popular se arma para no dejar respirar al nuevo gobierno, en un choque frontal y durísimo en todas las áreas, de modo que Sánchez se enfrente en el día a día, y en todos los asuntos, a la agenda independentista y nacionalista. Y si no, «que convoque elecciones», apostillan en el PP.

Esta estrategia de oposición combativa, con un gobierno en la sombra con perfiles políticos y duros, pretende cumplir un segundo objetivo para el PP, el de abundar en el debilitamiento de Vox. En Génova están convencidos de que se les abre una oportunidad para aumentar la debilidad de este partido, cuando ya venían de una fase de caída y con serios problemas internos. Por mucho que Moncloa y Vox se retroalimenten, una oposición combativa de Feijóo, unida a su estrategia de liderar la movilización en la calle, dejan a este partido sin apenas margen de acción. La amenaza de Vox de romper los gobiernos autonómicos en los que comparte coalición con el PP tiene también muy estrecho recorrido. Los populares creen que Abascal va de farol, y dicen que «no dejarán que les marquen su estrategia frente a la amnistía ni en el Senado ni en ningún otro ámbito institucional».

La hoja de ruta del PP tiene una primera parada, el enfrentamiento con la ley de amnistía, y una segunda, las elecciones europeas, que el PP pretende convertir en una suerte de plebiscito acerca de la conveniencia de que este Gobierno siga adelante.

Y para conseguir ese objetivo Génova se apoyará en las instituciones que ya han mostrado su desacuerdo con la medida de gracia, además de proseguir con las manifestaciones. También llamará a la puerta de los organismos europeos para que presionen. Sin embargo, las cosas en Europa no son sencillas ya que están atravesadas por intereses contradictorios. La buena sintonía de Sánchez con la UE ayudará a sostener al nuevo gobierno, pero en las elecciones de junio de 2024 también se jugarán los equilibrios de poder dentro de la UE.

Los populares europeos, que gobiernan en la actualidad, necesitan que el PP obtenga una representación buena, lo que anima no solo a conceder un apoyo político y mediático a los de Feijóó, sino a que algunas declaraciones hostiles al nuevo Gobierno puedan ir subiendo de tono con el paso de los meses. El Partido Popular Europeo se juega mucho en junio, también en términos internos. Y en clave nacional, Feijóo necesita ganar los siguientes comicios no sólo para combatir a Sánchez y dañar a Vox, sino para consolidar su liderazgo interno. Un mal resultado sería interpretado en términos de debilidad (para su estabilidad también serán muy importantes los resultados de las próximas elecciones gallegas). La previsión es que Vox no mejore sus resultados en Cataluña ni en País Vasco. Tampoco tienen expectativa de entrar en el Parlamento gallego. El discurso de Vox en materia territorial y de no reconocimiento de las lenguas cooficiales y de la pluralidad autonómica se ha convertido en un lastre para esta fuerza en las comunidades con doble lengua, pero también ha penalizado al PP en las generales, en favor de los socialistas, en Cataluña o País Vasco, por el temor a un gobierno de coalición entre los dos partidos.

Feijóo no ha adelantado aún ningún nombramiento, pero en su entorno trabajan con varios escenarios. Como lo que más urge es el Congreso, ahí, en las quinielas, aparecen nombres para la portavocía como el de Miguel Tellado o Esteban González Pons, y hasta Borja Sémper. Cuca Gamarra sigue siendo una persona de absoluta confianza de Feijóo, por lo que si deja la portavocía del grupo en el Congreso se mantendrá como secretaria general del partido. Los otros cambios que se hagan dentro de las estructuras de partido serán para cubrir los huecos dejadas por las salidas al Congreso o al Senado, como ocurre con el caso de Pablo Rollán, nuevo presidente de la Cámara Alta.