La resaca de la moción

Feijóo se vuelca en las 20 provincias dudosas para Vox

Los partidos actualizan sus mapas de «plazas» prioritarias tras el debate. Génova se fija como objetivo «sumar más votos que la izquierda»

En la sala de máquinas electoral de los partidos esperan a recibir los primeros datos del impacto de la moción de censura sobre las encuestas para ver si tienen que aplicar algún tipo de cirugía en el mapa territorial de prioridades sobre el que trabajan. En el bloque del centroderecha la disputa está en una veintena de provincias en las que Vox se juega su representación si no alcanza el 15 por ciento de los votos.

En ese listado, en el paquete en las que es seguro que Vox se quedaría sin representación si baja de ese porcentaje, están Castellón, Ciudad Real, Guadalajara, Albacete, León, Segovia, Ávila, Zamora, Cáceres y Badajoz –en todas, el diputado en juego, si lo pierde Vox, iría a las arcas del PP–. Aunque se reparten más escaños, también es muy probable que el balance fuera el mismo en Zaragoza, Asturias, Córdoba, Jaén, Cádiz, Huelva y Almería –éstas son todavía más prioritarias porque al haber más escaños en juego, si no lo gana el PP entonces pasaría al PSOE–. En Madrid, por debajo del 15 por ciento Vox perdería seguro al menos un diputado. Mientras que en Valladolid, Alicante y Valencia tienen más fácil sostener su representación siempre que se mantengan entre el 12 y el 14 por ciento del voto.

Vox tiene hoy 52 diputados en el Congreso, y la moción de censura ha servido tanto en el espectro de la derecha como de la izquierda para que queden completamente al aire sus respectivos planes de campaña hasta las generales.

En la derecha, la dirección popular ha decidido jugar la partida en clave de aspirar a sumar más escaños que la izquierda para poder forzar la votación de una investidura sin un acuerdo de coalición con Vox. Este objetivo es decisivo en el pulso que PP y Vox puedan sostener en los Gobiernos autonómicos y también en la disputa por La Moncloa, en el caso de que la lista de los populares fuese la más votada. A falta del análisis de las mediciones solventes del recorrido demoscópico de la moción, PP y Vox ya tienen marcados sus caminos. La dirección popular hará en campaña como ha hecho en el Congreso de los Diputados esta semana, ignorar a Vox y reivindicarse como la única alternativa al «sanchismo». Y Vox tendrá que seguir apelando a sus esencias para minimizar el voto que pueda estar pensándose una fuga a las siglas del PP.

La coalición de gobierno en Castilla y León es el modelo que el PP quiere evitar, pero a día de hoy las cifras no cuadran, en ningún caso, para que resulte viable su aspiración de formar gobiernos sin contar con Abascal.

Después del trance del debate de la moción, el equipo de campaña de Feijóo quiere redirigir su plan de acción al campo programático, para comenzar con el avance de propuestas que engorden ese mantra de que el PP es la única alternativa de gobierno.

De la misma manera que en la izquierda la moción ha servido para que se visualice el giro en la estrategia del ticket electoral Sánchez-Díaz, que de estar a la defensiva ha pasado al ataque contra Podemos, también en la derecha el principal partido de la oposición planea pasar al ataque, una vez que se ha cruzado el Rubicón de la segunda moción de censura de Vox al presidente del Gobierno y las valoraciones han sido más favorables a Feijóo que a Abascal.

El primer golpe será en el campo programático, en un movimiento que tenían ya trazado para poner en evidencia la falta de propuestas en el debate parlamentario. Para cubrir sus déficits en Cataluña la única solución que tienen a mano es reforzar la presencia de Alberto Núñez Feijóo en esa comunidad autónoma. El líder nacional tiene buena entrada en Cataluña porque viene de la periferia, en lugar de Madrid, y porque su discurso resulta menos áspero, dentro del respeto al Estado autonómico, por ejemplo en la lengua. La «cara» del PP en mayo y en diciembre será la del líder nacional, con el reto por delante de recomponer la distancia que les separó de Vox en las últimas autonómicas (11 frente a 3 escaños). En las elecciones generales, PP, Cs y Vox consiguieron cada uno de ellos dos representantes en el Congreso.

En paralelo, el PP aprovechará las elecciones de mayo para recolocar a miembros de los grupos parlamentarios y abrir huecos para hacer la «lista» de Feijóo. En el ámbito orgánico, el «peón» que se está encargando de visitar todos los territorios para examinar al partido, y elevar a Feijóo los informes, es Miguel Tellado, el vicesecretario de Organización. Génova, como siempre ha hecho, marcará los «número uno» al Congreso, y ahí estará el núcleo que Feijóo utilizará para conformar un equipo de gobierno si logra sacar adelante su investidura. Necesita un grupo parlamentario fuerte, y un partido también fuerte, se escucha decir en la organización popular. Y la revolución que hasta ahora no se ha producido llegará en las listas de las próximas elecciones generales, «sin dejar a nadie fuera». La etapa de Pablo Casado ha sido una gran enseñanza.

[[H2:«Yo ofrezco política para adultos»]]

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, justificó ayer su ausencia del debate de la moción de censura de Vox asegurando que no se va a prestar a «este tipo de juegos» que «desprestigian» las instituciones.Dicho esto, cargó contra la «política infantil y populista» que, a su juicio, se ha visualizado esta semana en el Pleno del Congreso durante el «esperpento» de moción que presentaba al economista Ramón Tamames como candidato. «Yo ofrezco una España normal y una política para adultos», proclamó en una comparecencia ante los medios en Bruselas, tras asistir a la reunión del Partido Popular Europeo (PPE), previa al Consejo Europeo.

Feijóo consideró que en el «espectáculo» de la moción ha quedado «claro» que hay «dos visiones distintas de la política» y admitió que en su visita a Bruselas sus «colegas» del PP Europeo le han preguntado durante su visita «en qué consistía este asunto».