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Puigdemont acelerará el rumbo rupturista

El candidato a la Presidencia se compromete a aplicar la declaración independentista aprobada por JxSí y CUP y a construir las estructuras de Estado necesarias

Artur Mas (de espaldas), saluda a Carles Puigdemont, poco antes de comenzar el pleno del Parlament.
Artur Mas (de espaldas), saluda a Carles Puigdemont, poco antes de comenzar el pleno del Parlament.larazon

El Parlament inviste president al alcalde de Girona con el apoyo de Junts pel Sí y ocho votos a favor de los diez de la CUP.

Carles Puigdemont apenas tuvo unos minutos el sábado para aceptar la oferta de Artur Mas de convertirse en su sucesor al frente del gobierno catalán. Tampoco tuvo mucho tiempo, a continuación, para preparar su discurso de investidura. Pero desde ayer es presidente de la Generalitat gracias a los votos de Junts pel Sí y de ocho (de los diez) de la CUP. Puigdemont comenzó su discurso ante el Parlament pidiendo disculpas por el espectáculo de las últimas semanas y trató de compensar a los independentistas prometiendo no arrugarse. «No son épocas para cobardes, no son épocas para temerosos ni para flojos de piernas. No son épocas para resignarse a la confortabilidad», dijo el nuevo líder.

Hecha esta declaración de intenciones, el presidente in péctore se comprometió a dar cumplimiento al plan rupturista que el Parlament aprobó al inicio de esta XI legislatura y que, en síntesis, aboga por avanzar en el camino hacia la independencia sin atender a las sentencias adversas del Tribunal Constitucional. «Necesitamos hacerlo bien y desplegar el plan de gobierno y empezar a caminar en la luz de lo que ya aprobamos en la declaración del 9 de noviembre, que inició el proceso para constituir un estado independiente en Cataluña. Las decisiones del Parlamento de Cataluña son decisiones soberanas», anunció.

El inesperado sucesor de Mas fue investido al límite del plazo legal, cuando apenas faltaban un par de horas para que expirara el terminio para designar a un presidente de la Generalitat. Puigdemont se deshizo en elogios hacia su líder, evitando en todo momento marcar algo parecido a un perfil propio. «Yo no habría osado aceptar tu propuesta si no supiera que te tendremos al lado por todo lo que te pediremos el Gobierno y yo. Porque la culminación del proceso nos necesita a todos te necesita a ti y tu prestigio y conocimiento, no nos sobra nada», dijo dirigiéndose a Mas.

Cambia el presidente de la Generalitat pero no varía un ápice el rumbo marcado por el que va a seguir siendo líder de Convergència. Porque Mas da un paso a un lado, pero no se marcha. «Como ya se pueden imaginar, el programa de gobierno que les presento reitera el programa de gobierno que ya les presentó el presidente Mas en la sesión del 9 de noviembre. No podía ser de otra manera, porque éste es el compromiso con el cual Juntos el Sí nos presentamos a las elecciones», confirmó Puigdemont.

El nuevo timonel de la Generalitat empleó, de hecho, los mismos argumentos que su antecesor en un discurso sin sello de autor. «Tomo prestadas las palabras del presidente Mas, cuando decía: “La primera prioridad de la Cataluña que queremos hacer tiene que ser, inexcusablemente, un país más justo, más equitativo, más preparado, más culto, más seguro y más saludable», parafraseó. Tanto se asemejó el discurso de Puigdemont al de Mas que el nuevo presidente de la Generalitat acabó por disculparse. «Entenderán que éste tampoco ha sido para mí un discurso fácil, que no he dispuesto del margen de tiempo para poder preparar tan a fondo como mi autoexigencia me pide siempre, y espero que, en este sentido, tengan la comprensión que tengan a bien tener. Yo tenía y tengo la ciudad (de Gerona) en la cabeza», se excusó el todavía alcalde.

Tanta ha sido la premura con que se ha gestionado el acuerdo in extremis de Junts pel Sí y la CUP que Puigdemont sólo ha tenido tiempo para asumir el legado de Mas sin pestañear y a celebrar el acuerdo alcanzado por las fuerzas independentistas.

«Éste es un acuerdo que permite arrancar la legislatura de este periodo excepcional de la post autonomía y la preindependencia, a la CUP-Crida Constituent y a Junts pel Sí y, sobre todo, este acuerdo ofrece aquellas garantías, no sólo para arrancar, sino para trabajar y para disponer de la estabilidad parlamentaria suficiente para poder ir desplegando el amplio espectro que contiene el programa de gobierno», afirmó Puigdemont, a quien le va a tocar a partir de ahora saborear las mieles de la CUP.

Las afinidades con la CUP

Hay tres grandes razones que explican la elección de Puigdemont por parte de Mas y una de ellas es, precisamente, la fluida relación que mantiene con la CUP en Gerona. No pasó desapercibido, por ejemplo, cómo se dirigió la diputada Anna Gabriel al nuevo president: «Carles». No es común, por no decir que es excepcional, que se usen los nombres de pila en el Parlament. Las otras dos son su posición como presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) y su predisposición a asumir la presidencia de forma coyuntural.

Puigdemont asume el reto de impulsar con brío «estructuras de Estado» como aduanas, un Banco Central de Cataluña o una hacienda y seguridad social propias, así como un proceso participativo para articular una «constitución catalana». «El candidato no es el mismo, el programa sí», subrayó el trasunto de Mas en un discurso en el Parlament, en el que repitió las prioridades del plan de gobierno del líder de Convergència para ser investido.

En la carpeta social, Puigdemont adoptó el plan de choque social acordado entre Junts pel Sí y la CUP, aplicando de inmediato las medidas más urgentes en materia de vivienda y pobreza, aunque por el momento no tiene garantizados unos presupuestos de 2016, a la espera de los movimientos de la CUP.

Mas, el referente

Puigdemont, finalmente, dio algunas pinceladas acerca de cómo afronta a título personal el sobrevenido desafío de ser presidente de la Generalitat. Prometió que se «dejará la piel», tanto ante los que lo voten para la investidura como los que se opongan, y aseguró que exigirá el mismo compromiso a los que le acompañen en el proceso soberanista, «como ha hecho el president Mas».

El candidato insistió en que el proceso soberanista es un «proyecto coral» que interpela no sólo al Govern sino también al Parlament y a la ciudadanía. Reclamó, asimismo, tener la «máxima dignidad del momento» que vive Cataluña: «La dignidad construye la personalidad como el orgullo tiende a destruirlo. Dejemos el orgullo y cojamos la dignidad», concluyó.

Abrazo entre Mas y Puigdemont

Mas ha sido el último diputado en entrar al hemiciclo, ha saludado en primer lugar al líder de ERC, Oriol Junqueras, y justo después a Carles Puigdemont, con quien se ha fundido en un fuerte abrazo.

Anteriormente, la Mesa y la Junta de Portavoces del Parlament han convocado formalmente el pleno exprés, tras desestimar la petición del PPC, que había solicitado el "cumplimiento del reglamento o su anulación".

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, convocó ayer para las cuatro de esta tarde a la Mesa y a la Junta de Portavoces de la cámara catalana para que pueda celebrarse una hora después, sobre las cinco, el pleno de investidura del nuevo presidente de la Generalitat, a pocas horas de que expire el plazo legal esta medianoche, y después del acuerdo al que llegaron Junts pel Sí y la CUP para investir president Carles Puigdemont.