Méritos e infamias

Golpes de estado

La maniobra de Miguel Ángel Gallardo para no responder sobre la contratación del "hermanito" demuestra su desprecio a las instituciones y a la democracia

Miguel Ángel Gallardo (PSOE)
Miguel Ángel Gallardo (PSOE)EUROPAPRESSEuropa Press

Alguien me cuenta que lo que sucede en este país llamado España se llama “Golpe de Estado Blando”. Tan acostumbrados a las asonadas y pronunciamientos, no conocía esa nueva forma de acabar con el poder y no se me ocurre cómo lo están haciendo. Me dice que es lo mismo que en la época de la corrupción socialista de los años noventa, un invento de la derechona al calor de los medios de comunicación, los bancos y los curas, pero que todo lo que sacaron quedó en nada al final. “¡Váyase, señor González!”, repetido tantas veces en el Congreso por Aznar, resumía esa operación. No lo tengo tan claro. Los socialistas, quizás algunos, se pasaron a la moqueta rápidamente, asumiendo que los resortes del Estado les pertenecían y les defenderían de las embestidas del contrario. En su ideario no hace falta ni ponerle siglas, sea quien sea y cuando toque. También le pasó a los populares, mejor no levantar las alfombras, que supieron entender pronto el sortilegio del poder. “Ahora nos toca a nosotros”. La democracia que conocemos se tambalea, el Congreso es un gallinero de reproches subvencionado y el reloj mundial lo ponen en hora cada día Trump y Putin. Al Gobierno de Pedro Sánchez se le pueden reprochar muchas cosas, pero el oportunismo de sus dirigentes y la ausencia de pudor en las decisiones, va más allá del tiroteo entre partidos. Este domingo Portugal decidió virar a la derecha y acabar con el mito del 25 de abril, hundiendo al Partido Socialista hasta colocarlo en la indiferencia. Ya ocurrió en Francia y es posible que el PSOE comience a seguir esa senda si no paran la deriva interna impuesta desde Ferraz, que no se cansa de dar munición a la “ultraderecha”. La maniobra de Miguel Ángel Gallardo para obtener su aforamiento demuestra el asqueroso conchabamiento para eludir dar explicaciones por la contratación del “hermanito”. Así, pasándose la democracia por el “arco” se dan los golpes de estado blandos, así nacen los populismos.