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El periscopio

El «hermanísimo» sobrevuela Nueva York

Aunque los voceros oficiales se afanaban en decir que «no hay caso» y Sánchez prepara una infumable reforma judicial, la imputación ensombrece la legislatura

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en Nueva York Pool Moncloa/Borja Puig de la BellacasaEFE

Fiel a su estilo de sentirse más cómodo fuera que en casa, el presidente del Gobierno español se las prometía muy felices en la Gran Manzana. Un minuto de gloria en la conferencia internacional sobre los dos Estados dentro del marco de la Asamblea Anual de Naciones Unidas, con discurso breve, falaz y demagogo, y otro en la Universidad de Columbia para defender los derechos humanos y la libertad de expresión. Hay que tener desfachatez para que condene a Israel frente al terrorismo salvaje de Hamás el hombre que hoy gobierna España con su más fiel aliado, el bilduetarra Arnaldo Otegi, responsable de los más sanguinarios crímenes de ETA, algunos incluso con víctimas socialistas de su propio partido en el País Vasco. Por no hablar de su proclama a favor de las libertades informativas, cuando el sanchismo censura sin pudor a periodistas y pensadores críticos, bajo una auténtica invasión de las Instituciones, el Poder Judicial y ahora, para colmo del escarnio, los planes educativos de las Universidades privadas.

Un absoluto atropello a la libertad de enseñanza que esperemos que el PP ataque con toda la dureza que le permite el aberrante escenario parlamentario que sostiene a Pedro Sánchez.

Pero hete aquí que pocas horas después de su paseo neoyorkino, sonriente, pletórico, todo ello muy bien filtrado en imágenes por sus asesores monclovitas, a Sánchez se le cambió el amor. Como bien inmortalizó la más grande, Roció Jurado, de tanto usarlo. La Audiencia Provincial de Badajoz, en un auto demoledor, ha decidido enviar al banquillo a su querido hermano David por los delitos de prevaricación y tráfico de influencias en relación a la plaza creada como músico en la ciudad pacense. Y también le acompañarán el líder de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo, llamado el «inmune exprés» por su rápida pasada a ser diputado y gozar de salvoconducto parlamentario, y otros nueve investigados. Algo esperado que se produce a renglón seguido del feroz ataque contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso. A esa misma hora, la presidenta de Madrid, durante un acto en un hospital de la ciudad, lo dejó claro: «Era esperado, corrupción de Sánchez, ataques a mi entorno».

Vamos, un espejo, en un país donde ser familiar o amigo de Ayuso conlleva un plus de peligrosidad social. El cerco judicial al «hermanísimo» sobrevoló la ciudad de los rascacielos frente al manido discurso de Gaza y el genocidio. La ignorancia histórica de las democracias occidentales, su pleitesía a los terroristas de Hamás, causa vergüenza. Pedro Sánchez, erigido en defensor de estas falacias, se permitió la chulería de plantar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la tradicional recepción a los mandatarios en la Asamblea de la ONU y envió, como hace siempre en estos casos, al Rey de España, Felipe VI, cuyas tragaderas van camino de ser un libro por las pésimas relaciones entre Moncloa y Zarzuela. En todo caso, al señor presidente del Gobierno se le cambió el rictus con el procesamiento de su querido hermano por corrupción, lo que avala la instrucción de la juez Beatriz Biedma, quien ha soportado una campaña de acoso y derribo sin tregua, similar a la orquestada contra el magistrado Juan Carlos Peinado, instructor de la causa de su mujer Begoña Gómez. Dicen que la imputación de David le deja muy tocado, y por ende a su madre, doña Magdalena Pérez-Castejón, funcionaria de la Seguridad Social. Según fuentes del entorno familiar, el hermano pequeño de Pedro ha sido siempre el «ojito derecho» de la matriarca quien, al parecer, no entiende este atropello sin precedentes hacia su retoño. Con el poder que tiene su hijo mayor, faltaría más tal dislate contra el benjamín de la saga.

El hermano de Pedro Sánchez, músico conocido como David Azagra, nombre de la ilustre villa navarra en el Alto Ebro, protagonizó una comparecencia de sainete ante la jueza de instrucción de Badajoz, Beatriz Biedma, que le investigó por presuntos delitos de tráfico de influencias, prevaricación y fraude contra Hacienda, ahora revalidado por la Audiencia Provincial. El «hermanísimo» siempre mantuvo que accedió al puesto de alta dirección en la Diputación de Badajoz por una consulta en internet. Realmente suena a chiste que llegara a tal puesto a través de Google y, mucho más, sus lagunas de memoria. Aseguró desconocer dónde está la sede de la Oficina de las Artes Escénicas, organismo que, en teoría, él dirigía, ni cuál era su organigrama, ni a quién debía reportar sobre su gestión.

En plena amnesia, tampoco recordó nunca haber pedido teletrabajo, quien le sustituyó durante su excedencia y cuando fijó su residencia en Portugal, concretamente en Elvás, donde tiene domicilio fiscal. Algunas fuentes aseguran que David ha permanecido todo este tiempo entre los muros de La Moncloa, protegido por el aparato presidencial de su poderoso hermano, lo que ha provocado varias preguntas del PP al respecto en el Congreso.

Así las cosas, el juicio oral contra el «hermanísimo» es el primer legajo judicial de los que se avecinan: Begoña, Koldo, Ábalos, Cerdán y quién sabe qué más. Lo cierto es que este asunto revela dos aspectos, uno penal, ya en manos de los jueces, y otro político, que huele a claro nepotismo. Desde la propaganda oficial sanchista nada de enchufes ni influencias por ser quien es, en Google cabe todo y los puestos de alta dirección se hacen así. Ironías aparte, la jueza de Instrucción número 3 de Badajoz ha corroborado su buen trabajo instructor, mientras los voceros oficiales se afanaban en decir que «no hay caso» y su hermano Pedro prepara una infumable reforma judicial, la llamada Ley Bolaños, para blindarle a él y a su señora Begoña, que no parece tenga visos de prosperar en el Congreso. De momento, el fantasma del «hermanísimo» oscureció el limpio atardecer de Manhattan y ensombrece la legislatura.