Independentismo demodé en el Camp Nou

Obsesionados con protagonizar actos multitudinarios, los partidarios del soberanismo en Cataluña lograron llenar ayer el Camp Nou para lanzar una reivindicación en forma de mosaico gigantesco: «Freedom for Catalonia 2014» («Libertad para Cataluña 2014»). Aunque el eslogan presupone que el deseo mayoritario de los catalanes es la independencia, la Generalitat, a través de su vicepresidenta Joana Ortega, realizó la lectura que más le convino: que el estadio del FC Barcelona se atestó porque en Cataluña hay «un clamor» a favor del denominado derecho a decidir.

Ya a primeras horas de la tarde, la Diagonal y los aledaños del Camp Nou eran un caos de autobuses llegados de todas partes de Cataluña para el proclamado «concierto para la libertad». 90.000 personas estaban citadas para pedir la independencia de Cataluña y exigir para 2014 un referéndum que determine si ésta es la voluntad real de todo el pueblo catalán. Las «estelades» (las banderas independentistas) al cuello eran el complemento más utilizado por los asistentes, pero el «merchandising» independentista iba mucho más allá. Al menos las casetas que vendían estos productos estaban por todas partes.

A escasa media hora de comenzar el concierto, el estadio del Barça todavía presentaba sólo media entrada. Ni siquiera la independencia cambia viejos hábitos, como llegar a última hora. Al final, el estadio se llenó, aunque no se agotaron unas entradas, que iban de los 18 a los 150 euros. U2 llenó hace casi cinco años dos Camp Nou. Quizá si hubiesen sido uno de los más de 450 artistas que participaron los independentistas también lo hubiesen conseguido.

La elección del estadio del Fútbol Club Barcelona no había sido al azar. Su relevancia simbólica quería ser la mejor plataforma para lanzar a nivel internacional que Cataluña quiere ser dueña de su propio destino. A pesar de presentarse como iniciativa de la sociedad civil, se pudo ver a nueve consellers y a ERC en pleno, liderados por Oriol Junqueras. «El concierto demuestra que los catalanes quieren decidir libremente su futuro. No va contra nada ni nadie, sólo es un ejemplo de democracia», señaló Joana Ortega, vicepresidenta de la Generalitat, a escasos minutos del inicio del concierto.

La Cobla de Cambra de Cataluña abrió el evento, con una sardana improvisada por el público en el césped del Camp Nou. Pascal Comelade, junto al poeta Enric Casasses, recitando un poema de Joan Salvat Papasseit, abrieron el arsenal de artistas del evento, que continuó con la interpretación de «Qualsevol nit pot sortir el sol», de Jaume Sisa, por parte de cuatro músicos, que consiguió hacer cantar al público, que dejó por tres minutos de gritar «independencia». El sonido era algo deficiente, pero no importaba, estaba claro que lo que pasase sobre el escenario no era lo más importante.

Organizado como un programa televisivo de variedades, las actuaciones se fueron sucediendo. Dyango cantó «Boig per tú», de Sau, con todo el estadio coreando su nombre debido a la polémica participación del cantante en el concierto. Paco Ibáñez cantó en español, Mercedes Peón en gallego, Fermín Muguruza, en euskera y así se quería representar que éste no era un evento excluyente, sino de todas las culturas.

El griterío y los cánticos independentistas no dejaban oír bien los parlamentos. En las gradas, múltiples pancartas que rezaban «Adiós España» o «Cataluña is not Spain» dejaban claro el sentir general. Hubo múltiples referencias contra «los recortes que no nos dejan avanzar», porque los artistas tenían claro que con la independencia no habría recortes. El actor Joel Joan presentó la camiseta para la próxima Diada del 11 de septiembre. Hasta que a las diez de la noche el estadio se transformó en un gigantesco mosaico que dejaba leer. «Freedom for Catalunya 2014». «La causa de la independencia no es contra nada ni nadie, es a favor de una vida mejor para todos», leyó entonces Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural, en un manifiesto que dio paso a «Els segadors», himno autonómico.

La segunda parte del concierto tuvo a Lluís Llach como protagonista, abriendo y cerrando el evento. Volvía a los escenarios tras su retirada hace más de un lustro. Con «Tossudament alçats», y versos como «si hace falta con los puños bien cerrados, para que el sueño que tenemos juntos se haga posible», se cerraron cuatro horas de un concierto independentista que poco se acordó del derecho a decidir.