La campaña del 28-M

La izquierda se impulsa con la nueva visita de Don Juan Carlos a España

El viaje desde Dubái genera un ruido que beneficia coyunturalmente en los «tracking» electorales a los socios del presidente Pedro Sánchez

Don Juan Carlos, ayer a su llegada al aeropuerto de Peinador (Vigo)
Don Juan Carlos, ayer a su llegada al aeropuerto de Peinador (Vigo)Brais LorenzoAgencia EFE

Los «tracking», encuestas continuas, que realizan los partidos en campaña electoral para seguir la evolución de la opinión pública en intención de voto han detectado, puntualmente, que esta última visita de Don Juan Carlos a España excita el cabreo del voto de izquierda, sobre todo del voto más republicano, de Podemos, y, en líneas generales, moviliza a la izquierda.

Es una radiografía coyuntural, pero que sirve para confirmar que el Rey Juan Carlos se ha convertido en una figura que, en clave nacional, es útil a la izquierda para agitar a su parroquia, lo que no sucede, sin embargo, con la posición institucional de Felipe VI –ayer se dio un baño de multitudes en Ronda, donde presidió la reunión de las cinco Reales Maestranzas de Caballería.

El Rey Juan Carlos llegó en la mañana de ayer a España, tras hacer parada en Londres, donde no se vio finalmente con Carlos III, según informó la Casa Real británica a la embajada de Reino Unido en Madrid.

Esta visita a España se produce a un mes de las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, y, como todo lo que sucede ya en el ámbito doméstico, está también sometida al examen sobre su posible impacto en las urnas. Aunque, en teoría, todo lo que tiene que ver con Don Juan Carlos se entiende que está ya amortizado en términos de opinión pública, la realidad, como confirman algunos de estos tracking, es que su irrupción en el debate político es una fuente de reactivación de la izquierda.

Esto da sentido a la estrategia de los socios de Pedro Sánchez de hacer el máximo ruido posible con esta segunda visita a Sangenjo, once meses después del primer viaje y de la exhibición pública del ex Monarca que tanto molestó en Zarzuela y también en Moncloa.

Zarzuela espera que esta vez lleve una agenda privada, y que se ajuste a una norma de discreción que no se respetó en su anterior desplazamiento: será lo que se examine en estos días, y de ahí saldrá, además, la nota que se pondrá a la relación entre padre e hijo. Un pulso sometido a escrutinio público por la decisión de Don Juan Carlos de mantener la agenda y no someterse al criterio de Casa Real, donde entienden que su presencia en España no beneficia al trabajo que se está haciendo para trasladar a la opinión pública la imagen de una Corona renovada.

En tierras gallegas tiene previsto participar con su barco, el «Bribón», en una regata del campeonato español de vela, que se celebra este fin de semana. La expectación es máxima, y, sin que todavía haya activado su agenda privada en Sangenjo, Don Juan Carlos ya ha tenido un impacto circunstancial en la campaña electoral.

«No nos favorece», aseguran en el equipo de campaña territorial del PP valenciano. Si bien, del mismo modo, en Andalucía sostienen que más allá de la expectación y del puntual impacto de su visita en los tracking electorales, es «un tema ya amortizado y que no afecta a un PSOE que, a día de hoy, está bastante desmovilizado». «Sí se notó mucho más impacto cuando tenía las causas judiciales abiertas y la figura de Corinna Larsen ocupaba los titulares. Pero ahora todo está controlado, salvo que haga alguna declaración fuera de lugar o se salga del guion que se le ha pedido que respete».

En su conjunto, el PP tiene la instrucción de Génova de mantener prietas las filas en el apoyo a la Casa Real, a la figura de Felipe VI, sin entrar en polémicas con las decisiones y la actividad de su padre. Y responder a las preguntas sobre esta visita a Sangenjo con el mensaje de que es un ciudadano con los mismos derechos que todos los españoles y con plena libertad de movimiento. El PSOE también intenta preservar ese discurso más institucional, aunque esconde menos su desacuerdo con el viaje de Don Juan Carlos, en línea con sus socios de coalición y de mayoría parlamentaria.

Está previsto que el domingo 23 regrese a Abu Dabi, sin escala en Madrid, como ocurrió en la anterior ocasión.

Por cierto, a principios de año el Rey Juan Carlos comunicó a la Agencia Tributaria su nuevo domicilio fiscal en Emiratos Árabes Unidos, por lo que no presentará su declaración de IRPF correspondiente al ejercicio 2022. La normativa fiscal española permite el derecho de domiciliación fiscal en otro país tras más de dos años de estancia en Abu Dabi.

Además, el nuevo estatus del Monarca abdicado se solemnizó en la carta que dirigió a su hijo el 5 de marzo del año pasado, en la que asumía el compromiso de actuar con la mayor privacidad posible, lo que en Zarzuela no se ve coherente con su participación en eventos públicos. Solo el hecho de volver a pisar suelo español sirvió ayer a ministros de Podemos, socios del Gobierno y partidos independentistas para criticar con dureza a la Monarquía, utilizando como pretexto el nombre de Don Juan Carlos.

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, afirmó que es una figura que no representa a los españoles, «ni a los de izquierdas ni a los de derechas», y «hace un daño muy importante a la imagen de España». También recordó que arrastra muchos procesos judiciales, aunque hayan quedado archivados por prescripción.

Por el mismo camino avanzó la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, quien aprovechó, además, para defender el derecho de los españoles a elegir al jefe del Estado. «Don Juan Carlos regresa a España para reírse de los españoles, de los que son republicanos y de los que son monárquicos», apostilló el portavoz de Más País, Íñigo Errejón.

El resto de socios del PSOE corearon los mismos eslóganes para desgastar, no el nombre de Don Juan Carlos, que ya le dan por amortizado, sino para utilizar su estancia en Galicia contra Felipe VI y la Corona.

Hasta Ciudadanos dejó la recomendación de que «si viene de la forma más discreta posible, mejor para todos. Pretendemos que se preserve el buen nombre de la Casa Real», apostilló Edmundo Bal.