El desafío independentista

JxCat y ERC enfilan el Pleno de Sánchez sin atar una mayoría

Puigdemont y Comín no podrán delegar el voto y la CUP se mantendrá en la abstención

Un manifestante porta una foto de los «Jordis» una semana después de su detención
Un manifestante porta una foto de los «Jordis» una semana después de su detenciónlarazon

Puigdemont y Comín no podrán delegar el voto y la CUP se mantendrá en la abstención.

La puesta en libertad de Carles Puigdemont ha devuelto a la política catalana a la casilla de salida. El ex president ha vuelto a asumir las riendas de JxCat con mano de hierro –ayer regresaron las reuniones telemáticas previas a su encarcelamiento– y su núcleo duro se ha instalado en una euforia contenida –intentan mantener cautela hasta que finalice el proceso de extradición–, que puede traducirse en más incertidumbre y más bloqueo en Cataluña. Por ahora, el paso más inmediato se ha concretado en la convocatoria de un Pleno de investidura para el viernes a las
10:00 horas con Jordi Sánchez como candidato, pero después de esa sesión JxCat no da signos tampoco de pretender dar una salida inmediata a la parálisis y parece más dispuesto, con la nueva inyección de moral, a seguir por la vía de la confrontación –no se cierra a nada, ni a forzar una nueva contienda electoral en la que reafirmarse–.

La estrategia del desafío al Estado tendrá este viernes una nueva parada, cuando ERC y JxCat han convenido en convocar este Pleno para forzar al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, a posicionarse con respecto a una nota del Comité de Derechos Humanos de la ONU, en la que se admitía a trámite una demanda de Jordi Sánchez y se pedía respetar sus derechos políticos. Un documento que no tiene ningún recorrido –así lo creen, incluso, en privado en ERC–, ya que el Gobierno todavía tiene que hacer sus alegaciones y tiene seis meses para ello. En todo caso, el objetivo de JxCat es disponer de un nuevo argumento en la batalla jurídica y política que está planteando al Estado a nivel internacional, ya que Llarena, como adelantó LA RAZÓN, no va a permitirle salir de prisión para que acuda al Parlament, y por tanto, proyectar a España como un país que incumple resoluciones judiciales internacionales.

Pero en caso de que diera el permiso penitenciario, el independentismo podría darse de bruces con nuevo estrepitoso fracaso y acumular una segunda investidura fallida. Y es que Puigdemont y Comín no podrán delegar el voto, y así lo confirmará hoy la Mesa del Parlament, mientras la CUP no se moverá de la asbtención.