La cena que destapó un espionaje masivo

Todo gira entorno a una mesa. La que compartieron la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, y la ex pareja del hijo de Jordi Pujol, Victoria Álvarez, en el restaurante barcelonés La Camarga el 7 de julio de 2010. Ajenas a que estaban siendo grabadas por uno de los micrófonos de Método 3 y a escasos metros de la sede de dicha agencia de detectives, ambas conversaron distendidamente durante el almuerzo. La Camarga, situada en la calle Aribau de Barcelona y perteneciente al grupo La Provenza, cuenta con numerosos reservados para evitar las indiscreciones y para que, en principio, las conversaciones se queden en el ámbito de los propios comensales. Dicho encuentro se propició por la necesidad de Álvarez de compartir con la líder popular las supuestas ilegalidades financieras cometidas por Jordi Pujol Ferrusola y de las que tenía conocimiento como pareja que había sido del hijo del ex presidente de la Generalitat, aunque durante la larga comida, también las mujeres hablaron de temas personales. Pero, dos años y medio después, la discrecionalidad que se le presuponía al lugar saltó por los aires. La conversación entre ambas había sido grabada sin que ellas lo supieran y los hechos llegaron a la redacción de dos diarios, «El Mundo» y «El Periódico de Catalunya». Tanto Alicia Sánchez-Camacho como Victoria Álvarez anunciaron ipso facto que denunciaran la escucha y contra quienes pagaron por ella. Y lo hicieron. Pero el asunto no quedó ahí y, poco a poco, lo que se limitaba a una grabación concreta se fue extendiendo hasta convertirse en un caso de espionaje a políticos y empresarios catalanes. Desde el pasado mes de febrero, cuando se diera conocer la escucha en La Camarga, las pesquisas policiales y las noticias públicas han salpicado a formaciones políticas catalanes, incluso a la CUP. Por su parte, y tras quedar el libertad con cargos, el director de la agencia de detectives Método 3, negó conocer el encargo de grabar la cita entre Sánchez-Camacho y Álvarez, aunque apuntó que fue el entorno de la líder popular quien pidió como favor que se colocara el micrófono en la mesa que iban a compartir ambas. El PP lo negó en rotundo y, ahora, la Justicia investiga si fue el PSC.