Diplomacia
La fragata embarazosa: La retirada de la Méndez Núñez y lo de Irak con Zapatero
Nuestra ministra ha ordenado al buque Méndez Núñez que abandone su misión de escolta a un gigantesco portaaviones de Estados Unidos dentro de maniobras de los dos países.
La decisión no entusiasmará a las autoridades americanas, la percepción de que España no es país fiable para Washington cuando mandan aquí los socialistas recibe un nuevo impulso, pero el paralelismo de la conducta de la ministra Robles con lo acontecido en la época de Zapatero no es, en buena medida, correcto.
La retirada de nuestras tropas de Irak en el reinado de Zapatero tiene abundantes elementos que difieren de lo de ahora. En aquella ocasión, España no estaba sola con Estados Unidos en una misión que podía cambiar de signo. Nuestras tropas estaban con las de bastantes países más. Gran diferencia. En segundo lugar, era totalmente falso que los efectivos militares en Irak estuvieran allí ilegalmente. Era justamente lo contrario.
Zapatero había hecho una promesa electoral y quería cumplirla. No hay nada que objetar, pero argumentar con fuerza, como se hizo, que nuestros soldados se marchaban por su situación ilegal en aquel país es una mentira descomunal, algo que el gobierno vendió, y aquí caló, para mostrar que era muy pacifista y muy legalista; en lo último era falso. La ONU había votado de forma expresa bastante antes no solo que las tropas españolas, italianas, americanas, iberoamericanas... estaban correctamente en el país sino que animaba a otros países a que enviaran más para estabilizarlo. Lo sé muy bien porque el día que se votó por unanimidad de los quince miembros del Consejo de Seguridad yo estaba sentado y votando en el Consejo (Resolución 1511). Enarbolar lo de la presencia militar ilegal y contraria a la ONU entraba en el terreno de la memez y la demagogia.
Las tropas se marcharon de forma un tanto precipitada, es lo que aconsejaron a Zapatero sus asesores para que no se arrepintiera, y dejamos muy mal sabor de boca («una chapucería impropia de España», me dijo un diplomático italiano) entre los países que tenían efectivos en nuestros flancos.
Para rematar la faena, pocos meses más tarde Zapatero en Túnez, nada menos que en una rueda de prensa, manifestó que la solución del problema de Irak pasaba porque los demás países aliados imitaran a España, se marcharan y dejaran a Estados Unidos solo. Un consejero le diría a Bush: «El español se largó a la carrera y ahora nos quiere alborotar el gallinero». Bush haría cruz y raya a nuestro presidente. La oposición demócrata tampoco estaba nada contenta. Tuve que oír en Estados Unidos más de un improperio contra Zapatero que no siempre podías refutar. ¿ Por qué ese comentario gratuito y mesiánico?
Todo es diferente en esta ocasión. El Gobierno ha deducido que nuestra fragata no estaba en una maniobra con varios países aliados o en ejercicios con ellos en momentos en que en un viaje de entrenamiento con una flotilla estrictamente estadounidense entra en una zona que se ha vuelto caliente en estas fechas. La situación no es la misma. Si en el ejercicio en cuestión hubiera otros seis o siete buques de otros tantos países y nosotros hiciéramos mutis se nos podría tachar de gallinas y de desleales argumentando que éramos los únicos que nos arrugábamos por un eventual y remoto peligro.
No es así, los países europeos, no solo España, no están conformes con enseñarle los dientes a Irán en estos momentos y para los ayatolás la presencia de la flotilla es eso, enseñarles los dientes. España no está por esa maniobra táctica y se retira.
Es posible que nuestra decisión contribuya a que los dirigentes estadounidenses de distinto signo refuercen la percepción de la época zapateril de que «estos socialistas no son de fiar como lo era Felipe González». Es más que probable que esto ocurra, diría que seguro, y me gustaría ver lo que piensa de verdad el actual y poco visible Embajador americano y los generales del Pentágono, pero nuestra postura de ayer no coincide con la de Zapatero. Es más defendible.
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