Política

Doctrina Parot

La salida de la cárcel de «Txikierdi» fortalece al sector más duro de ETA

Dimitió como portavoz de los presos por discrepancias con la izquierda abertzale

La salida de la cárcel de «Txikierdi» fortalece al sector más duro de ETA
La salida de la cárcel de «Txikierdi» fortalece al sector más duro de ETAlarazon

Juan Lasa Michelena, «Txikierdi», está en libertad desde ayer en aplicación de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, que derogaba la «doctrina Parot». A las cinco de la tarde, según confirmaron a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, abandonó la prisión de Sevilla II, en Morón de la Frontera, y emprendió viaje hacia el norte, a Rentería, donde está la casa familiar; o a Biarritz (Francia), donde vive su compañera.

La noticia, una más de las que se reciben todos los días tras la decisión de Estrasburgo y que tanto dolor causan a las víctimas, tiene esta vez un componente muy interesante dentro de lo que es el mundo de ETA y su entramado. Lo que sí se puede asegurar, según las citadas fuentes, es que la «izquierda abertzale» legalizada (Bildu, Amaiur y Sortu) no habrá acogido la noticia con especial alegría, ya que «Txikierdi» es una referencia en ese mundo. Es uno de los que encabezan el sector que con más fuerza se opone a la política que actualmente desarrolla los llamados «oteguis» o «moketeros», por aquello de estar en las instituciones, cobrar un sueldo y pisar moqueta.

Además, la salida de «Txikierdi» se produce después del pulso que los más duros, conocidos como los «arantzas» (por la Abogada Arancha Zulueta), han mantenido con los «oteguis», a los que han derrotado por goleada. El campo de juego fue, precisamente, la cárcel de Sevilla II.

Los cabecillas de la banda, hartos de comprobar la inoperatividad de la otrora izquierda abertzale poderosa, decidieron echarle un pulso para demostrar quién tenía el poder. Y lo hicieron de la manera más sencilla. Pusieron en huelga de hambre (en contra del criterio de Bildu, Amaiur y Portu) a los reclusos de la citada cárcel, en la que, hasta ayer, cumplía condena «Txikierdi». Para hacerse idea del peso de este individuo basta con recordar que se le permitió lo que en la banda es un lujo no admisible: dimitir de su puesto de portavoz de los presos y lo hizo por discrepancias con la línea de la izquierda abertzale . Nadie dijo ni mu (ni se le esperaba).

Al mismo tiempo, y también con el criterio en contra de las citadas organizaciones legalizadas, reactivaron el terrorismo callejero, conocido como «kale borroka». Y cuando decidieron que su mensaje había llegado con suficiente nitidez a la izquierda abertzale, suspendieron la huelga. La decisión de iniciar y terminar la protesta coincidió, según las citadas fuentes, con la visita a Sevilla II de abogados del sector de los «arantzas». El mensaje que dejaba ETA ante la izquierda abertzale y los «oteguis era claro: mantenemos la organización; tenemos las armas y los explosivos en los zulos; contamos con militantes dispuestos a actuar; podemos reactivar la «kale borroka» o acciones criminales de mayor entidad cuando lo estimemos oportuno; dominamos las cárceles, a los refugiados y clandestinos. En una palabra, tenemos el poder. Ahora, con «Txikierdi» en libertad, ese sector crítico, cuya fuerza crece día a día, tiene una referencia, a la que no tardarán en unirse aquellos cabecillas y pistoleros que ya han salido de la cárcel o lo harán en las próximas semanas, y que están disconformes con los derroteros que sigue la «izquierda abertzale», que, para su desgracia, está atrapada por sus propias palabras y proclamas, al decir que los presos debían estar en el debate.