Cataluña
Los mediadores internacionales estallan: "Cataluña no es Irlanda del Norte ni Palestina"
La figura del famoso «relator» que ahora se encuentra en «stand by» ha sido para los catalanes constitucionalistas uno de los motivos que más les ha impulsado a salir de nuevo a las calles. Para ellos es una especie de «climax» de las cesiones que el Gobierno de Sánchez ha prestado al secesionismo. Una humillación. Por este motivo LA RAZÓN se ha puesto en contacto con varios reputados mediadores internacionales que han trabajado en diferentes conflictos para analizar si, realmente, la crisis catalana necesita de esta figura para solucionarlo. «El independentismo catalán aspira a que haya mediadores internacionales como fue el caso de Irlanda del Norte donde el senador Mitchell McConnell actuó en nombre del presidente de EE UU Bill Clinton. Aquel fue un conflicto armado en el que ambas partes aceptaron esta figura. En el caso catalán no lo veo posible, como en Colombia, donde no se aceptó pese a ser un conflicto que dejó 250.000 muertos y seis millones de desplazados», argumenta Shlomo Ben Ami. Para él, los secesionistas tienen el interés de «internacionalizar el problema, pero francamente éste no es un problema de dimensión internacional. Cataluña no es Irlanda del Norte ni Palestina», añade.
Precistamente, éste diario se ha puesto en contacto con el senador McConnell que explica que se involucró en Irlanda del Norte a principios de 1995, “cuando me retiré del Senado de Estados Unidos. El presidente Clinton me preguntó si querría trabajar como su representante allí durante seis meses. Estuve de acuerdo, luego los seis meses se extendieron en un año”, recuerda.
“Los momentos más difíciles fueron a finales de 1997 y principios de 1998. Después de 18 meses de estancamiento, muchas conversaciones pero ningún progreso, una serie de asesinatos sectarios provocaron una oleada de violencia que amenazó a las conversaciones y a toda la sociedad. Esto me llevó a proponer una fecha límite temprana para forzar una decisión. A pesar de las grandes dificultades y mucha incertidumbre, esa estrategia funcionó y se llegó a un acuerdo el 10 de abril de 1998. Por sí solo, el Acuerdo no garantizaba la paz, la estabilidad o la reconciliación. Pero los hizo posibles. Hoy, más de veinte años después, el pueblo y los líderes políticos de Irlanda del Norte continúan lidiando con problemas políticos y sociales difíciles, lo que demuestra que la búsqueda de la paz no tiene fin”, asevera.
Por su parte, Álvaro de Soto, otro reputado mediador y figura clave en el fin de la guerra civil de El Salvador comparte este argumento. «Hay conflictos para los cuales es difícil imaginar una solución sin el involucramiento de una tercera parte. No soy experto en el tema de Cataluña, pero una diferencia importante separa a ésta de aquellas: la violencia», asegura este diplomático peruano. También hila este argumento Jonathan Cohen quien ha trabajado en procesos de paz en Etiopía y en Filipinas. «Cataluña no ha sufrido la pérdida de vidas y esto es un punto fundamental. Hay aspiraciones políticas muy diferentes y diversas narrativas sobre las realidades pasadas y presentes, pero la falta de violencia y derramamiento de sangre mantiene abierto el espacio para de la discusión política», apunta el director ejecutivo de Concilation Resources. El trabajo de mediador es en la mayoría de los casos discreto, a la sombra, no una persona expuesta a la opinión pública como pretendía el secesionismo catalán. «No están suficientemente reconocidos y su trabajo es muy importante ya que en sus manos está la solución de importantes conflictos», reconoce Fen Hampson que ha participado como consejero en varios procesos. «Es un proceso que requiere confianza y relaciones estables», añade el mediador. Desde el punto de vista del director de programas del William J. Clinton Leadership Institute, Enda Young, “los conflictos en general tienen algunas similitudes y diferencias importantes. Creo que a veces puede ser inútil recurrir a demasiados paralelos entre contextos particulares. Eso no quiere decir que no haya cosas que se hayan aprendido en un contexto que puedan ser útiles para otro, pero creo que a veces corremos el peligro de exportar un único modelo de mediación transferible”. Según este medidador que lleva quince años trabajando en mediación y ha impartido cursos Malasia, Emiratos Árabes Unidos, Suiza, Tailandia y Estados Unidos, entre otros, “los mejores mediadores que conozco pasan mucho tiempo investigando y analizando el contexto y las dinámicas subyacentes de una situación, y luego se centran en los factores sensibles a conflictos específicos de ese tiempo y lugar. Una persona externa no es necesariamente esencial para resolver un conflicto, pero dado el momento y el contexto correctos y bajo la invitación de quienes están involucrados en el conflicto, una persona externa a veces puede ayudar a abrir conversaciones que pueden ser difíciles para quienes están demasiado cerca del conflicto”, concluye.
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