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Margallo aboga por una transición democrática «de la ley a la ley» en Cuba

Traslada al régimen los problemasde los empresarios españoles en la isla

El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo (c-i), acompañado por el historiador de La Habana Eusebio Leal (c)
El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel García-Margallo (c-i), acompañado por el historiador de La Habana Eusebio Leal (c)larazon

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, pronunció ayer una conferencia en La Habana en la que propuso una hoja de ruta para la transición democrática en Cuba basada en el principio del respeto a la legalidad («de la ley a la ley»), siguiendo el método del consenso y evitando la confrontación para establecer la concordia civil. En un emotivo discurso rico en referencias a sus experiencias personales durante la Transición española, el jefe de la diplomacia española ofreció al cuerpo diplomático cubano el ejemplo de España: «Hoy puedo decir con orgullo que la Constitución que entonces diseñamos nos ha permitido disfrutar de cuarenta años de paz civil, libertad y prosperidad».

La conferencia en el Instituto Superior de Estudios Internacionales Raúl Roa García, la escuela donde se forma el cuerpo diplomático cubano, marcó el punto de mayor significación política de la primera jornada de Margallo en La Habana. Su intervención, bajo el título «Vivir la Transición: una visión biográfica del cambio en España», distó mucho de ser un discurso de circunstancias para salir del paso. De manera sutil, el jefe de la diplomacia española lo dijo todo. La conferencia se articuló en torno a un relato detallado de la Transición que arrancó desde los tiempos del franquismo. Margallo describió aquella época de la historia de España de manera que los paralelismos con la situación actual en Cuba fueron evidentes para todos. «Los partidos políticos estaban prohibidos incluso en los momentos finales del régimen. No exisitía libertad de reunión ni de manifestación. Se censuraban libros, la Prensa, la radio o los cines sobre la base de criterios políticos». Unas frases que a buen seguro resultaron familiares a los asistentes al acto, en su mayoría jóvenes estudiando para acceder al cuerpo diplomático cubano.

Margallo siguió dando pistas para el futuro cambio político en Cuba utilizando el ejemplo de España como «excusa»: «Como alguien ha dicho con acierto, en España no hubo una sola Transición, sino varias transiciones que allanaron el camino a la democracia plena». Y un poco más tarde una referencia encubierta a las tímidas medidas de apertura económica y política que ha puesto en marcha el régimen castrista: «Paradójicamente el régimen de Franco crea las condiciones materiales para que el cambio político pueda realizarse». El titular de Exteriores llegó a lanzar un mensaje sobre cuál podría ser el próximo gesto de apertura del régimen: «Uno de los aciertos del cambio en España fue que lo que primero se recuperó fueron las libertades de expresión y asociación».

El jefe de la diplomacia española comenzó la primera jornada de su viaje a Cuba con un encuentro con empresarios españoles en la isla, que trasladaron al ministro el momento favorable para incrementar la actividad empresarial después de que el el régimen castrista haya introducido tímidas reformas económicas en los últimos años encaminadas a poner al día el modelo socialista. «España está en un momento con grandes posibilidades en Cuba al amparo de la nueva legislación y de la apetura económica. Por eso la visita del ministro es especialmente estratégica», afirmó Xulio Fontecha, presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, que agrupa a mas de 200 empresas españolas que mantienen actividad en la isla. Fontecha aseguro, informa Efe, de que el ministro de Exteriores español terminó el encuentro a puerta cerrada con empresarios españoles con una «idea global» de las dificultades a las que tienen que hacer frente sus empresas para realizar su actividad en Cuba. Lao empresarios asistentes a la cita pidieron al mandatario español que trasladara estas inquietudes a los ministros cubanos con los que tenía previsto reunirse a continuación, concretamente Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior de Cuba, y Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros.

La principal de las preocupaciones de los empresarios españoles está relacionada con el sistema de doble moneda que impera actualmente en la economía de la isla. En Cuba la actividad empresarial utiliza la «moneda fuerte» –el CUC, equivalente al dólar»– pero los cubanos reciben su salario en la moneda que utilizan diariamente, el peso subano (CUP). Esta circunstancia afecta a los empresarios provocando distorsiones y entorpeciendo la actividad económica.