
Defensa
Francia ya tiene lista su superarma naval: la fragata con la que le hace la competencia a España
El pacto de defensa entre Atenas y París suma un nuevo capítulo con la adquisición de una cuarta fragata del modelo Belharra, en pleno proceso de modernización de las flotas europeas

La primera de las fragatas del programa francés de Defensa e Intervención (FDI), bautizada como Amiral Ronarc’h, se encuentra ya lista en los astilleros de Lorient. Este hito supone la culminación de una fase clave del proyecto y confirma que la entrega a la Marina Nacional gala se producirá según lo previsto en 2025, sentando un precedente de eficacia y solvencia para sus socios internacionales.
De hecho, la propia Francia es la principal impulsora de este modelo de buque, conocido en el mercado de exportación como la clase Belharra. Su compromiso se materializa en un encargo total de cinco unidades destinadas a modernizar la columna vertebral de su flota, una apuesta decidida por una plataforma que ahora demuestra su madurez y viabilidad industrial.
Precisamente, esta confianza ha sido un factor determinante para Grecia, que ha decidido ampliar su acuerdo original de 2022. El gobierno heleno ha confirmado la adquisición de un cuarto buque de esta misma clase, un movimiento con el que busca consolidar las capacidades de su Armada. La noticia, tal y como han publicado en Infodefensa, se suma a las tres fragatas que ya estaban encargadas, reforzando el eje naval entre París y Atenas. Esta carrera por el fortalecimiento naval no es exclusiva de Europa, ya que también Australia busca convertirse en una potencia militar a través de la compra de nuevos navíos de guerra.
La tecnología que define a la fragata Belharra
En este sentido, las fragatas FDI son buques de guerra de última generación diseñados para una notable polivalencia. Cuentan con un desplazamiento de 4.500 toneladas y una eslora de 122 metros, unas dimensiones que, impulsadas por su sistema de propulsión, le permiten alcanzar velocidades máximas de 27 nudos, el equivalente a unos 50 kilómetros por hora. Su dotación estándar es de 125 tripulantes, aunque disponen de espacio adicional para embarcar a otras 28 personas, como por ejemplo un destacamento de fuerzas especiales.
Asimismo, su equipamiento de combate es uno de sus puntos fuertes. El sistema de gestión de la batalla se centraliza en el potente radar multifunción Seafire de antena activa, que coordina un arsenal formidable. Este incluye misiles antibuque Exocet, proyectiles antiaéreos Aster y torpedos MU90 para la lucha antisubmarina. La versatilidad de la plataforma se completa con su capacidad para operar de forma simultánea con un helicóptero y un dron, ampliando así su radio de acción y vigilancia. Esta capacidad para integrar vehículos no tripulados es cada vez más decisiva, como demuestran los innovadores barcos-robot de Ucrania capaces de lanzar sus propios drones, que están redefiniendo las tácticas en el mar Negro.
Por otro lado, la operación griega se enmarca en un contexto mucho más amplio de modernización de las flotas europeas. Este esfuerzo inversor es una tendencia en todo el continente, donde los principales países están renovando sus capacidades navales. Un claro ejemplo de ello es el programa español de las F-110, cuya primera unidad, la futura Bonifaz, fue botada recientemente en los astilleros de Navantia en Ferrol, evidenciando el pulso tecnológico que se vive en la industria de defensa naval del continente.
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