Entrevista

Margallo: “Los separatistas aspiran a romper con España a través de un referéndum pactado o de una reforma de sus Estatutos"

Asegura que Sánchez "no tiene más proyecto que el próximo cuarto de hora" y que cuanto más débil esté, "más fácil es arrancarle concesiones"

José Manuel García Margallo. © Jesús G. Feria.
José Manuel García Margallo.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Publica, junto a Fernando Eguidazu, “España terra incógnita. El asedio a la democracia” (Almuzara) donde advierte de que nuestro país atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. Un libro que es complemento del “España en su laberinto” publicado también por Almuzara en 2022 .

¿Cuál es la incógnita que quiere resolver con este libro?

No es tanto un enigma como la expresión de un temor. Lo que queremos decir en este libro es que después de la Transición, España alcanzó un grado de estabilidad como no había alcanzado nunca. Como en todos los países, España ha tenido partidos que querían acabar con el sistema constitucional: los separatistas, que desde el principio aspiraron a la desmembración de España y, a partir de 2014, otro movimiento de ultraizquierda que quería convertirla en una república popular, plurinacional, con derecho de autodeterminación de los territorios que la integran y organizada en una forma de confederación asimétrica. Mientras hubo dos partidos sistémicos: UCD, luego PP y el PSOE que defendían la Constitución estos movimientos no suponían una amenaza real para el sistema. Después sí.

¿Cuándo comienza el problema?

Cuando uno de esos dos partidos, en concreto el PSOE a partir de 2003, con la declaración del pacto de Tinell que firma Zapatero con ERC e ICV en la que dice que aceptará cualquier propuesta de estatuto que venga del Parlament olvidando que como presidente del Gobierno es el primero que debe verificar que esa propuesta es coherente con la Constitución. En segundo lugar, estableciendo que ninguno de los firmantes pactará con el PP. Sánchez hereda ese planteamiento y descubre que para gobernar España no hace falta ganar sino crear una mayoría que lo apoye. Cuando no tienes líneas rojas, ni principios ni valores, formular esa mayoría es sencillo y es lo que ha ocurrido. ¿Qué es lo que hacen? Saben que la restauración de una república plurinacional y confederal no cabe en la Constitución y deciden erosionar las instituciones desde dentro, apoderarse de las instituciones desde dentro para transformarlas. Es una operación de taxidermista, lo mismo que hace con el PSOE.

“La amnistía no es más que un paso hacia adelante para la autodeterminación”

¿En qué momento Sánchez empezó a mutar?

Hay un capítulo en el que hablamos de 15 movimientos. El primero es cuando vuelve, recupera el poder después del recorrido que hace con un cuarteto en el que el conductor es Koldo, el copiloto es Ábalos, y va detrás Sánchez Cerdán con él y dice: “A mí no me vuelven a echar” y acaba con todos los equilibrios internos del PSOE. Convierte la socialdemocracia en un partido identitario en el que el “yo” se diluye en el “nosotros”. Eso explica su apuesta por un feminismo radical, por el dogmatismo climático, y por los nacionalismos periféricos. Esta última ya era una apuesta de Zapatero.

Con ese escenario, ¿se están dando pasos de dictadura de manual?

Que se están dando esos pasos es evidente. Para contentar y tener los votos de Junts y ERC lo que hace es dar unos indultos que no han sido pedidos por los beneficiarios, elimina el delito de sedición, dulcifica el de malversación y ahora llegamos a una amnistía que rompe todos los diques constitucionales. A partir de ahí no nos damos cuenta de que todo es un guion escrito que acaba en la autodeterminación.

¿Qué quiere decir con eso?

Que nos estamos jugando la pervivencia en la nación y del sistema constitucional. Ha habido pasos. Ha silenciado al Parlamento. El 70% de las decisiones legislativas son decretos leyes –sin debate- y, lo que no es decreto ley, son proposiciones de ley para eludir los informes preceptivos de aquellos órganos que se establece para garantizar la separación de poderes. Sánchez no tiene más proyecto que el del próximo cuarto de hora. No sabe qué va a hacer, porque no sabe qué le van a pedir sus socios; eso explica sus cambios de opinión. Los que le sostienen son los que tienen el guion, por eso decimos que estamos en “terra incógnita”. Advertimos de que esto ya ha pasado, con el ejemplo de Polonia o Hungría que ocuparon las instituciones y nombraron jueces parciales. Están en el mismo camino.

¿La sociedad está tomando conciencia de este camino?

No, no lo está. Por eso empezamos con la metáfora de la rana, si una rana la echas en un caldero hirviendo salta, pero si la vas calentando poco a poco no es consciente de lo que está pasando y muere asfixiada. Es lo que ha pasado en todas las autocracias. Intentamos dar un grito de que España está en peligro mientras vivimos en una alegre inconsciencia. Leopoldo López me contaba que cuando en Venezuela daban la alerta de que Venezuela no era Cuba, acabó pasando. Y puede pasar.

¿La Constitución ha sido derrotada?

No, el problema de la Constitución es que los sistemas liberales se basan en lo que está escrito y en el respeto a dos principios básicos no escritos: la contención institucional y la moderación en el ejercicio del poder. Lo escrito es: la unidad de España, separación de poderes, la independencia de la justicia, la economía de mercado... Todo eso es lo que está en peligro. Van a un referéndum pactado que es inconstitucional o, a una reforma de Estatuto. Dicha reforma sería plebiscitada solo en Cataluña y, si es refrendada por el TC, aparentemente es constitucional. ¿Cuál es el modelo al que ahora aspiran? La idea ya no es sacar a Euskadi y Cataluña de España sino sacar a España de Euskadi y Cataluña. Con lo cual, quedaría una soberanía nominal que les permitiría seguir en la UE y no habría soberanía efectiva del Estado español.

¿Qué harán en esa reforma estatutaria?

Lo que ya intentaron hacer: el reconocimiento jurídico de la nación vasca y catalana como sujetos de derecho, la justicia terminaría en los TSJ de cada comunidad salvo el recurso para unificación de doctrina y una hacienda propia. En definitiva, quieren un pacto fiscal y un pacto político: convertir a Cataluña y Euskadi en una especie de estados asociados con una singularidad que las distinguiría del resto de España rompiendo el principio de igualdad y solidaridad que son las señas de identidad de los partidos socialdemócratas. Por ello insistirán en la financiación. Porque eso significa que lo que dejen de pagar ellos lo tendremos que pagar los demás. Intentan calibrar el terreno para no alarmar a “la rana”.

Puigdemont advirtió de que estaba dispuesto a derrotar a Sánchez. ¿Esta es su manera, con la autodeterminación?

Yo estoy convencido de que no habrá nunca una moción de censura con estas mayorías parlamentarias porque ellos no pueden aspirar a tener un presidente más débil que Sánchez y, cuando más débil sea, más fácil es arrancarle concesiones. El “caso Koldo” les ha venido bien porque le ha debilitado aún más. Les aterraría que o ganase el PP o que el PSOE, después de derrotado, volviese a ser un partido nacional y español e hicieran un pacto constitucional que hiciera imposible sus aspiraciones.

¿Hay margen para ese pacto PP-PSOE?

Creo que en el momento en el que Sánchez pierda las elecciones el PSOE solo tiene tres opciones: desaparecer, la idea de Zapatero que creo que también es la de Sánchez de convertir el PSOE en una especie de Frente Amplio, muy a la latinoamericana o volver a ser un partido socialdemócrata de verdad. Estoy convencido de que, en Cataluña, si necesita los votos de ERC, Junts o los de los dos, no dudará en sacrificar a Illa, como hizo en Galicia en que su candidato era la lideresa del BNG.

Sánchez hizo del “muro” su programa. ¿Se puede gobernar así mucho tiempo?

Él no puede gobernar más que partiendo España en dos; por eso le gusta y cree en la polarización como hicieron el 23J. Lo que hace es convertir un plebiscito sobre Sánchez en un plebiscito sobre Abascal: o ganamos o tienen a Abascal en La Moncloa.

¿Se puede recuperar el prestigio exterior?

Sí, aunque será difícil porque la política exterior del Gobierno es absolutamente ininteligible, con cada alma del Gobierno diciendo una cosa distinta. Una parte quiere apoyar a Ucrania y la otra no. Una está por la entrada en la OTAN de Suecia y Finlandia y la otra no. Unos condenan los atentados de Hamás o de los hutíes y otra no. En Iberoamérica Sánchez aspira a ser el líder del Grupo de Puebla abandonando el principio de centralidad que ha permitido a España liderar las cumbres iberoamericanas. Así es muy difícil hacer política exterior.

¿Existe preocupación en Bruselas por lo que está pasando en España?

Hay estupefacción porque no logran entender lo que estamos haciendo. Es muy difícil de explicar. Allí también leen los periódicos. Han visto la metamorfosis sufrida por Sánchez cuando dijo que hubo rebelión, que no amnistiaría la malversación... Es complicado. Ha perdido prestigio en la UE. Manfred Weber le dijo a Sánchez en una comparecencia en el PE que, si tenía alguna oportunidad de ocupar un puesto europeo, la acababa de perder.

¿Ve a Sánchez perpetuándose en el poder?

Como dice un ilustre catedrático la cuestión en España no es de derechas o de izquierdas, conservadores o progresistas sino de defender la nación española y la Constitución frente a los que quieren que desaparezca. Y eso hay que hacerlo pronto porque los autócratas cuando consiguen el poder se apoderan de todas las instituciones y tienden a controlar los medios de comunicación, las empresas públicas y hasta la sociedad.

¿Feijóo puede hacer algo más?

Entramos en una fase en la que tenemos que afinar en nuestra idea de España. Los programas electorales son contingentes, ahora toca explicar en profundidad y hasta la saciedad el proyecto qué queremos hacer. Regeneración democrática, cerrar el tema de la reforma territorial y hacer un programa económico que sirva para acabar con el desempleo, que es el más alto de la UE, recuperar la competitividad que está creciendo por debajo de la de nuestros socios y sanear las cuentas públicas. Decir que la economía va como una moto es un insulto a la inteligencia, cunando el índice de malestar de OKUN, la suma de inflación y el paro no han dejado de crecer desde que Sánchez está en la Moncloa