Lucha contra ETA
Mikel Barrios, ¿último jefe de la banda en Francia?
Un líder de la «generación Ekin» para un grupo de menos de 20 pistoleros
LA RAZÓN publicaba el 22 de octubre de 2015 que la llamada «generación Ekin» era la que iba a cubrir las vacantes dejadas por los que componían hasta entonces un reducido «Zuba» de ETA (comité ejecutivo), detenidos en operaciones conjuntas de la Guardia Civil con los Servicios de Información galos (los antiguos Renseignements Generaux): David Pla, Irache Sorzábal, Javier Goyenechea e Iñaki Reta.
Dos eran los individuos que destacaban entre los integrantes de esa generación: Mikel Irastorza, arrestado en Ascain el pasado mes de noviembre, en casa de unos colaboradores franceses de la banda; y Mikel Barrios. Este individuo, aún en libertad, huyó a Francia tras una operación policial contra Segi. Tras ser detenido en suelo galo, debía comparecer ante el Tribunal de Pau y no lo hizo, ya que se le ordenó que pasara a la clandestinidad.
Barrios es el único cabecilla operativo que le queda a la organización criminal que, si embargo, ha acomodado sus modos de actuación a una cierta alegalidad, con parte de su «aparato político» funcionando sin problemas en España ya que al frente del mismo se encuentran individuos que no están reclamados por la Justicia.
La situación, vista desde el exterior, podía ser la de identificar quién sera el jefe de ETA que apagar la luz antes de cerrar la puerta, pero el asunto es más complejo y menos nominativo.
La banda, al menos en estos momentos, sólo precisa de una mínima infraestructura para controlar los zulos en los que esconder armas y explosivos. Su mantenimiento resulta vital como elemento de amenaza para que sus peticiones al menos sean escuchadas. Lo ocurrido ayer es una muestra de esta estrategia.
Por ello, la banda echó mano de la «generación Ekin», integtrada por individuos con una nula experiencia en la clandestinidad y en el terrorismo de «comandos», para que se hicieran cargo de la organización criminal.
Al igual que Irastorza y Barrios, medio centenar de miembros de Ekin, que anunció su supuesta disolución en octubre de 2011 (una patraña más de la banda) se escaparon a territorio galo. Los expertos calculan que ETA cuenta en la actualidead con una veintena de militantes en activo.
El arresto, en febrero de 2010 en la Normandía francesa, de Ibon Gogeascoechea, «Emile», jefe del «aparato militar», permitió la incautación del texto que servía de base para los planes. «Txinaurria Gorria» («Hormiga Roja», en euskera), en el que quedaba clara la dependencia de Ekin de la banda y la importancia que daba a su «comisariado político».
De hecho, el día en que esta organización anunció su supuesta disolución dos dirigentes de Ekin aseguraron «no nos vamos a nuestra casa».
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