Tensión

Moncloa da por perdido a Junts y busca que Feijóo le salve el decreto ómnibus

La reunión con Puigdemont fue un fiasco y el decreto ómnibus queda en manos del PP, que lo ve un «chantaje»

Rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros con la intervención de Pilar Alegría y Yolanda Díaz. © Jesús G. Feria.
Rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros con la intervención de Pilar Alegría y YolandaJesus G. FeriaFotógrafos

El Gobierno sigue haciendo números de cara al primer examen parlamentario de 2025. El Congreso de los Diputados somete hoy a debate y votación tres reales decretos y cada uno de ellos tiene un futuro distinto. El que se refiere al gravamen a las energéticas está sentenciado por los votos en contra de PNV y Junts. El que aborda la tercera pata de la reforma de las pensiones está asegurado con los votos del PP. Y colgando queda todavía, a falta de negociaciones de última hora, el decreto «ómnibus», que recoge un amplio abanico de iniciativas: desde la revalorización de las pensiones hasta las ayudas a la DANA o al transporte público. En este último es donde el Gobierno central ahora sus esfuerzos con un claro giro discursivo. La presión gubernamental ha pasado de ejercerse sobre Junts a hacerlo sobre el PP.

Después de que Carles Puigdemont anunciase el pasado viernes la suspensión de todas las negociaciones que mantenía abiertas con el PSOE, los últimos contactos con Junts han sido un fiasco de tal calibre que desde Moncloa han decidido priorizar el apoyo del principal partido de la oposición al de sus socios. Ven más probable que los populares no les dejen caer a que lo hagan sus otrora aliados. «No es nada que el PP no pueda apoyar», señalan fuentes gubernamentales, que dicen que se «está trabajando» y «hay conversaciones en firme» con los de Alberto Núñez Feijóo. Al menos, para garantizarse una abstención.

Génova niega categóricamente que haya negociaciones. No han recibido llamada alguna para hablar ni antes de la aprobación del decreto en el Consejo de Ministros, ni ahora. Anoche dejaban en el aire su posición, aunque fuentes populares expresan las dificultades que tendrían para cegar propuestas como las ayudas a la DANA o la revalorización de las pensiones. Unas resistencias a las que han decidido aferrarse desde Moncloa, apelando, por ejemplo, a la medida que afecta a 12 millones de pensionistas, entre los que el PP tiene un importante nicho de votantes. De hecho, Feijóo se ha comprometido en varias ocasiones a facilitar con sus votos las medidas encaminadas a apoyar a la Comunidad Valenciana tras la riada de octubre. Aun así, no quieren "dar pistas" sobre el sentido de voto, lo cual, en caso de facilitarlo finalmente, daría al Ejecutivo una tregua, mientras que si guardan su voto como hacen, consiguen alargar la agonía a Sánchez.

Es en este punto donde el Gobierno quiso ayer ejercer toda la presión desde la mesa del Consejo de Ministros. «Si hay grupos políticos que entienden que no es importante esta subida de las pensiones, tendrán que explicarlo», señaló la ministra portavoz, Pilar Alegría. Una reflexión que también hizo el titular de Justicia, Félix Bolaños, apelando a la utilidad de la política. «Los ciudadanos nos votan para que les mejoremos las condiciones de vida. Mañana los ciudadanos tendrán en cuenta si se suben las pensiones», resolvió.

En el Ejecutivo creen que el PP puede priorizar que las medidas salgan adelante a volver a infligir una derrota parlamentaria al Gobierno. «Estamos en minoría, qué novedad», ironizan, para defender que, pese a ser un decreto ómnibus, en el que se aprueban un surtido de iniciativas variopintas, no hay ninguna «trampa». «No es un decreto tramposo, no hay nada que el PP no pueda aprobar. Me cuesta creer que lo vayan a tumbar», insisten las citadas fuentes, poniendo toda la carga de la responsabilidad en el principal partido de la oposición e ignorando a sus socios de Junts, con quien la relación no pasa por un buen momento. Esto, pese a que en las últimas horas se han intensificado los contactos para tratar de reconducir las negociaciones después del ultimátum que Puigdemont lanzó el viernes desde Bruselas.

Los populares saben que en estos momentos tiene en sus manos el poder real para visibilizar la precariedad parlamentaria de Pedro Sánchez. Y quieren explotarlo hasta el final. En el PP gusta jugar a generar ansiedad al Ejecutivo, aunque, por otro lado, también miden con pies de plomo su decisión final. No apoyar la prórroga de algunas de las medidas del escudo social, como transportes y ayudas para la Dana, podría tener connotaciones negativas, mientras que tampoco pierden de vista la presión que está ejerciendo Vox para desgastarles. Para la formación de Santiago Abascal, un apoyo de los populares les serviría para acusarles de dar oxígeno a Sánchez. Ante este órdago, en el PP niegan presiones.

El PP critica las formas empleadas por el Gobierno, al recurrir a un decreto ley como vía para gobernar. No comparten la decisión de Moncloa de “mezclar” medidas tan importantes como un totum revolutum» entre las que comparten las ayudas a los afectados por la DANA, la última revalorización de las pensiones , las medidas dirigidas a la reconstrucción económica de la isla de La Palma, y ayudas al transporte, entre otras.

Sin embargo, no comulgan con la decisión de Pedro Sánchez de “colar” en el real decreto y “por la puerta de atrás” el regalo al PNV del histórico palacete de París que perteneció al Gobierno vasco en el exilio. Como tampoco apoyan los populares la prórroga de la suspensión de los desahucios, recuperar el IVA impositivo a la luz, entre otras. Es por eso que fuentes de la dirección de Génova tildan de “chantaje” el decreto y emplazan en estas últimas horas a Sánchez a que se “centren” en convencer a sus socios.