Gobierno de España

Pedro Sánchez mantiene el veto a la coalición

La dirección de Podemos replica que siguen a la espera de que el presidente «concrete su oferta»

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la firma del acuerdo presupuestario para 2019, el pasado mes de octubre en La Moncloa / Foto: Javier Fdez. Largo
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias durante la firma del acuerdo presupuestario para 2019, el pasado mes de octubre en La Moncloa / Foto: Javier Fdez. Largolarazon

La dirección de Podemos replica que siguen a la espera de que el presidente «concrete su oferta».

Una semana después de su encuentro público en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias volvieron a verse el lunes en Moncloa en un contexto más «discreto». Ya anticiparon entonces que las próximas reuniones requerirían discreción, pero este compromiso se rompió por una de las partes, que filtró el encuentro a «eldiario.es». En Moncloa cundió el malestar y atribuyeron la indiscreción a los morados y desde el PSOE se maniobró, apresurándose a reconocer que «las posiciones están muy alejadas». El principal punto de fricción sigue siendo cómo se articula la ingeniosa fórmula del «gobierno de cooperación» que para los supone renunciar a la coalición y para Podemos una forma similar de integración. A pesar de las discrepancias, «se sigue con la máxima disposición de entendimiento» y se mantiene a los morados como «socio preferente». Fuentes socialistas critican que Iglesias centró sus demandas durante la reunión en la entrada de su partido en el Consejo de Ministros, una posibilidad que desde Moncloa descartan de plano y que impide registrar avances.

En el PSOE, no obstante, no quieren trasladar una sensación de intransigencia y reconocen haber hecho cesiones, avanzando desde un ejecutivo «monocolor» –su aspiración en campaña– hasta un gobierno de «cooperación». Es más, fuentes consultadas por LA RAZÓN aseguran que será Podemos «quien defina qué tipo de cooperación se establece entre ambos». Una atribución, eso sí, que debe mantenerse en los límites de que «cooperación no es coalición». Aunque se niega la entrada de los morados en el Consejo de Ministros, sí se reconoce que como socio preferente éstos deben tener «influencia». Un ejercicio que se articularía a través de «diferentes sensibilidades» vinculadas a la formación para el Ejecutivo, mientras que en segundos o terceros niveles de la Administración no se manifestarían reparos a que lo hicieran personas de la formación.

El veto de los socialistas a que Podemos entre en el Gobierno no parte tanto del PSOE como del resto de partidos con los que deben ahormar una mayoría suficiente para la gobernabilidad. Desde Ferraz se reconoce abiertamente que la inclusión de los morados genera rechazo en el resto de fuerzas y esto ha reforzado sus reticencias iniciales a incluirles. Se recurre sistemáticamente a la aritmética para resolver que los números no dan y que el retroceso en las urnas de Iglesias le sitúa en una posición de debilidad desde la que no puede hacer según qué demandas. A esto se suma que la desconfianza que se fraguó en el año del bloqueo aún sigue viva y que existen puntos de vista divergentes sobre cuestiones capitales, en esta legislatura, como la relación del Gobierno con Cataluña. Si mantener una estrategia unificada respecto a los contactos con la Generalitat ha sido difícil dentro del PSOE en los primeros diez meses en el poder, con las furibundas críticas de los barones territoriales, en Moncloa no quieren incluir un nuevo elemento desestabilizador que sería Podemos. En Ferraz no olvidan que los morados se opusieron a que se acatase el informe de los letrados de la Cámara que promovía la suspensión de los diputados presos. Una línea discursiva que marcaría el camino de futuros conflictos internos.

«Hablaremos mucho»

El enfado socialista tras hacerse pública la reunión era compartido por los dirigentes del partido morado. En el entorno de Pablo Iglesias lamentaban ayer que desde el PSOE hubiesen filtrado la cita de Moncloa. Y es que, tras los llamamientos a la prudencia y a la discreción que desde la semana pasada venían reiterando miembros de los dos partidos, lo sucedido ayer no ha hecho más que alimentar sus recelos respecto a las verdaderas intenciones de Sánchez. El objetivo de la dirección de Podemos es que esa creciente desconfianza hacia Sánchez y el PSOE no enturbie ni tire por tierra el clima de entendimiento que quieren construir en la búsqueda de la ansiada coalición. Tras el encuentro del lunes, fuentes de Podemos insisten en que los cauces de comunicación siguen abiertos y ello se traducirá en nuevos cara a cara: «Se reunirán y hablarán mucho en estas próximas semanas». A pesar de la filtración de ayer, la dirección del partido morado sigue defendiendo la necesidad de que ambas partes no «retransmitan» el curso de las negociaciones: «Entended que llevemos esto con la discreción necesaria para trabajar», señalan a los medios.

Aunque Iglesias reiteró a Sánchez el lunes su propuesta para «compartir» el Gobierno, bajo la fórmula de la «cooperación» con ministros morados, la prioridad en Podemos la sitúan en el momento actual en el programa del futuro Ejecutivo. Por dos razones: porque consideran que es el orden lógico, decidir primero qué se va a hacer para, a continuación, definir los equipos; y, en segundo lugar, porque a día de hoy desconocen el verdadero alcance que Sánchez y su equipo quieren dar a la «cooperación» de Podemos: «Seguimos esperando cuál es su propuesta y él, como candidato a la Presidencia, es a él al que le corresponde concretar su oferta», precisan.

Al margen del trabajo negociador con el PSOE, la cúpula de Podemos, de puertas para adentro, sigue trabajando en los documentos programáticos que tiene previsto llevar a estas reuniones. El lunes de esta semana, antes de que Iglesias acudiera a Moncloa, el Consejo de Coordinación morado había dado forma a las medidas que pretenden que el PSOE asuma como propias en materia laboral. Entre ella, destaca la derogación de la reforma laboral, la subida progresiva del Salario Mínimo Interprofesional hasta los 1.200 euros o la reducción de la jornada laboral a 34 horas semanales. Junto al que contiene estas propuestas laborales, Podemos pretende trasladar a sus interlocutores socialistas documentos similares con los ejes, que a su juicio, deberían vertebrar la acción de la futura coalición respecto a la transición ecológica y la justicia fiscal, que son las carteras (Empleo, Transición Ecológica y Hacienda) que los de Iglesias buscan asumir. Precisamente por la trascendencia que en Podemos da a la negociación programática, consideran «inconcebible» que Sánchez pueda plantearse la opción de acudir a una sesión de investidura sin haber cerrado un programa ni los apoyos necesarios para convertirse en presidente.