Crisis en el PSOE

Sánchez, a sus fieles: «Necesito una salida moral»

Su calendario: acudir al debate para votar «no» en primera vuelta y dejar su acta de diputado antes de la segunda, mañana sábado

Pedro Sánchez, ayer, a su entrada al hemiciclo para la segunda jornada del pleno de investidura
Pedro Sánchez, ayer, a su entrada al hemiciclo para la segunda jornada del pleno de investiduralarazon

Sus fieles dicen que dejará su acta de diputado antes de la segunda votación para no abstenerse y poder presentarse a las primarias.

Se lo había dicho en los últimos días a su grupo de fieles. Pedro Sánchez, tras su dimisión como secretario general del PSOE, acuñaba una frase: «Tengo que buscar una salida moral». Y tal como adelantó LA RAZÓN, su decisión era muy clara: presentar su candidatura en el Congreso Federal del PSOE y anunciarlo el mismo fin de semana de la investidura de Rajoy. Un desafío en toda regla a la gestora, algo inusual con mensajes en las redes agitando a la militancia, calificados por Ferraz como «un acto de deslealtad» sin precedentes. Pero el «no» a Rajoy era insuficiente, dado que los Estatutos del PSOE son tajantes y cierran la puerta a cualquier aspirante, y mucho menos a un ex secretario general, desobediente a las directrices del Comité Federal. A Sánchez, para presentar batalla, no le quedaba otra.

Según fuentes de su entorno, Sánchez ha hablado con mucha gente en estas semanas y barajado sus alternativas. El voto negativo a Rajoy en primera vuelta estaba cantado, pero no así su segunda posición mañana sábado. Descartado su voto a favor de la abstención, algo imposible después de su trayectoria, la indisciplina contra las directrices del Comité Federal le inhabilitan por completo para ser candidato en unas primarias en el próximo Congreso Federal. Por ello, y tras consultar con su círculo próximo, fijó su calendario: acudir al debate de investidura para votar «no» en primera vuelta y dejar su acta de diputado antes de la segunda, mañana sábado. Algo sin precedentes en la historia del socialismo español que ha levantado ampollas en la gestora e, incluso, en algunos todavía fieles que critican con dureza su postura. «Ha hundido el partido y ahora quiere seguir haciendo daño». Varios a su favor se replantean ahora su apoyo.

La irrupción de Pedro Sánchez en el debate ha sido altamente criticada por muchos diputados socialistas, que lo califican como «el colmo de la frivolidad». «Llegó con camisa dominicana para decirles a los periodistas que les echa de menos», dicen con acritud veteranos del grupo parlamentario. Su atuendo informal, su mensaje chulesco en Twitter y su actitud ante el discurso de Hernando causaron un fuerte rechazo.

Tras darse un baño de masas ante los fotógrafos, Sánchez escuchó con evidente desgana el discurso de quien fuera su mano derecha y, al término, se levantó brevemente del escaño, dio una sola palmada forzada y abandonó el hemiciclo. «Mejor no hubiera venido», lamentan en el grupo socialista, donde a pesar de la enorme brecha crecen poco a poco los apoyos a la gestora. Algunos diputados van incluso más lejos y lo tildan de «perverso protagonismo» que se le volverá en contra.

Sánchez ha olvidado su discurso conciliador la noche de su dimisión y está dispuesto a plantear batalla, movilizar a las bases y presentarse en las primarias. Lo que no logró en las urnas, que le dieron la espalda en siete ocasiones, pretende hacerlo ahora con mensajes rebeldes. Su hoja de ruta es dejar el acta de diputado, anunciar el mismo sábado su candidatura a las primarias e iniciar una ronda mediática para reivindicarse. La primera, este domingo en el programa de La Sexta «Salvados», de Jordi Évole, donde piensa arremeter contra la dirección de Ferraz. «Pretende salvar el naufragio en que ha dejado el partido», advierten miembros de la gestora y muchos «barones» territoriales que le están dejando el poco apoyo que tenía. Desaparecido públicamente de la vida política, aunque con suculentas vacaciones en los sitios más lujosos de Estados Unidos, el defenestrado líder no ha parado de agitar a la militancia en las redes sociales.

Por su parte, en Ferraz y en el sector oficialista hay tranquilidad. Opinan que fuera del arco parlamentario y sin apoyo orgánico, a Sánchez le será muy difícil levantar cabeza. Las llamadas bases que tanto invoca tampoco perdonan una deslealtad tan grande, una indisciplina hacia el Comité Federal y sus pactos secretos con los separatistas, cuyos detalles empezarán a salir a la luz en breve. «Está intentando sectarizar a la militancia», avisan desde la gestora y muchas agrupaciones territoriales, hartos de su apego al cargo, conscientes del daño y la fractura que está haciendo al partido. Ningún anterior secretario general del PSOE se atrevió jamás a tanto. Y mucho menos, señalan en la gestora, tras una votación claramente democrática que debe ser aceptada por todos los miembros de la organización. Así las cosas, Sánchez tiene fijados sus planes que pasan por dejar el acta de diputado para escabullir su postura en la votación de mañana.

Durante las horas que estuvo en el Congreso ni siquiera ocupó el despacho asignado como diputado en el edificio de los grupos parlamentarios anexo al palacio de San Jerónimo y se refugió en el de su fiel escudero César Luena. Desde la nueva dirección del partido y el grupo parlamentario no desean «hacer sangre» y abogan por pasar página y restañar heridas. Quieren mantener un respeto hacia Pedro Sánchez, aunque él no lo haya tenido. Y como vaticina un veterano diputado del PSOE: «El sanchismo está acabado y sólo Pedro no lo sabe».