Bruselas

Prórroga de Presupuestos sin anticipo electoral

Rajoy está «fuerte» pese a gobernar en minoría. La resistencia del PNV para aprobar las cuentas y el desafío catalán centran sus preocupaciones.

Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y Javier Maroto, durante la reunión del Comite de Dirección del Partido Popular, celebrada hoy en la sede del PP.
Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal y Javier Maroto, durante la reunión del Comite de Dirección del Partido Popular, celebrada hoy en la sede del PP.larazon

Rajoy está «fuerte» pese a gobernar en minoría. La resistencia del PNV para aprobar las cuentas y el desafío catalán centran sus preocupaciones.

Cien días de gobierno han servido para ver a un Mariano Rajoy más flexible y más político que nunca. La actividad legislativa ha sido bastante reducida, y condicionada por los acuerdos imprescindibles con Ciudadanos y, sobre todo, con el PSOE, pero la situación de minoría no le ha pasado factura en sus dos puntos principales de apoyo: el liderazgo dentro de su partido y el pacto con los de Albert Rivera.

El jefe del Ejecutivo afronta la próxima semana un Congreso Nacional del PP que será «un paseíllo». Ni la decisión del ex presidente del Gobierno José María Aznar de elevar el ruido crítico sobre la figura de Rajoy va a recortarle tranquilidad en un cónclave que quiere que sirva para potenciar los elementos que les unen y no las cuestiones que dividen internamente. Y todo está preparado para que Rajoy pueda escenificar esa unidad de su formación y el apoyo inquebrantable a su liderazgo. Tres días en los que el PP ratificará su voluntad de negociación y de diálogo, y su disposición a seguir buscando la estabilidad política.

Las dificultades de gobernabilidad reducen al máximo la capacidad de Rajoy para cumplir su programa electoral. Pero lo que están detectando sus estudios, que coinciden con las encuestas que se publican, es que esas dificultades y, en suma, su debilidad, no sólo no le están pasando factura sino que están fortaleciendo su posición ante una posible nueva cita con las urnas.

Mientras que el ruido político continúa, sin embargo, restando a la izquierda. En el entorno del presidente sostienen que está «tranquilo y sereno», y que pese a su debilidad parlamentaria se siente «fuerte». «Basta con ver en qué situación están los demás y comparar», afirman en la dirección popular.

Principales retos inmediatos

Sus dos principales retos inmediatos son los Presupuestos a Generales del Estado (PGE) para 2017 y el desafío independentista. Porque en lo que afecta a la gobernabilidad en general, Rajoy sabe que después del verano, una vez que se asiente la nueva dirección socialista y todos los partidos echen cuentas sobre las encuestas del momento, «pueden pasar muchas cosas».

La negociación presupuestaria está complicada, lo que no quiere decir, según precisan en fuentes gubernamentales, que la den por perdida. Pero sí es verdad que la opción de la prórroga presupuestaria es una hipótesis de trabajo, aunque no se formule en el discurso oficial. El presidente mantiene una relación fluida con el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, y el último mensaje que el Gobierno ha recibido del PSOE es que en la situación actual, tras la entrada de nuevo en escena de Pedro Sánchez, no pueden contar con ellos ni siquiera para escenificar una negociación en materia presupuestaria. El apoyo del PNV para sacar adelante el texto contra las enmiendas a la totalidad tampoco está cerrado, y el calendario sigue avanzando.

Desde el Gobierno admiten que la situación es «preocupante» y la estrategia pasa por redoblar la presión en público y la negociación en privado, pero el alivio viene por el lado de que las medidas que exigía Bruselas están ya todas en marcha. Por lo que la prórroga, de llegar a confirmarse, tendría una lectura política, pero no un coste inmediato en la relación con Bruselas.

Que el primer año de Legislatura el Gobierno no pueda sacar adelante unas nuevas cuentas supone colocar el acento en «la debilidad de la apuesta por la estabilidad de todos», y obliga «a reflexionar», manifiestan en el entorno del presidente. Pero, inmediatamente, precisan que Rajoy no se plantea disolver y convocar elecciones en estos momentos, y que antes de tomar una decisión de esa trascendencia necesita acreditar más razones que demuestren que se enfrenta a una situación de ingobernabilidad absoluta y en la que la oposición «sólo se dedica a poner piedras en el camino».

El pacto con Rivera sigue vivo

El pacto con Albert Rivera sigue vivo, y las dos partes han decidido, además, enviar representación al congreso del partido del otro en un gesto dirigido a solemnizar su apuesta por seguir cumpliendo el programa pactado.

Pero en Moncloa también admiten que lo que hoy sigue vivo, en meses puede cambiar de «color». «Rivera necesita seguir ganando tiempo a unas elecciones, y nosotros lo sabemos. Eso juega a favor de continuidad de la Legislatura, pero si su estrategia cambia, Rajoy también tendría que cambiar inmediatamente el paso».

El discurso de Rajoy habla de agotar la Legislatura, pero internamente tanto los ministros como la dirección del partido se manejan en un escenario de cierta incertidumbre. «Si hay Presupuestos, la Legislatura irá más allá de su mitad. Si no los hubiera, se habrá puesto la primera piedra para que no la supere», precisan en Moncloa.

Desafío

El otro gran desafío del presidente del Gobierno es el referéndum ilegal en Cataluña. Y aunque la situación esté al límite, y la respuesta de la Generalitat a la invitación al diálogo ha confirmado que no hay nada que hacer ya en el plano de la negociación, desde el Gobierno, sin embargo, trasladan un llamativo mensaje de tranquilidad. Rajoy está dispuesto a hacer uso de todos los instrumentos constitucionales y legales para frenar la consulta, a diferencia de la decisión que adoptó cuando tenía la mayoría absoluta. La justificación que dan es que aquello fue una consulta que la Generalitat encubrió con el movimiento asambleario, y que ahora quienes están detrás son, sin cobertura, el Parlamento y la propia Generalitat. El desafío es mayor, pero, pese a todo, en el Gobierno lo dan por ganado. «O hay elecciones de nuevo, o si se empeñan en suicidarse, la consulta se evitará. Habrá inhabilitaciones y la Justicia llegará hasta donde tenga que llegar contra los políticos que se sitúan en la ilegalidad, no contra el pueblo catalán», explican en el Ejecutivo de Rajoy. El presidente confía en que no haya que hacer frente a esa situación extrema, pero si ocurre, «actuará» y su posición «tendrá el apoyo de la mayoría de los españoles y la fuerza que supone tener también detrás a Europa».

Afianzar la imagen de hombre de estado

Rajoy cuenta como elemento de apoyo con una situación económica en la que descarta sobresaltos. Y esto le da un amplio margen de seguridad frente al desgaste de la anterior Legislatura. Según algunos de sus colaboradores, ha apostado por hacer la travesía en minoría «con el objetivo de consolidar su imagen de hombre de Estado y sacar partido de la experiencia frente a lo que hay en los demás partidos». «La edad no es un obstáculo. Y a Rajoy le da amplitud de miras y le aleja de ambiciones por conseguir objetivos políticos. No está preocupado por volver a ser candidato ni está en peleas partidistas. Y esto le da margen para tomar decisiones y para surfear contra corriente», explica uno de los ministros más veteranos. En estos momentos, Rajoy sigue entendiendo que lo tiene todo a su favor, aunque el contexto diga lo contrario. Pero también sabe que la partida no empezará de verdad hasta que el PSOE no tenga un líder que comience a jugar sus cartas.