Investidura
El PSOE alimenta dudas sobre la «supervivencia» política de Feijóo
Ferraz ve al líder del PP dispuesto a «cualquier cosa» para evitar que se «abra el melón» de su liderazgo
Es una constante. Desde que Alberto Núñez Feijóo dio el salto a la arena nacional para asumir las riendas del PP, Moncloa y Ferraz emprendieron una campaña de erosión de la figura del nuevo líder. La estrategia se basó en un estadio inicial en cuestionar su moderación –por las alianzas con Vox– y el perfil de hombre de Estado que se había forjado en Galicia –por su negativa, ya establecido en Madrid, a avanzar en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que estuvo a punto de culminar con Pablo Casado–.
Una vez cimentado este discurso, desde las terminales socialistas se comenzó a deslizar que el liderazgo del presidente del PP no acababa de fraguar, asegurando que en la dirección de Sánchez trabajaban con la hipótesis de que, si no ganaba el plebiscito que había planteado para el 28 de mayo, no llegaría a ser el candidato a las generales. Sin embargo, el PP no solo ganó las municipales y autonómicas, sino que la optimización de sus resultados, a través de pactos postelectorales, les permitió arrebatar varios feudos clave al PSOE, entre ellos, Aragón, la Comunidad Valenciana o Baleares, por lo que los socialistas se replegaron y dejaron en suspenso esta estrategia. Hasta ahora.
Después del 23J la gestión de los tiempos del PSOE se ha dirigido a debilitar la figura de Feijóo. En un primer momento, desde el partido se le cedió todo el protagonismo, conscientes de que su victoria insuficiente en las generales le planteaba más desasosiego que certezas. El planteamiento socialista era reservarle todo el foco al líder del PP con el fin de achicharrarle o como expresaban desde el entorno del propio Sánchez: «Que se cueza en su propia salsa». De este modo, Sánchez se presentaría después, en el momento indicado, como la única garantía viable y alternativa a la repetición electoral. Sin embargo, Feijóo ha reclamado para sí el papel que le corresponde como fuerza más votada en los comicios y lo ha hecho hasta las últimas consecuencias: asumiendo el encargo del Rey para presentarse a la investidura.
De nuevo, para los socialistas esta es una prueba de que el presidente del PP ve amenazada su posición al frente del PP, porque creen que el movimiento de presentar su candidatura obedece a una maniobra de «supervivencia política». Así lo aseguran en privado fuentes socialistas que ven a un Feijóo «a la desesperada» y «dispuesto a cualquier cosa» con tal de alejar el debate interno sobre su liderazgo. Las citadas fuentes creen que este será un «melón» que se abrirá irremediablemente en su formación una vez que el partido pase a la oposición. Algo de lo que están plenamente convencidos, porque aseguran, la investidura de Pedro Sánchez, cuando se produzca, sí será exitosa.
Utilizando un símil automovilístico, en Ferraz ya escuchan los «motores» de «quienes calientan en boxes» para disputarle al actual líder del PP la carrera por el futuro liderazgo de la formación. En público también se expresan en los mismos términos y la portavoz del PSOE, Pilar Alegría, acusó ayer a Feijóo de «no estar trabajando pensando en la estabilidad de su país, sino en cómo salvar su pellejo». «Si a alguien le quedaba alguna duda de que con esta investidura fallida busca su supervivencia política, con esta propuesta las ha despejado», aseguró Alegría.
De derogar a rogar
Con estos mimbres y unido a la ofensiva que se ha desplegado desde el PSOE, calificando de «fake», «paripé» o «folclore» la investidura de Feijóo, la reunión que ayer mantuvo con Pedro Sánchez estaba llamada al fracaso. Ni una hora estuvieron sentados frente a frente, un escaso lapso de tiempo que les permitió a cada uno dejar encima de la mesa las propuestas que querían colocar. Por parte del presidente del Gobierno en funciones el compromiso, sea quien sea investido, de que se desbloqueará la renovación del CGPJ antes de final de año. Propuesta que Feijóo rechazó, según los socialistas.
Por parte del líder del PP, seis pactos de Estado y un gobierno con fecha de caducidad de dos años. Idea que el PSOE también rechazo, caricaturizándola. «Hemos pasado de querer derogar el sanchismo a rogar al sanchismo», señaló Alegría, ironizando con la falta de «persuasión» del candidato popular para convencer a Sánchez para demoler su obra de gobierno durante estos cinco años. Donde sí apreció el secretario general socialista cierta enmienda de Feijóo fue en los planteamientos de algunos de sus dirigentes para que cuatro diputados del PSOE acaben votando su investidura. Fuentes socialistas señalan que no secundó estos llamamientos y Sánchez le emplazó a enmendarlos públicamente.
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