Política

El desafío independentista

Rajoy hará «gestos» a Cataluña para desarmar a Mas

El Gobierno retomará en septiembre el debate de la financiación autonómica para combatir el victimismo nacionalista ante las elecciones. Moncloa cree que si la «lista del president» obtiene la mayoría absoluta hará una igual para las generales

La Razón
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El Gobierno retomará en septiembre el debate de la financiación autonómica para combatir el victimismo nacionalista ante las elecciones. Moncloa cree que si la «lista del president» obtiene la mayoría absoluta hará una igual para las generales

La estrategia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para hacer frente a las elecciones plebiscitarias en Cataluña se sostendrá en el mismo principio de defensa de la legalidad que ha utilizado hasta ahora para responder a los órdagos que le ha ido lanzando el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en esta Legislatura. «Sin estridencias ni excesos, pero con firmeza y sin pasar por alto ninguna decisión que atente contra la Constitución y el Estado de Derecho, o que implique avanzar hacia la secesión, sin ajustarse al camino reglado de plantear una reforma de la Carta Magna», sostienen en Moncloa.

Pero en paralelo, el Gobierno también reforzará el discurso y los gestos de «apoyo y de cariño» hacia Cataluña, un mensaje que hasta ahora ha chocado con la pantalla de la propaganda nacionalista. En septiembre, el Gobierno reabrirá además el debate de la financiación autonómica convocando a la comisión técnica encargada de afrontar este delicado asunto. Dicen ahora en el Ejecutivo que la recuperación permite no sólo impulsar una nueva agenda social sino también otras cuestiones pendientes, que hasta ahora no habían podido ser abordadas porque la situación económica no lo permitía. Mantienen el «no» al pacto fiscal que exigía Artur Mas antes de embarcarse sin retorno en la senda soberanista, pero dentro del Gobierno y también en el PP hay quienes sostienen cada vez con más fuerza que el Ejecutivo debe moverse y entrar con firmeza y pedagogía en algunos de los debates que sostienen el victimismo nacionalista.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha aparcado hasta ahora el debate de la financiación autonómica, pero en julio del año pasado sí publicó por fin sus balanzas fiscales, las llamadas cuentas territorializadas, que el Ejecutivo de Mariano Rajoy prometió hacer públicas y que encargó a un elenco de expertos. Según estos cálculos, el déficit fiscal de Catalunya es de 8.455 millones de euros (4,35% de su PIB), lejos de los 15.000 millones que publicó el Departamento de Economía de la Generalitat.

En Moncloa creen que las elecciones de septiembre serán «prácticamente normales», dentro de la excepcionalidad que plantea la lista unitaria independentista con la que concurren CDC y ERC y que han impuesto sobre sus diferencias ideológicas. El análisis del Gobierno señala que la clave, donde se juega realmente la partida, es en si la lista de Mas obtiene o no la mayoría absoluta. Si la consiguen, «formarán un Gobierno independentista y presentarán otro frente igual o mayor para las generales». Si ese frente llega con 25/30 escaños al Congreso, unido a otros tantos de Podemos, el panorama será «muy preocupante», advierten desde el Gobierno. «Éste es el escenario que buscan para declarar formalmente su independencia y luego intentar negociar con un Gobierno minoritario en Madrid», sostienen en la bancada popular.«No va a haber independencia de Cataluña. Y tampoco Cataluña se va a ir de Europa, que es lo que se está proponiendo a los ciudadanos de Cataluña».

En este mismo sentido, y de manera tajante, se manifestó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, esta misma semana al afirmar que el Estado está «absolutamente preparado» para asegurar que la ley se cumple cuando alguien la viola, sea en Cataluña o en cualquier otra parte del territorio nacional. Recordó también que en Cataluña si se celebran elecciones en septiembre, que aún no se han convocado, se elegirán tan sólo diputados y a un nuevo Parlamento autonómico, y defendió que el Gobierno está en condiciones de garantizar al conjunto de los españoles que velará por el cumplimiento de la ley.

Por tanto, en lo que afecta al Gobierno la respuesta será la Ley y aprovechar cualquier indicio de que ésta es traspasada para impugnar la decisión de la Generalitat o del Parlamento catalán. Al tiempo que actualizan su discurso político y hacen nuevos gestos que avalen su compromiso con Cataluña y con el bienestar de los catalanes bajo ese lema de que «juntas, las dos partes, España y Cataluña, están mejor que separadas».

Pero en el área estrictamente de partido Rajoy también está revisando su situación. El presidente del Gobierno sopesa el estado de la organización regional catalana desde que abrió la reflexión sobre los cambios que acabó introduciendo en la dirección nacional del PP tras los malos resultados de las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo.

El relevo en el liderazgo del PP catalán no ha estado aún en la agenda del Comité de Dirección, pero no está descartado. Es una cuestión que viene de atrás porque Rajoy y la dirección de los populares son conscientes de los déficits que existen en el partido en Cataluña y del problema que representa el posible sorpasso de Ciudadanos al PP en las elecciones de septiembre. La ficha tendría que moverse en las próximas semanas y en el partido están a la espera de que sea Rajoy quien tome la decisión y hable.