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Opinión

Respetemos la Diada

Resulta que los españoles también queremos ser considerados y respetuosos con las festividades autonómicas

Una imagen tomada en la última Diada Marta PérezEFE

Esto de tener un presidente que se dobla como una caña al viento cuando sopla Puigdemont, un Consejo de Ministros que cede ante sus socios como un banco de madera en un parque a pleno sol en medio de una ola de calor, hace que Patxi López proponga que el once de septiembre, día de la Diada en Cataluña, no se celebre el pleno en el Congreso de los Diputados, por respeto a la festividad.

Los diputados que, ya de por sí, tienen pocas sesiones parlamentarias –al Gobierno le gusta el Congreso de los Diputados como a un gato el agua–, por respeto a Cataluña no van a tener que trabajar el once de septiembre.

Como España se conforma de diecisiete comunidades autónomas, más Ceuta y Melilla, lo lógico, atendimiento a la consideración de cada una de ellas y al principio de igualdad, sería que, cuando sus festividades tuvieran lugar, tampoco se celebraran sesiones en el Parlamento.

Resulta que los españoles también queremos ser considerados y respetuosos con las festividades autonómicas. Aún no se entiende como los sindicatos, entre gamba y gambón, no hayan elaborado un calendario laboral que recoja este sentimiento, que contemple, por ejemplo, que cuando coincidan dos celebraciones –Asturias y Extremadura, Aragón y Castilla y León– disfrutemos de dos días libres para demostrar el respeto que merecen, fomentando la convivencia pacífica y armoniosa.

Realmente tenemos un Gobierno que se ha hecho innecesario cuando es necesario. Lo hemos visto este mes de agosto con los incendios: veinte días ardiendo España, más de treinta mil personas desalojadas de sus viviendas, casi 400.000 hectáreas calcinadas y el Gobierno crea como solución una Comisión Interministerial de Cambio Climático que ya existe, mientras ataca al Partido Popular por presentar un Plan contra Incendios… por supuesto, desde el respeto más absoluto a la Diada.