Sáenz de Santamaría, la piedra angular de la gestión política

Gana poder con lo que le toca a ella, la negociación en el Parlamento y las comunidades autónomas, y también frente a los que han hecho causa para desestabilizar su relación con el presidente

Soraya Sáenz de Santamaría se consolida como «mano derecha» de Mariano Rajoy en su nuevo Gobierno. La vicepresidenta se hace fuerte en el engranaje político con el que el presidente se dispone a afrontar una Legislatura difícil, y en la que medirá su «cintura», su perfil moderado y su capacidad de buscar pactos sin traicionar su proyecto. Ella será la pieza clave en la negociación en el Parlamento y territorial, incluido el problema catalán. Para dedicarse de lleno a estas funciones sólo cede la portavocía, una función sin cartera ministerial, pero mantiene incluso el control de los servicios de inteligencia.

Sáenz de Santamaría lleva al lado de Rajoy desde su etapa como ministro de José María Aznar, cuando la fichó como asesora jurídica en su Gabinete. Desde entonces Rajoy ha ido ensanchando su confianza en ella y, en paralelo, las responsabilidades que ha dejado en sus manos. Ha sabido manejar los codazos internos de quienes consideraban que tenían más méritos, aunque sólo fuera por años acumulados en el partido. Lo hizo en su etapa como secretaria de Política Territorial del PP, con más dificultades por su mayor inexperiencia, y lo ha vuelto a hacer como todopoderosa vicepresidenta del primer Gobierno de Rajoy. Su capacidad de trabajo y su eficacia en la gestión son dos de sus principales virtudes. Pero lo que le ha hecho consolidar su sitio inamovible al lado de Rajoy es su lealtad y su discreción. El Gobierno de la mayoría absoluta acabó fracturado, en un lado un grupo de veteranos ministros, amigos, y que se bautizaron a ellos mismos como el G-8. En el otro, los miembros del Gabinete más de la cuerda de la vicepresidenta, Fátima Báñez, Cristóbal Montoro, José Luis Ayllón, por ejemplo. Desde el G-8 hubo fuertes movimientos contra ella, que llegaron a Rajoy por vía indirecta o bien porque incluso hubo algún ministro que se atrevió a trasladarle personalmente sus enmiendas a la labor de la vicepresidenta. A pesar de que es sabido que a Rajoy le molesta y le incomoda el cotilleo y las marrullerías de mesa de camilla.

Sin contactos previos que pudieran facilitarle el ascenso, hija de una familia trabajadora, Sáenz de Santamaría se ha hecho a sí misma a base de esfuerzo y dedicación a su oficio. Abogada del Estado persigue el rigor de los datos, es obsesiva en la búsqueda de la perfección y muy celosa de su intimidad. Ha protegido su vida privada y en política su círculo de confianza es estrecho, pero permanente. Cuida al equipo y mantiene su lealtad.

Su perfil se ajusta al que más busca Rajoy en sus colaboradores y en todos los años que lleva a su lado nunca ha cometido un tropiezo que mermase la confianza depositada en ella. Exigente en la prudencia, en la Legislatura de la mayoría absoluta hubo quien le afeó que no se «quemara» más en la labor de portavoz del Gobierno. Pero Rajoy no quiere «dobermans» a su alrededor. Si puede, siempre prefiere que la proyección de su imagen vaya acompañada del tono moderado y del sosiego que representa Sáenz de Santamaría. Esa imagen seria, de estar siempre en su sitio, contrasta con su manera de ser en la corta distancia. Como una más, disfruta yendo de tapas o echándose un baile con amigos o compañeros de partido si se tercia la ocasión.

Los retos

- Coordinar

Será una pieza clave para que los ministros trabajen de manera coordinada y en la misma dirección.

- Negociar

También tendrá un papel principal en la relación con la oposición y en negociar los apoyos parlamentarios.

- Cataluña

Rajoy interviene directamente, pero desde hace meses ella asume el diálogo con la Generalitat.

- Financiación

Suya será la responsabilidad de dirigir la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica.

- Seguridad

Seguirá tutelando el funcionamiento eficaz y seguro de los servicios de Inteligencia.

Todo empezó en 2000

Soraya Sáenz de Santamaría (Valladolid, 1971) está casada con Iván Rosa, abogado del Estado como ella, y es madre de un niño, Iván, que está a punto de cumplir cinco años. Apasionada de la lectura, la fotografía y el cine, desembarcó en el PP en 2000 como asesora de Mariano Rajoy de la mano de su mentor Francisco Villar. Cuatro años después entró en el Congreso gracias a la salida de Rato rumbo al FMI. Durante esa legislatura fue secretaria de Política Territorial. En 2008, Rajoy la nombró portavoz del PP en el Congreso en sustitución de Zaplana y en 2011 ya era vicepresidenta y ministra de la Presidencia, además de portavoz.