Cataluña
Sánchez se esfuerza en hacer pedagogía sobre la amnistía para "superar el conflicto"
El jefe del Ejecutivo se esfuerza en hacer pedagogía sobre la ley de la amnistía para «superar el conflicto»
Pedro Sánchez y Pere Aragonès han escenificado en la visita del presidente del Gobierno a Cataluña la normalidad de relaciones entre ambos ejecutivos después de años de tensión y desencuentros. La visita de ayer del presidente Sánchez poco tiene que ver con la última vez que visitó el Palau de la Generalitat. Entonces el inquilino era el president Torra al que le hizo entrega de la Agenda del Reencuentro. En la calle tampoco era nada igual. Ayer apenas una docena de partidarios de Vox y unas decenas de independentistas convocados por la ANC protestaban por la visita de Sánchez que fue recibido en las puertas del Palau por el presidente de la Generalitat Pere Aragonés.
Ambos habían coincidido minutos antes en la inauguración del macroordenador MareNostrum 5, que posiciona a España a la cabeza de la supercomputación en Europa, radicado en la Universidad Politécnica. Antes Pedro Sánchez marcó en una entrevista radiofónica su posición en las relaciones con los independentistas de los que depende la continuidad de la legislatura.
Dos negativas. Una, no rotundo a la comparecencia de jueces en las comisiones del Congreso de los diputados. Dos, rechazar el referéndum de independencia que proponen tanto Junts como ERC porque no coge en la Constitución y «si los independentistas solo hablan de referéndum es muy difícil avanzar». En este punto es donde el presidente esbozó su alternativa equidistante de la consulta independentista y de «quedarnos como estamos» lo que generó el conflicto en 2017 «lo que tenemos que hacer es mirar hacia delante, abrir una nueva etapa, reforzar el autogobierno, y encontrar espacios en los que podamos encontrarnos aquellos que pensamos diferente». «Podemos llegar a acuerdos muy importantes para el autogobierno de Cataluña y, por tanto, para la sociedad catalana», dijo Sánchez recogiendo el estandarte que enarbola el PSC desde hace años que pretende llegar a un acuerdo transversal que refuerce el autogobierno, agrupe al 80% de los catalanes y se aleje de la división que provoca el referéndum independentista. Sin embargo, el presidente no concretó más aunque habló de fiscalidad y de financiación, recordando que el Estatut ya contempla una Agencia Tributaria catalana y, evidentemente, del traspaso de Rodalies que quiere concretarlo en esta legislatura.
Y, sobre todo, el presidente se esforzó en hacer pedagogía de la Ley de Amnistía de la que ha dicho que es positiva para la convivencia y que los que ahora la rechazan verán en el futuro sus repercusiones positivas. Sánchez ha tratado de normalizar sus posibles encuentros con Puigdemont que sitúa tras la aprobación de la Ley de Amnistía hablando de reconocimiento y rehabilitación, y con Oriol Junqueras. El encuentro de Sánchez y Aragonès fue calificado por ambos como cordial y fluido, pero se mantienen las diferencias aunque ambas partes han señalado que ahora existe un espacio de confianza. Aragonès insistió en el traspaso de la red ferroviaria y de un pacto de financiación que quiere bilateral y fuera del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
Tras la reunión, que ha durado algo más de una hora, cinco compromisos que estaban ya trabajados entre ambos presidentes que hablan asiduamente por teléfono. Convocar la Mesa de Diálogo en el primer trimestre de 2024, donde Junts no tiene representación y que fue el principal campo de batalla entre las fuerzas independentistas, a la que acudirán los dos presidentes; traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital que aprobará el Consejo de Ministros del próximo día 27 de diciembre; impulsar la aprobación de una ley orgánica de garantía del plurilingüismo que garantice el derecho de la ciudadanía a dirigirse a la Administración General del Estado en las lenguas cooficiales; impulsar el proyecto para la instalación en Cataluña de un centro tecnológico de producción de chips, además del traspaso de Rodalies desarrollando a partir de enero el acuerdo y el calendario para avanzar en su traspaso.
«Solución al conflicto»
En conclusión, cordialidad y relaciones de confianza, al tiempo que diferencias sustanciales sobre «la solución del conflicto político». De hecho, los acuerdos en esta materia no han ido más allá de declaraciones de intenciones. Tras la reunión de Sánchez y Aragonés no pasa desapercibido el equilibrismo del presidente del Gobierno para gestionar las relaciones con los dos socios independentistas que siguen espadas en alto mirando en el horizonte las elecciones catalanas que se celebrarán como máximo en febrero de 2025. En Cataluña, el gobierno de Aragonès está débil –32 de 135 diputados– y depende de socialistas y Junts que no le dan tregua lo que hace más compleja la negociación del Gobierno de Pedro Sánchez.
Pere Aragonès tiene los presupuestos de 2024 empantanados, está recibiendo fuertes críticas por su gestión en educación, sequía o sanidad y esta semana ha tenido que cambiar sustancialmente la ley de pisos turísticos porque la pinza PSC-Junts impedían su aprobación.
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