Opinión

Sánchez y la "famiglia"

Los de los ERE trincaron 800 millones de euros al más puro estilo trilero y nadie ha devuelto un duro

El TC ya amparó parcialmente a la exministra y exconsejera andaluza Magdalena Álvarez
La exministra Magdalena ÁlvarezEuropa Press

En el PSOE andan tocando palmas porque el TC le hace una rebajita a la condena de Magdalena Álvarez por el mangazo de los ERE. Que dicho así y por la cadencia de los años suena casi a naftalina, del tiempo que hace que saltó la liebre aquella del fondo de reptiles. Casi nada, los 800 millones de euros que se trincaron al más puro estilo trilero sin que nadie, ojo a lo mejor de la historia, haya devuelto un duro, pero ni uno. Ni lo harán, pueden esperar sentados, porque la única obsesión de los responsables políticos, que fueron condenados, es pasar por el rodillo del Constitucional y salvarse aunque sea a última hora. Y así lo verán, no les quepa la menor duda, que para eso ya lo anunció el presidente del Gobierno en su día y lo reafirmó hace nada en el famoso mitin de Benalmádena. Allí se sacó la cara por los que permitieron el «trincamiento» general con aplausos y vítores. Nada nuevo bajo el sol, queridos amigos, recuerden a Barrionuevo y Vera entrando en el talego por el secuestro de Segundo Marey, pero acompañados de aquella cúpula «sociata» llorosa y abrazadora. Ya hace un cuarto de siglo de esa tarde, pero el patrón es idéntico. La clave, como en todo este barullo, pasa por Cataluña, donde también les pasaron a los tipos del «procés» encarcelados el bálsamo del indulto, que se aliña ahora con la amnistía general. Siempre hay que dar una respuesta, y esta viene por una pregunta interna, casi doméstica, diría yo. «¿Si a los catalanes les salvan el culo después de la que montaron con la independencia, por qué a nosotros nos sacan de este marrón?». En Andalucía sabemos bien que a la «famiglia» nunca se le deja tirada y menos cuando el próximo objetivo de Sánchez es reflotar el PSOE-A, donde los históricos patas negras, como la exministra, afilan ya los cuchillos para cargarse a un irrelevante Juan Espadas cuando pase el verano. Favor, con favor se paga.