Gobierno de España
Torra, en busca de una respuesta unitaria a la sentencia del 1-O
Ha iniciado una ronda de contactos con entidades y partidos independentistas. La ANC pide regresar a la unilateralidad mientras que ERC apela a una reacción que interpele al 80% de los catalanes
Ha iniciado una ronda de contactos con entidades y partidos independentistas. La ANC pide regresar a la unilateralidad mientras que ERC apela a una reacción que interpele al 80% de los catalanes
Con el juicio visto para sentencia, el independentismo ha empezado a planear cómo responder en caso de que los líderes del “procés” acaben condenados. Quim Torra se ha puesto a la cabeza del diseño de la respuesta y ha puesto en marcha una ronda de contactos con entidades y partidos independentistas para fraguar un consenso, un reto que se antoja complicado porque deberán converger el separatismo posibilista y maximalista. Por ahora, en todo caso, la convocatoria de elecciones es el escenario que sobrevuela con mayor fuerza la política catalana y que aúna importantes adeptos.
Entre ellos, la Asamblea Nacional Catalana, o ERC, que ha empezado a flirtear con ese escenario ya en público -Gabriel Rufián, en una entrevista en “El Diario.es” apostó por unos comicios en febrero-. En cambio, esa perspectiva puede despertar más reticencias, precisamente, en Quim Torra, que es quien tiene la potestad para convocar las elecciones. Su espacio político, JxCat, se encuentra ahora en plena fase de reorganización y definición tras el hundimiento electoral y requiere margen para retomar impulso. Ese margen, en todo caso, podría ajustarse a los tiempos judiciales: la sentencia está prevista para octubre -y una convocatoria electoral, por tanto, podría irse a principios de 2020 (para esas fechas incluso podría ya concurrir Artur Mas, que está inhabilitado por el 9-N)-. En el entorno del president, que hasta ahora habían rebatido toda opción electoral, ahora se limitan a defender la necesidad de escuchar a todas las voces del soberanismo y evitan concretar qué camino tomará en pos de conseguir la unidad. La ronda de contactos arrancó el 4 de junio con la ANC y Òmnium, y tras el paso de ERC por el Palau de la Generalitat, todavía quedan por delante otros actores -entre ellos, la CUP-.
La pugna para lograr un consenso se libra, por el momento, entre la ANC y ERC: la entidad que preside Elisenda Paluzie empuja hacia la unilateralidad mientras que el partido que lidera Oriol Junqueras, tras su provechoso giro pragmático, trata de aplacar toda aspiración maximalista. La entidad separatista celebró a principios de mayo una asamblea de socios en la que actualizó su hoja de ruta y apostó por el regreso a la unilateralidad. El documento que los socios aprobaron por amplia mayoría -bajo la presencia de Torra- abogaba por convocar unas elecciones en clave plebiscitaria si los presos son condenados: si el independentismo supera el 50 por ciento de votos en las urnas, se instaría a revalidar la declaración unilateral de independencia y a emprender medidas para materializar la ruptura con el Estado.
Pero ERC, principal vencedor del reciente ciclo electoral, está lejos de volver a pisar terreno movedizo. Los republicanos se reunieron el martes con el president y, aunque no arrojaron grandes concreciones, sí que trataron de poner coto a cualquier pretensión unilateral: apelaron a una respuesta unitaria que interpele al 80 por ciento de los catalanes, es decir, que integre también al espacio de los “comunes”. Esquerra, que ha abrazado posturas más moderadas con el objetivo de ampliar su propia base electoral y la del independentismo, insiste continuamente en situar como meta de las movilizaciones el 3 de octubre de 2017, una manifestación contra las cargas policiales del 1-O que logró proyectar una amplia transversalidad -se sumó, entre otros actores, el partido de Colau-.
Òmnium, la entidad que preside Jordi Cuixart, se mueve en una línea parecida a Esquerra. De hecho, en noviembre impulsaron una plataforma, bautizada como “Som el 80%”, en la que reunieron a personalidades de diferentes sensibilidades -Xavier Domènech, Joaquim Nadal o Dolors Camats, entre otros-, para exigir una negociación que desemboque en una solución política para la crisis catalana.
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