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El Periscopio

En la Torre de Babel

Nadie niega un total respeto a las lenguas cooficiales, pero centrar en esta polémica la Conferencia autonómica suena a maniobra de distracción

MADRID.-La Conferencia de Presidentes 'de los pinganillos' acaba sin acuerdos y con las CCAA del PP pidiendo elecciones EUROPAPRESS

Ante la palpable tensión que rodeaba la XXVIII Conferencia de Presidentes Autonómicos celebrada en Barcelona, así la relata un destacado «barón» del PP asistente a la misma: «Estábamos en la Torre de Babel». Acertada definición a propósito de la polémica por las intervenciones del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en catalán, y del lendakari Imanol Pradales en euskera.

Recuerda el dirigente popular la leyenda bíblica contada en el Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, según la cual la citada Torre de Babel representó el origen de las diversas lenguas humanas y el castigo infligido por Dios a los descendientes de Noé por su soberbia al querer alcanzar el cielo y parecerse al Creador. El escenario de la Conferencia recordaba la mezcla lingüística narrada en la Biblia y, con el uso del pinganillo, tenía tientes de sainete.

Todos utilizaron el español en los jardines del palacio de Pedralbes entre ellos y con el Rey Felipe VI, incluido el lendakari vasco que fue uno de los más habladores y rendido en cortesía con el Monarca. Saludo institucional en el interior a cargo de Salvador Illa en catalán y en euskera por Imanol Pradales, lo que provocó la inmediata salida de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Ella cumplió su palabra y volvió cuando de nuevo se hablaba en castellano.

En este «pupurrí» babeliano, algo grotesco, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, saludó en gallego para pasar luego al español. Y algo ridículas fueron las intervenciones de la navarra María Chivite con unas palabras en euskera, cuando en la Comunidad Foral prácticamente ni existe, lo que revela su rendición a los bildu-etarras gracias a los cuales gobierna el Viejo Reyno.

Por no hablar del socialista asturiano, Adrián Barbón, que se lució con unas palabritas en bable, dialecto que ni siquiera recoge el orden constitucional. Todo ello bajo el pecado de orgullo exhibido por Pedro Sánchez, distante, altivo y con forzada sonrisa, como si el vertedero de la corrupción y el tufillo de las cloacas no fueran con él. «Elecciones cuando toca, en 2027», advirtió con su habitual tono chulesco ante las peticiones unánimes de los presidentes populares, y de su compañero de partido, el castellano-manchego Emiliano García-Page, para un adelanto electoral ante el putrefacto espectáculo que nos invade. Ni de broma piensa el presidente del Gobierno ceder a tales pretensiones. «Ni con aguardiente de cien grados se va de Moncloa», dice un presidente popular, desencantado por completo con esta pantomima.

Nadie niega un total respeto a las lenguas cooficiales, pero centrar en esta polémica la Conferencia autonómica suena a maniobra de distracción. «Este es un gobierno a la fuga», opinan varios dirigentes del PP que ven a Pedro Sánchez noqueado, incapaz de controlar una situación que se le va de las manos. Con un PSOE a la deriva, cada día más acorralado por siniestras informaciones de bajos fondos manejados por mamporreras y picaruelos de quinta fila.

Los presidentes del PP han estado muchos días en permanente contacto con la dirección nacional de Génova trece para aunar una posición. La mayoría de ellos no eran partidarios del plantón por respeto institucional al Rey, pero además por no darle una baza al «sanchismo» y sus terminales mediáticas que, al unísono, habrían desplegado el discurso de la ultraderecha y su nulo sentido de Estado. Alberto Núñez Feijóo no puede caer en esa trampa y debe hacer un auténtico milagro de equilibrios entre una oposición muy dura y las reglas institucionales. Ya sabe el líder del PP, y lo ha sufrido en propia carne, cómo se las gastan desde La Moncloa y Ferraz, al canto de personajillos expertos en juego sucio. Tan importante como acertar es no cometer errores.

«Puro teatro y maniobra de distracción de Pedro Sánchez». Es la conclusión de los presidentes del PP tras esta fantochada de Conferencia, desde el principio abocada al fracaso. Cabe destacar el esfuerzo del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, por intentar ser un buen anfitrión, y al menos, devolver la normalidad institucional a Cataluña con la presencia del Rey. En el ágape posterior a la reunión, los «barones» regionales pudieron degustar platos típicamente catalanes: el «xató» con lomos de bacalao, anchoas y ventresca de la Costa Brava, canelones con trufa negra de Osona, «suquet» de pescado y «fricandó» de ternera con setas de Girona.

Todo ello regado con vinos blancos del Priorat de Tarragona y un tinto de Abadal Picapoll de Bagés de Barcelona. No parece que la degustación fuera muy amable, pues según varios de los presentes la tensión seguía en el ambiente. La mayoría de los presidentes se marcharon nada más terminar sus ruedas de prensa con dos frases estelares. Una, la de Isabel Díaz Ayuso, negando su rendición a la humillación del español en un estado plurinacional. Y otra, la de Emiliano García-Page, un socialista honrado desde su más temprana edad, a quien Sánchez cortó la palabra. «No pensaba que me lo volvieran a hacer», dijo al recordar lo mismo que le sucedió en el anterior cónclave de Santander.

«Si nos hurtan el Parlamento saldremos a la calle». Es la consigna bajo la que se convoca hoy domingo la gran concentración en la Plaza de España madrileña, sin siglas de partido, como un gran llamamiento a la ciudadanía ante la degradación institucional que nos invade. Hace semanas que desde la sede central de Génova se ha contactado con organizaciones de la sociedad civil para que el acto sea un éxito masivo como un grito de desencanto hacia el actual gobierno. Impasible a toda la podredumbre que le rodea, bien lo definen algunos presidentes autonómicos del PP tras el fiasco de la reunión de Barcelona: «A Pedro solo le importa Sánchez». Nunca mejor dicho.