España

«Turismofobia»: Alarma por la repercusión internacional

Los empresarios turísticos temen que baje la demanda tras la campaña impulsada por los radicales de la CUP

Una de las numerosas pintadas que han aparecido estos días en Barcelona en contra del turismo
Una de las numerosas pintadas que han aparecido estos días en Barcelona en contra del turismolarazon

Los empresarios turísticos temen que baje la demanda tras la campaña impulsada por los radicales de la CUP.

El malestar es patente. Y la preocupación en la industria turística empieza a ser manifiesta después de la creciente difusión que ha hecho la prensa internacional, fundamentalmente británica, de los ataques a turistas que se han producido en Barcelona y Mallorca estos últimos días. No en vano, desde Reino Unido llegaron más de ocho millones y medio de visitantes entre enero y junio de este año y son nuestro principal mercado emisor. «Esas imágenes de ataques a autobuses turísticos en Barcelona y del asalto a embarcaciones o restaurantes en el puerto de Mallorca hacen un flaco favor a la marca de España como destino turístico de calidad, seguro y fiable, más aún cuando se difunden en nuestro principal mercado emisor», reconoce a LA RAZÓN José Luis Zoreda, vicepresidente de la Alianza para la Excelencia Turística, Exceltur.

Sin embargo, el sector se niega a «seguirle el juego» a los radicales, ya que, según fuentes consultadas por este periódico, no está prevista la publicación de ningún comunicado oficial por parte de las patronales hoteleras ni empresariales. «Confiamos en que esto se quede en actos puntuales, que por ahora no parecen repercutir en la llegada de viajeros, pues no hay constancia de cancelaciones ni fuga de turistas. Creo que estamos ante una situación indeseable, que empieza a ser preocupante, pero todavía es manejable, ya que, por suerte, nuestra reputación turística está más que avalada», asegura Zoreda.

Aunque cauto, el vicepresidente de Exceltur es contundente frente a los ataques producidos en contra de los viajeros. «Repudiamos estos actos vandálicos, pero más si cabe la tibieza con la que han actuado las instituciones públicas de Barcelona y Cataluña, pues parece que no son conscientes de que se está poniendo en juego a la primera industria del país. El turismo no se puede politizar ni ser una moneda de cambio en la tensión que vive Cataluña con España, por eso pedimos que cuando pase la temporada alta y queden lejos estos atentados, desde el Gobierno se inste a hacer una reflexión seria. Ahora parece que todo da igual y se infravalora a este sector».

También en San Sebastián

La «turismofobia» va más allá de los denominados «países catalanes» y ya se ha extendido al norte. La organización juvenil de la izquierda abertzale Ernai se ha apuntado a este peligroso carro de jugar políticamente con la industria turística al convocar una manifestación para el próximo 17 de agosto, en plena Semana Grande donostiarra, con el único objetivo de protestar por el modelo de turismo de San Sebastián que, bajo su prisma, se traduce en «precariedad» y «explotación» para los trabajadores jóvenes. Los carteles de protesta y reproches lucen en la fachada de la oficina de turismo de la capital donostiarra con lemas como «Zuen turismoa gazteon miseria (vuestro turismo es la miseria de los jóvenes)», lo que no hace más que incomodar a los viajeros que llegan estos días a la ciudad. «Si politizamos la industria turística de forma tan burda, corremos el peligro de acabar con la gallina de los huevos de oro, que tantas alegrías nos ha dado durante los peores años de la crisis económica», confiesa Zoreda. En esa línea se posicionó ayer el diputado foral de Cultura y Turismo de Guipúzcoa, Denis Itxaso, que calificó la convocatoria de un «enorme error». «Quizás hay un intento indisimulado por aprovechar los momentos de mayor auge del turismo para tratar de sacar algún tipo de provecho político».

La campaña violenta impulsada por la entidad independentista catalana Arran, vinculada a la CUP, mantiene su ofensiva directa frente al turismo y las acciones no se limitan únicamente a Barcelona, ya que han protagonizado actos similares en Palma de Mallorca y protestas en Valencia. Los socios del Govern liderado por Carles Puigdemont han sumado esta semana un nuevo episodio vandálico, el tercero en seis días, con el mismo objetivo: acabar con la masificación turística. En esta ocasión, el lugar de los hechos fue el Moll Vell, un muelle situado frente a la catedral de Palma de Mallorca. Allí, según el vídeo que han difundido a través de las redes sociales, asaltaron un bar en el que lanzaron confeti sobre los comensales y un yate, ante el que desplegaron pancartas con el lema «El turismo mata a Mallorca» y «Aquí se está librando una lucha de clases» y encendieron varias bengalas. La campaña arrancó el pasado 27 de julio, cuando tres encapuchados detuvieron un autobús turístico en las cercanías del Camp Nou, le pintaron la luna y le pincharon las ruedas, con el consecuente susto que se llevaron sus ocupantes y los últimos atentados yihadistas en la retina. El martes atacaron a una empresa de alquiler de bicicletas turísticas que estaban aparcadas en la acera.