Gobierno de España

Un Rey sin margen

En Zarzuela lamentan que Sánchez diga que «hay tiempo de sobra» Consideran que los plazos tan ajustados para la ronda de consultas desdibujan el papel de Felipe VI al dejarlo reducido a un mero trámite.

La prerrogativa constitucional de Felipe VI es celebrar una nueva ronda de consultas
La prerrogativa constitucional de Felipe VI es celebrar una nueva ronda de consultaslarazon

En Zarzuela lamentan que Sánchez diga que «hay tiempo de sobra» Consideran que los plazos tan ajustados para la ronda de consultas desdibujan el papel de Felipe VI al dejarlo reducido a un mero trámite.

«Hay tiempo de sobra. Si en verdad lo importante son los contenidos –dice Pedro Sánchez- hay tiempo de sobra». Y cuando el presidente del Gobierno en funciones habla de contenidos, se refiere a la propuesta política que va a presentar hoy. Más de 300 medidas que aparentan ser un nuevo programa de Gobierno: «una propuesta progresista, ambiciosa, reformista, transformadora y modernizadora». Pero no: no hay tiempo de sobra. Ni siquiera hay tiempo. Porque esta semana la va a gastar Moncloa y el PSOE en dar a conocer estos 300 puntos pero en esa propuesta no hay un solo acuerdo, conversación o pacto con ninguno de los partidos políticos –quizá a excepción del PNV- que pueden darle su apoyo en la investidura.

Quizá por eso, el presidente no verá a Pablo Iglesias hasta la próxima semana, a pesar de que en su entrevista de comienzo de curso había dicho que la reunión con Unidas Podemos sería cuanto antes. Antes de ver al líder de la formación morada –miércoles, jueves y viernes de esta semana- el presidente venderá a los representantes políticos de los grupos más pequeños de la Cámara su contenido. Este nuevo programa no debería ser muy diferente del que ya presentó en julio a las Cortes; pero esta venta alargará los plazos hasta la próxima semana en la que empezará a ver a los partidos grandes empezando por el de Iglesias.

A la espera de respuesta

Me imagino que hoy mismo conoceremos la reacción del líder morado ante este nuevo programa, pero es justo recordar que aunque como dice Sánchez, Podemos no encontrará argumentos para oponerse a él, el anterior programa tampoco fue la razón de que Podemos se abstuviera en julio sino la negociación, el intercambio de cargos que esta vez no se ofertará. Pero sigamos con el tiempo de sobra que se ha marcado Sánchez: si hasta el lunes no ve a Iglesias, la ronda de consultas al Rey tendría lugar, necesariamente, en los días previos a la disolución de las Cámaras: o el jueves 12 y viernes 13 o, más razonablemente, la semana del 16 al 20. Es decir, un tiempo sin tiempo. Y entonces, ¿por qué acorta los plazos de esta manera? Pues por dos motivos. Por Iglesias y por el Rey. Lo primero está claro: necesita su apoyo sí o sí, como ahora se dice. Y esta vez quiere ser un apoyo a cambio de nada. ¿Y el Rey?

En Zarzuela están que trinan con el tiempo de sobra. Recuerdan, eso sí muy formalmente, que la prerrogativa constitucional de Felipe VI es celebrar una nueva ronda de consultas para saber si Sánchez puede resultar investido. Y claro, si la ronda tiene lugar el 16 y 17, el pleno de investidura tendría que ser el miércoles 18 y jueves 19 para que la segunda votación -48 horas después de la primera- pudiera ser el sábado 21, apenas dos días antes de que acabe el plazo del 23 de septiembre, en el que si no hay investidura se disuelven las Cámaras. El Rey queda así a merced de este inexistente tiempo de sobra que ha dibujado Sánchez o su estratega de Moncloa. No es ya –dicen- que tenga que cambiar su agenda, que lo primero es lo primero, sino que estas apreturas desdibujan su papel y la trascendencia de sus prerrogativas para convertirlas en un trámite cuando precisamente ahora -dada la composición del Congreso- es todo menos un trámite. Y por eso recuerdan el comunicado que enviaron desde la Casa Real en julio. El Rey no iniciaba entonces una nueva ronda de consultas para dar tiempo a los grupos a llegar a un acuerdo. «Para dar tiempo» me recuerdan. ¿Y que se ha hecho en ese tiempo? Nada. Y ahora solo queda –quizá ya sabían entonces lo que iba a suceder- «constatar si, de la disposición que le trasladen los grupos, puede proponer un candidato a la presidencia del Gobierno que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso le otorgue su confianza».

Por eso hoy todo apunta a que España repetirá elecciones el 10 de noviembre. No hay ningún motivo en el Gobierno monocolor que pretende Sánchez para pensar que nadie va a cambiar su voto. Si en julio las casi doscientas propuestas de Unidas Podemos las rechazó el PSOE en dos horas, no es fácil que Podemos se sienta ahora fascinado por el nuevo programa que hoy conoceremos. Las cuartas elecciones en cuatro años están al caer. Y para rematar el disparate, ayer la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, recordó solemnemente que el presidente «no tiene ningún encargo expreso» tras la investidura fallida. Y lo decía por el Rey, pero también para justificar la lentitud de los plazos de su jefe. Sánchez se lo ha tomado al pie de la letra.