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Vox: España ya no es la excepción

La entrada de los de Abascal en el Congreso acaba con el freno que nuestro país suponía frente a los partidos de extrema derecha en Europa. El 26-M revelará si son un fenómeno pasajero o si han llegado para quedarse.

Las redes sociales y los mítines se han convertido en las armas de campaña de Vox / Ap larazon

La entrada de los de Abascal en el Congreso acaba con el freno que nuestro país suponía frente a los partidos de extrema derecha en Europa. El 26-M revelará si son un fenómeno pasajero o si han llegado para quedarse.

«Es falso que haya tres derechas. En España solo hay un partido de centroderecha: el PP. Otro de extrema derecha, Vox, y otro socialdemócrata, Ciudadanos, disfrazado de liberal». Con estas palabras que pronunció el presidente del PP, Pablo Casado, tras el comité ejecutivo nacional del martes, los populares pasaron a la carga y se distanciaron de la formación de Santiago Abascal, a la que sitúan en el mismo espectro político que otros partidos de nuestro entorno.

La Vieja Europa, que hace décadas fue testigo de una atroz guerra para frenar el avance del nazismo y el fascismo, observa cómo las fuerzas de extrema derecha emergen y toman las instituciones con una retórica agresiva y beligerante. La fragmentación del electorado es evidente. Hasta el pasado domingo, España era la excepción entre los grandes países europeos, situación que ha cambiado con el resultado electoral de las elecciones del 28 de abril: el partido que preside Santiago Abascal logró 24 escaños y 2,7 millones de votos, que representan el 6,9% del apoyo electoral. Se trata de un resultado nada desdeñable, aunque muy inferior al que esperaban sus líderes, que fantasearon con alcanzar entre 60 y 70 escaños. Si comparamos su resultado con el que obtuvieron el resto de la formaciones europeas cuando irrumpieron en sus parlamentos nacionales, la realidad es que Vox llega con menor impacto que sus partidos hermanos.

En nuestro entorno, la Liga italiana sumó un 17% en las legislativas de 2018 y el último sondeo previo a las próximas elecciones europeas le dan un 37%. En Francia, Marine Le Pen alcanzó la segunda ronda de las presidenciales y se enfrentó cara a cara a Emmanuel Macron, logrando el 33,9% de las votos. Por su parte, Alternativa para Alemania se apuntó un 12,6% en las legislativas de 2017. Más al norte y recientemente, el partido Verdaderos Finlandeses quedó en segunda posición al obtener un 17,5% de los votos. También en la tradicionalmente liberal y tolerante Suecia, la derecha nacionalista de los Demócratas Suecos logró un 17,6% de los votos en las elecciones de septiembre del año pasado.

Con la irrupción de Vox, España se suma al «club» de los países con presencia de formaciones con una oratoria extremista. En términos generales, todas ellas abrazan un discurso similar de rechazo a los inmigrantes, exaltación de la unidad nacional, ataque a la UE, oposición a los medios de comunicación tradicionales y uso de mensajes claros y sencillos que no requieren de profundidad. La cuestión ahora es averiguar cuál será el alcance de la formación y si seguirá creciendo, o si por el contrario ya ha alcanzo su techo electoral. Para la experta en comunicación y politóloga Verónica Fumanal, su entrada en el Parlamento hará que el discurso «vire, porque van a poner mociones legislativas en contra del feminismo, de la violencia de género, de la migración... lo que hará desviarse a los partidos contra los que compiten». Eduardo González Vega, experto en Comunicación Política de la UCJC, da por hecho que su comunicación será agresiva: «Cuando no tienes responsabilidades de gobierno, tu comunicación puede ser muy agresiva, forzando tu papel. Una cosa es decir lo que quieres hacer y otra cuando te sientas a tomar decisiones. Entonces, si estás fuera, te va a permitir jugar a la contra y seguir con un discurso agresivo». Los exámenes poselectorales revelan que Vox le quitó 2,1 millones de votos al PP. Según el análisis de Lorente Ferrer para LA RAZÓN, el 51,7% optó por otras alternativas, básicamente las otras dos marcas del centroderecha. Las municipales y autonómicas del 26 de mayo serán el termómetro para conocer el verdadero alcance que tendrá la formación de Abascal. Ese mismo día se celebran las europeas, donde Vox podría consolidar su alianza con el resto de partidos euroescépticos.

Según las proyecciones del Parlamento Europeo, el movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades (ENF) –encabezados por Le Pen, Salvini y Wilders– se situaría como cuarta fuerza en la Eurocámara tras populares y socialdemócratas, que perderían la mayoría absoluta y necesitarían a los liberales. Por el momento, los de Abascal no han anunciado si concurrirán con ellos, pero son muchos los rasgos en común. Habrá, por tanto, que esperar hasta finales de mayo para comprobar si Vox es un fenómeno pasajero para votantes desencantados o ha llegado para quedarse.

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