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Un popurrí preelectoral: debates, agresiones, enanos y novias.

Opinión

Montero cierra campaña en Sevilla
La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, durante su intervención en el mitin de cierre de la campaña electoral de las elecciones del 10 de noviembre, en Sevilla. / Foto: EfePEPO HERRERAEFE

Hoy es, otra vez, la fiesta de la democracia. Llevamos ya tantas que a mí me cuesta distinguirlas y tengo, más bien, la sensación de que ya no es una fiesta sino una rave. Ya no puedo más, de verdad. He ido más veces al colegio electoral que a mi médico de cabecera. Aún así, he vuelto a votar. Esta vez lo he hecho como quien coge un autobús resignado porque sabe que ninguno le lleva a su destino. Así que te conformas con subirte al que más te acerque, convencido de que tendrás que andar de todos modos un buen trecho. En realidad todavía no lo he hecho, porque mientras yo escribo aún no se han abierto las urnas. Pero cuando estéis leyendo esto, ya habré votado. Me adelanto a los acontecimientos, rompo la barrera espacio-tiempo y os digo aquí y ahora que ya he votado. Y será verdad. Lo está siendo. Me lío. A lo que iba.

Que digo yo que con tanta campaña, tanto debate y tanta parafernalia electoral, mejor os preparo una columna ligerita, dinámica, de las de leer con el café y el periódico tranquilamente, después de votar. O antes. O aunque no vayas a votar, que a mí todo me parece bien. Un carrusel de temotes a modo de resumen semanal. Que luego se me quedan cosas que no comentamos y lo llevo fatal. Allá va pues, sin orden ni concierto:

Debate electoral de mujeres.

A mí con esto me pasa como con los concursos solo para mujeres que escriben, mujeres que pintan, mujeres que cocinan. Son cosas para mujeres que hacen cosas. Como si no pudieran hacerlas al mismo nivel que los hombres, compartiendo (y compitiendo) con ellos. Y cuando veo que se celebra como si fuera un logro, se me llevan los demonios. A ver, no. Un logro no es que se organice un debate solo de mujeres y debatan solo mujeres. Eso es lógico. Lo que sería un logro es que en el debate de candidatos hubiese, ya no te digo las mismas, alguna mujer. Eso significaría que un partido tiene una mujer candidata, cosa que no ha ocurrido hasta ahora. A este paso, a fuerza de darnos todo masticadito, como si la genitalidad implicase una merma, acabaremos teniendo el gobierno y, además, un gobierno paralelo de mujeres. Como la mesa de los niños cuando comes en casa de los abuelos, o las fallas infantiles en Valencia. A lo mejor eso no es la equidad de género a la se debería aspirar.

Violenta agresión a una candidata.

Así dicho, ya estarían un montón de asociaciones feministas, de colectivos empoderantes, de gente de bien, echándose las manos a la cabeza y preguntándose en qué estamos fallando como sociedad para que se agreda a una persona por una cuestión ideológica. Tranquilos, no se movilicen. La candidata era de VOX. Me parece indignante todo: que no haya habido una condena unánime por parte de todos los partidos, que las asociaciones feministas no se hayan pronunciado. Pero el colmo, lo que me parece intolerable, es que María Jesús Montero, del PSOE, en el debate de mujeres liquidase esta cuestión con un “es que estáis sembrando odio”. Creo que Montero se equivocó. Tenía que haber condenado sin titubeos esa agresión. No se puede justificar ninguna violencia, y menos desde un puesto de relevancia política. Y menos aún cuando lo haces desde el atril de un debate de género y hablas de la agresión a una mujer, y representas a un partido que se autoadjudica todos los logros del movimiento feminista. Acabáramos.

Keanu Reeves tiene novia.

Lo que me llama la atención de esta historia, aparte de que yo querría ser ella, es que el feminismo está celebrando que Reeves salga con una mujer de 46 años y canas, en lugar de con una jovencita escultural. Lo celebran. A ÉL. A ver, majas, un momentito. Que lo que estáis haciendo es bastante parecido al machismo que decís combatir. Aquí lo que habría que hacer en no celebrar nada, o celebrar los santos cocos de la moza que le da igual ocho que ochenta y no se deja arrastrar por lo que la sociedad (o el heteropatriarcado, que sé que os gusta más) le impone a una mujer de su edad. Lo que está ocurriendo es lo normal (se han enamorado y están juntos). No tiene ningún sentido que pongáis el foco y el mérito en el actor. Y mira que yo a Reeves le pondría el foco, el mérito y lo que me dejara ponerle.

La enana sociópata ucraniana.

Esta historia me viene fascinando desde hace tiempo y esta semana ha tenido el último giro dramático de los acontecimientos, con la aparición de la joven acondroplásica en televisión para contar su versión. Todo empieza cuando en 2010 una pareja adopta a una niña con enanismo y empieza a convertirse su vida en una pesadilla, porque la niña parece que no era una niña (era una adulta con enanismo haciéndose pasar por una niña) y tenía comportamientos preocupantes. Lo típico, amenazas e intentos de asesinato, ya sabéis. A los padres no se les ocurrió otra cosa que abandonarla en un apartamento pagado por ellos y con bonos de comida e irse a otra ciudad a vivir. Y aquí ya es cuando intervienen los servicios sociales cuando un año después la desahucian porque no puede seguir pagando el piso y entonces los padres cuentan su versión y ella dice que no, que de eso nada, que ella era una niña cuando la abandonaron. ¿No es maravilloso cuando la realidad supera a la ficción? De todos modos, mi parte favorita de la historia es que la madre adoptiva era experta en crianza. Es como si a un experto en paellas se le pasase siempre el arroz.

¿Os habéis acabado el café? ¿Sí? Pues venga, vamos recogiendo que hoy toca noche electoral y tendremos que prepararnos para ver qué pasa. Que lo mismo en unos meses estamos otra vez decidiendo a quién votar. Yo no lo descartaría.