Vitamina D
La importancia de no tener déficit de vitamina D para la mujer
La mayoría de las personas que van a leer esta noticia tienen déficit de Vitamina D y no lo saben, eso es lo peor… el desconocimiento que tiene la mayor parte de la población
Estamos sufriendo casi una pandemia de déficit de Vitamina D. Y no debemos tomarlo a la ligera, porque esta vitamina es esencial para nuestra salud. Algunos ya la catalogan como una hormona por las funciones que desempeña en nuestro organismo. Antonia González, bióloga/embrióloga de Psicofertilidad Natural, aporta las claves para comprenderlo.
La mayoría de las personas que van a leer esta noticia tienen déficit de Vitamina D y no lo saben, eso es lo peor… el desconocimiento que tiene la mayor parte de la población.
El déficit de vitamina D afecta a nuestros huesos, aumentando la probabilidad de sufrir osteoporosis y la fractura del hueso. Pero cada vez hay más estudios que nos muestran que la Vitamina D juega un papel importante en muchos otros procesos, como por ejemplo el que tengamos un sistema inmunológico fuerte y sano.
Los niveles que la organización mundial de la salud recomienda son 30 ng por ml de sangre, pero los profesionales que manejamos a diario análisis clínicos estamos viendo que el nivel óptimo para tener una buena salud hormonal, nerviosa e inmunológica sería tener alrededor de 50 ng por ml.
Cuando pensamos en la vitamina D pensamos en el sol, y así es, la mayoría de la vitamina D que producimos es gracias al astro rey, pero también podemos absorberla, en menor medida, a través de los alimentos.
Cualquier persona podría pensar que al estar en España, el país del sol, difícilmente las españoles tendrán déficit, ¿no? Pues no es así, más del 90% de las mujeres que pasan por mi consulta tienen déficit de vitamina D y en el 50% de los casos, déficits severos. Y lo más sorprendente es que no lo sabían, y cuando han empezado a buscar el embarazo y hemos empezado a estudiar su caso y a pedir análisis, es cuando lo hemos descubierto, por lo que no sabemos desde cuando esas mujeres tienen las deficiencias, y hasta ese momento, tampoco sabemos hasta dónde ha influenciado este problema en su salud hormonal.
Y ahora la pregunta sería, ¿por qué está sucediendo esto? Por varias razones, la primera (aunque parezca mentira) es que no nos da el sol, porque trabajamos en lugares cerrados, nos movemos en coche, metro, autobús... y ahí es difícil que podamos estar en contacto con el sol. Pero además, vamos vestidos y esto no nos ayuda, claro. Y cuando nos exponemos al sol, nos ponemos cremas de protección, lo que hace que tampoco podamos nutrirnos de Vitamina D. Esto no significa que no debamos usar cremas protectoras, sino que podemos dejar que el sol entre en contacto con nuestra piel unos 20 minutos cada día sin protección, a las horas menos dañinas, para así poder empezar a tener unos niveles básicos de vitamina D.
Por otra parte, en la península ibérica, tanto en invierno como en el otoño, por la inclinación de los rayos del sol cuesta más absorber la vitamina D, y es en primavera y en verano cuando realmente podemos mejorar nuestros niveles de manera natural. Así que tendríamos que plantearnos suplementar a la población, sobre todo es ciertas épocas del año.
Como en tantas otras cosas nos estamos alejando de la naturaleza y de sus ciclos, y esto tiene sus consecuencias, por supuesto, para nuestra salud.
Aunque la vitamina D es famosa por su importancia para los huesos, también hemos de saber que la necesitamos para muchísimas otras funciones. Yo soy experta en salud hormonal y fertilidad, y esta vitamina es importante para aquellas mujeres que están buscando embarazo, ya que se han publicado estudios en los que se demuestras que las mujeres que tenían déficit tenían menos tasa de implantación del embrión. Pero además también mejora el síndrome de ovario poliquístico (SOP), desequilibrio hormonal que padece una parte importante de la población femenina en nuestro país. Pero eso no es todo, tiene un papel fundamental en la integridad de la pared intestinal, y si queremos estar sanos, hemos de tener un intestino perfecto. Porque es en el intestino donde se forma la mayoría de nuestro sistema inmunológico y parte del trabajo del sistema nervioso y por supuesto se absorben los nutrientes que ingerimos con los alimentos, por lo que si tenemos una pared intestinal que no absorbe estaremos provocando más déficits de otras vitaminas y minerales.
Y aún hay más, porque la vitamina D es estrictamente necesaria si queremos tener una tiroides equilibrada, y sobre todo si la persona padece problemas autoinmunes, o lo que es lo mismo, tiene anticuerpos que atacan al tejido de la tiroides.
En el hombre, también es importante para su salud reproductiva, ya que bajos niveles afectan a la calidad del esperma. Y todo, absolutamente todo lo dicho está respaldado por estudios científicos. Pero es que estamos en proceso de descubrir muchas más virtudes de la vitamina del sol, como por ejemplo su relación con el dolor crónico, el cáncer… y dentro de poco sabremos mucho más al respecto.
¿Y cómo podemos evitar sufrir este problema?
Lo primero hay que medir la vitamina 25OHD3 en sangre, y según los valores obtenidos suplementar. Y además debemos tomar el sol, sin protección solar, durante 20 minutos, exponiendo la mayor cantidad de piel de nuestro cuerpo, o al menos, brazos, piernas y cara.
Y una pequeña parte de la vitamina D que tenemos en sangre podemos obtenerla de la alimentación: pescados azules, crustáceos y huevos. Pero si nos basamos solo en la alimentación y no tomamos el sol a diario, seguiremos teniendo déficit.
Y en los meses de otoño e invierno lo más práctico es medirla y suplementar, siempre bajo el control de un experto, por supuesto.
En resumen, analizar los niveles de vitamina D en sangre debería ser parte del protocolo de todo profesional de la salud para prevenir muchísimas patologías y mejorar la calidad de vida del paciente.
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