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Día Internacional de la Mujer

Alberto Weisman, psicólogo: “El feminismo actual es mesiánico. Se cree poseedor de la verdad"

El psicólogo cree que “Reúne los elementos de una religión sectaria. Tras el velo de la tolerancia se encubre el deseo de un mismo fin para todos, o sea, pensamiento único

Alberto Weisman, psicólogo: “El feminismo actual es mesiánico. Se cree poseedor de la verdad"
Alberto Weisman, psicólogo: “El feminismo actual es mesiánico. Se cree poseedor de la verdad"larazon

Alberto Weisman se define como ‘Psicólogo en el exilio’, pero no en el físico sino en el ideológico. De hecho oculta su verdadero nombre porque ‘lo que yo pienso hoy día va tan en contra de la corriente que si dijera con mi nombre lo que de verdad veo en la sociedad a través de años de consultas en mi clínica, sería un apestado’.

Alberto Weisman se define como ‘Psicólogo en el exilio’, pero no en el físico sino en el ideológico. De hecho oculta su verdadero nombre porque ‘lo que yo pienso hoy día va tan en contra de la corriente que si dijera con mi nombre lo que de verdad veo en la sociedad a través de años de consultas en mi clínica, no vendría casi nadie a verme, sería un apestado ya que no son buenos tiempos para llevar la contraria al pensamiento único que vivimos y que todo lo impregna y con tintes muy dictatoriales. En el momento en el que dices que el rey está desnudo estás fuera, proscrito, facha, machista, fascista y una serie de insultos que ya no te dejan seguir argumentando’. No obstante él no decae y accede, eso sí, desde el “exilio” autoimpuesto ideológico, a contestar a algunas preguntas.

-Llega el 8 de marzo y la manifestación se presenta un año más como un hito histórico y desde hace casi dos semanas se habla de ello. ¿Qué ha pasado con este movimiento que tiene tanto ruido?

-La clave para entender este movimiento es que no se trata de un hito histórico ni es espontáneo sino que está fabricado, es de diseño y con apoyo estatal. Por eso tiene ruido, porque recibe subvenciones y los colectivos que se lucran de ello se encargan de hacer propaganda. También se compra su publicidad en los medios de comunicación. Es lo que se llama ingeniería social, es decir, una especie de experimento psicológico de masas (con personas de verdad) cuyo objetivo es generar conflicto entre hombres y mujeres, todo ello adornado del noble motivo de la igualdad. Pues nadie duda ya que mujer y hombre tengan los mismos derechos y deben tener las mismas oportunidades.

Comúnmente las personas que salen a manifestarse por causas como esta no saben que operan bajo cuerda instituciones europeas y mundiales que tienen su propia agenda. Son instituciones que conocen muy bien la psicología humana y se aprovechan de la necesidad de un determinado colectivo. Tras problemas sociales como el tema de la igualdad de oportunidades se esconde una estrategia que usa la igualdad para un propósito que nada tiene que ver con ella. El objetivo es igualar en todos los aspectos a ambos sexos y no sólo en las oportunidades. Lo que se pretende es ridiculizar y cuestionar que el hombre es complementario de la mujer y viceversa. Se elabora un discurso de confrontación en vez de crear un ambiente de complementariedad y colaboración, lo que es muy distinto a propiciar igualdad de oportunidades. El 8 de marzo está orquestado por mentes que desean romper la convivencia natural entre sexos.

Para entender esto hago una breve referencia a otro ejemplo de ingeniería social tendente a la división: el independentismo catalán que, más allá de la necesidad de defender la autonomía geográfica, lo que pretende es la división entre catalanes y españoles.

El hecho de que estos movimientos gocen de apoyo estatal da cuenta de la intención: divide y vencerás es el principio que aplican. De esta manera, los inocentes manifestantes caen en la trampa porque son ignorantes de que se les usa. Es decir, mientras estos movimientos utilizan la necesidad de las personas, lo que se consigue a otro nivel es el enfrentamiento entre los propios ciudadanos. La finalidad última es afianzar el Estado como mediador en la toma de decisiones cotidianas, desarmar al individuo y dividir a la ciudadanía haciéndola débil y manipulable.

-¿España es un país donde las mujeres estamos en serio peligro porque nos matan? ¿Estamos en una clara desventaja frente al hombre?

-Las mujeres son asesinadas a manos de sus parejas, sí. Es un hecho deleznable que la propia ley de violencia de género pretende erradicar pero paradójicamente generando conflicto, en vez de impulsar a hombres y mujeres a la convivencia complementaria y pacífica. Es curioso cómo, en un tema tan delicado que concierne también a los hijos, la ley reprime, los interlocutores se introducen en diálogos de besugos la mayor de las ocasiones violentos, nada lógicos y basados en arrebatos sentimentales, sin llegar a acuerdos. No se habla de alternativas de convivencia. Por lo tanto el elemento que pone en peligro a las mujeres y a los hombres es la propia ley. Esto lo saben muy bien quienes las dictan.

Matar es el culmen de la violencia, por lo tanto, igual que hace unos años escuchábamos como argumento -a colación del independentismo- el capcioso lema de ingeniería social “España nos roba”, en estos movimientos se usa a veces el lema “los hombres matan”. Se aplica el mismo sistema de propaganda. Lo último que les preocupa a los legisladores es que la violencia se acabe pues su misión es que no decaiga la confrontación. La causa de la violencia no es el sexo masculino, tampoco el femenino. El sexo no es la causa de la violencia, como se quiere hacer creer para generar una situación de peligro y amenaza permanente. Pero sin confrontación no hay espectáculo de odio, no hay tensión. Cuando no somos conscientes de esta trama psicológica que subyace al movimiento social feminista, entonces los hombres por definición de su sexo se convierten en verdugos y las mujeres en víctimas. Los roles de víctima y verdugo son exprimidos y aprovechados hasta la saciedad y generan en las personas una sensación de que se lucha contra algo, contra alguien, lo que alivia la tensión pero no la resuelve. Parece que a nadie le interesa que la lucha acabe.

-Hablemos del patriarcado. Dicen que es el principal causante de todos los males junto al capitalismo. Esto suena más a política que a feminismo...y sobre todo suena explicación poco solvente, muy endeble...

-El patriarcado es causa sólo a un nivel muy superficial. Al feminismo le convienen explicaciones simples, desligadas de otras razones más profundas. De hecho el feminismo, en sus argumentos, trata a mujeres y hombres como niños tontos, con dogmas obtusos y sofismas que, cuando se contradicen, generan beligerancia y ataque a las personas que osan contra-argumentar. Son tan frágiles los argumentos que, cuando la falta de lógica llega a su fin, entonces, se entra en etiquetar al otro de machista o totalitario. Lo que revela que la esencia del propio feminismo es rígida y tiránica en sí.

Es una simpleza concluir que la causa de los males es el patriarcado dado que el sistema mantiene de manera constante dos niveles: el manifiesto (lo que se ve) y el oculto (lo que no se ve). Las feministas, cuando hablan de patriarcado, confunden a las personas deliberadamente pues sólo hablan de lo que se ve. Tras eso que se llama patriarcado, el escenario, hay un obscenario político del que las propias feministas son cómplices sin saberlo y lo encubren.

-¿Hay una ideología que quiere destrozar la familia porque esta es un sistema de cohesión muy potente frente al Estado?

-Efectivamente, la familia es un sistema de cohesión que, cuando tiene vínculos de amor, es fuerte y sólido. Es como una frontera ante el mundo que vela adentro por la seguridad y la claridad. Los roles están definidos, hay autoridad positiva en los padres, los hijos crecen, se regulan y aprenden a ser personas. Sí. La familia es un peligro para el marxismo cultural. Bien lo saben los teóricos de la Escuela de Frankfurt. Esta es la ideología que hay detrás de la ruptura de la familia. Como hemos dicho antes, bajo lemas de igualdad y libertad –que insisto son nobles razones- estos motivos se utilizan para otros propósitos que las personas no ven: se hace propaganda del aborto, se ceba el conflicto entre hombres y mujeres, se fomenta el individualismo y se normalizan las parejas sin hijos.

Cuando una sociedad pierde la estructura de la familia unida de verdad, el Estado se encarga de hacer creer que la familia es el universo mismo. Esta es la pretensión de la Nueva Era que convive silenciosamente con el feminismo a modo de falsa filosofía de cohesión. En vez de fomentarse la unión en las familias cuando están desestructuradas, se está apostando por un concepto de lo moderno asociado a transgresión... como si la familia fuese poca cosa y una rémora del pasado, algo que es deseable transcender. Una sociedad sin familia unida es débil. El propósito último del marxismo cultural es que haya un Estado omnipresente, mediador de cada decisión individual, el fin de la privacidad y el criterio propio.

-Hay una manera de avanzar que es desde la propia conciencia individual, pequeños gestos a diario como, para empezar, cuestionarte todo lo que te cuentan, tener presente que debes practicar un pensamiento crítico, educar desde la razón y no la emoción y tener siempre muy claro que las cosas jamás son blancas y negras y que existen muchos matices pero no parece que vivamos los mejores tiempos para ello. Como bien explica usted, en el momento que las voces que están en desacuerdo así lo expresan surge el insulto como argumentación. Hay muchas personas que esto no lo soportan y finalmente, calllan. Esto es algo muy negativo para una sociedad porque se elimina la capacidad de pensamiento crítico, diverso en favor del único y, además autoritario.

-Recuperar esta sensibilidad es el elemento que da, no la ventaja, sino el equilibrio. Curiosamente nuestra cultura y nuestras leyes promueven la anestesia a la rabia, han cercenado la propia responsabilidad y el auto-cuidado inhibiendo el propio instinto de protegernos y defendernos, bajo la creencia ilusa de que alguien, por ser mi pareja, se va a portar bien conmigo. Las mujeres no están en desventaja cuando comprenden que previenen la violencia poniendo límites en el primer instante en que sienten daño. También pueden hacerlo los hombres. Los estudios sobre violencia en las familias dan cuenta de que las personas toleramos en exceso la violencia y no somos sensibles a ella. La desventaja nunca se da por razones de sexo sino por mentalidad. Más nos vale aprender a descifrar el perfil psicopático y violento de quienes tenemos a nuestro alrededor, independientemente de su sexo. Por mucho que una ley proteja, si la mentalidad de una persona vulnerable a la violencia no cambia, no puede haber equilibrio interno.

-Curiosamente este movimiento reclama que no se tutele a las mujeres pero ellas quieren tutelar a las demás que no piensan como ellas. ¿No es una tremenda contradicción?

-El feminismo cae en contradicción cuando plantea que el patriarcado y el capitalismo son las causas del mal pero la solución que plantea sigue siendo de cariz patriarcal: que sea el Estado quien intervenga para resolver. O sea, se pretende cambiar el collar del perro patriarca creyendo que el perro no está cuando, lo que ha sucedido, es que el perro patriarca ha crecido de tamaño. Si el Estado hace la función de mediador y de padre, crece el Estado cuyo alimento es el mismo capitalismo del que el feminismo se lamenta.

Igualmente el feminismo se manifiesta mesiánico. Se cree poseedor de la verdad, de la redención de las mujeres a través del dogma del hombre como enigma a educar o extirpar. Reúne los elementos de una religión sectaria. Tras el velo de la tolerancia se encubre el deseo de un mismo fin para todos, o sea, pensamiento único. Genera una cultura de queja, inventando causas que aumentan el problema que inventa.

En conclusión, la pretensión feminista es vana. Más allá de esta ideología ruidosa de conflicto colaboramos con el bien común en la familia al hacer consciente que padres, madres e hijos unidos en el corazón son invencibles.