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Carmen Osorio: “La muerte perinatal y neonatal es una realidad dura y silenciada”

Carmen dio a luz a su cuarto bebé muerto (su primera hija) dos meses antes de que tuviera que nacer

La periodista Carmen Osorio posa con uno de sus cuatro hijos. Las próximas navidades recibirán al quinto miembro de su preciosa y numerosa familia
La periodista Carmen Osorio posa con uno de sus cuatro hijos. Las próximas navidades recibirán al quinto miembro de su preciosa y numerosa familialarazon

Octubre, ese mes en el que tendría que celebrar el cumpleaños de tres de mis cuatro hijos. Pero no, sólo celebro y pongo velas este mes para el primero y para el segundo, porque hace un año descubrí que en octubre se recuerda a todos esos bebés que se han ido antes de tiempo. Porque Carmen, mi cuarto bebé y primera hija, se fue así, antes de tiempo, dos meses y medio antes de nacer cuando le tocaba y de una forma muy distinta a la que tenía que hacerlo: lo hizo sin llorar y sin abrir los ojos. Y así descubrí una realidad de la maternidad que no sabía que existía.

¿En serio se mueren los bebés? Pues sí, se mueren. No es exactamente que no lo supiera, es que creí que era algo muy infrecuente, que no pasaba casi nunca. Pero la realidad es que uno de cada 250 bebés mueren dentro del vientre sus madres a partir de la semana 22 de gestación o en los día siguientes a su nacimiento. Sí, cuando ya has notado a tu hijo moverse dentro de ti, cuando ya sabes su sexo, cuando puede que ya tengas hasta su nombre y hayas preparado cosas para recibirlo en casa, incluso cuando ya le hayas visto su rostro y hayas escuchado su llanto.

En nuestra casa, una habitación pintada de rosa nos recuerda que tuvimos una hija de la que no pudimos disfrutar. Ocurre, aunque no esperes que te vaya a suceder a ti. La gente cree que recordar a nuestros bebés nos hace daño, parece que mencionarlos es un tema tabú. Como han estado sólo dentro de nosotras es como si no hubieran existido. Y eso realmente es lo que nos hace daño, obviar que vivieron, aunque fuera tan poco tiempo, eso es lo que de verdad no nos suele ayudar. A mí me gusta hablar de Carmen, ya no lo hago con ese dolor tan desgarrador que me hizo sentir en el que me sumió su muerte. Y aunque sigue escociendo, necesito y quiero darle su sitio. No puedo hacerlo de otra manera. Y creo que no debería hacerlo de otra forma. Existió, dejó huella en esta familia.

No quiero olvidar que la tuve conmigo durante meses, no quiero olvidar los minutos que la tuve en brazos y la paz que ese momento me dejó, no quiero olvidar que salió de mi cuerpo como sus hermanos, aunque en el más absoluto silencio. No, no quiero porque, a pesar de no saber cómo sería su llanto, ni su sonrisa, ni su color de pelo... una madre nunca olvida. Una madre sabe cuándo debería estar celebrando el cumpleaños del hijo que no está, una madre sabe cuándo estaría empezando a caminar, con qué otros niños de su edad estaría jugando. Una madre lo es desde antes de que nazca su bebé y ya imagina una vida entera con ese hijo.

La muerte perinatal y neonatal, que es la que recordamos este mes, es una realidad dura y silenciada. Dura por lo que conlleva perder un bebé, cualquier padre o madre puede entender lo terrible que es vivir una experiencia así, y dura porque deja una huella para siempre. Y silenciada porque no se habla de ella y a esos bebés no se les reconoce si no nacen con vida. Es como si ese parto, como si ese ser humano no hubiese pasado por el mundo. Duele ver que no hay siquiera un papel que reconozca que Carmen existió, solo uno del hospital en el que hablan de recién nacido muerto. Y yo aún tuve suerte y guardo las huellas de sus pies sobre una cartulina que el personal médico se encargó de darme en una muestra del más absoluto cariño hacia esos bebés que nacen sin vida.

Eso queremos y eso pedimos, tener algo que nos recuerde su tiempo con nosotras. Que nuestro entorno no haga como si nada hubiera pasado. Son bebés que nacieron de una forma que nadie quiere, que nadie espera. Pero vivieron dentro de nosotras y nacieron de nuestro cuerpo. Sin ruido, pero dejando un vacío enorme. Y queremos recordarles siempre. Tampoco podríamos olvidarles.

Carmen Osorio es periodista, Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras años trabajando en distintos medios de comunicación, donde ejerció también como presentadora. Sin desvincularse del todo de los medios tradicionales, su blog y las redes sociales que lo acompañan son su principal proyecto laboral. Además es madre de 4 hijos, 3 en la tierra y Carmen, en el cielo. Para las próximas navidades espera su quinto hijo del que no ha querido saber su sexo. Es autora del famosísimo blog No soy una drama mamá y acaba de publicar con la editorial Zenith (Grupo Planeta) un libro, Mamá sin dramas, sobre sus experiencias maternales.

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