Recetas

¿Comer bien?, ¡seguro!

Saber interpretar las etiquetas de los alimentos hará que comamos mucho mejor y, en consecuencia, tengamos mejor salud

¿Comer bien?, ¡seguro!
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De un tiempo a esta parte, los consumidores nos preocupamos cada vez más de nuestra alimentación. No se trata de una moda pasajera. Numerosos estudios ponen de relieve una y otra vez que la alimentación, la buena alimentación, influye de manera positiva en nuestro bienestar general, en la prevención de ciertas enfermedades y en la salud cardiovascular.

De un tiempo a esta parte, los consumidores nos preocupamos cada vez más de nuestra alimentación. No se trata de una moda pasajera. Numerosos estudios ponen de relieve una y otra vez que la alimentación, la buena alimentación, influye de manera positiva en nuestro bienestar general, en la prevención de ciertas enfermedades y en la salud cardiovascular.

Nos preocupa, y somos cada vez más Consumidores Conscientes. Sabemos que no es bueno abusar de la sal, ni del azúcar, ni de ciertas grasas, porque así nos lo dice la propia Organización Mundial de la Salud. Tenemos claro, también, que los llamados alimentos ultraprocesados son una bomba silenciosa nada saludable. Este mismo año, sin ir más lejos, se ha publicado un estudio en Cell Metabolism que confirma que, incluso a iguales cantidades de nutrientes, sodio o fibra que otros alimentos no procesados, estos alimentos nos hacen engordar más y aumentan nuestra grasa corporal. Una de las razones que ayudarían a explicar esta relación es que cuando consumimos una dieta basada en productos no procesados se incrementa una hormona responsable de suprimir el apetito y viceversa. A esto se une que este tipo de comida es generalmente más fácil de comer (de masticación más sencilla, más suave...). Es decir, tendemos a comer más cantidad cuando el alimento es así. Sin olvidar que también hay otros estudios que los relacionan con diferentes enfermedades.

Entonces, ¿podemos evitarlos? Parece fácil, pero no lo es tanto. Todos podemos identificar que un bollo industrial puede ser un alimento ultraprocesado, igual que una pizza precocinada o una salsa envasada. Sin embargo, ¿qué diríamos si nos preguntaran por un yogur, unas lonchas de jamón york o un zumo en tetra brick (incluso si anuncia a bombo y platillo que es un producto ‘sin azúcar añadido’)? Pues resulta que muchos de ellos son también ultraprocesados, ya que cuentan en su composición con una serie de elementos que, o bien no son de uso culinario común (como caseína, suero de leche, hidrolizado de proteína o proteínas aisladas de soja), o no están presentes de forma natural en los alimentos. Estos productos además, suelen caracterizarse por su falta de fibra y la presencia, en algunas ocasiones, de ciertos aditivos como el dióxido de titanio, entre otros, o emulsionantes que se han relacionado con algunos trastornos metabólicos.

Y ahí está el verdadero problema: muchas veces no sabemos identificar bien los alimentos. Muchos de los que consideramos ‘sanos’, o peor aún, que nos venden como sanos, resultan ser ultraprocesados también, contener niveles de sal o azúcar por encima de lo recomendado, o incluso llevar en su composición cantidades ridículas de, por ejemplo, fruta si hablamos de una bebida con apariencia de zumo, o carne si hablamos de un embutido. Hagan la prueba y lean detenidamente la ficha de ingredientes de estos alimentos para cerciorarse.

Pero esto tampoco es fácil. La mayoría de nosotros no sabemos leer esas etiquetas y nos dejamos llevar sin embargo por los eslóganes en los que se anuncian como ‘healthy’ o ‘light’ y que contribuyen a la confusión (cuando las más de las veces esos productos no son ni sanos ni ligeros).

La mejor alternativa es el consumo de alimentos frescos que cocinemos nosotros mismos con ingredientes naturales. Es cierto que la vida urbana y las prisas dificultan esta práctica. Pero no desesperemos, también hay opciones en el supermercado, en conserva o frescas envasadas, que sí son lo que dicen ser y resultan fáciles de preparar. Para distinguir el grano de la paja nada más sencillo que la tecnología que viene al rescate en forma de aplicación. La app de El CoCo (disponible gratuitamente para iOS y Android), por ejemplo, es tan efectiva como sencilla de utilizar. Solo hay que escanear el producto con nuestro móvil y el sistema nos dice, con un sencillo código de colores y números, si ese producto alimenticio es o no recomendable. Es la única aplicación del mercado, actualmente, que nos ofrece el grado de procesamiento de los productos e identifica de manera clara a estos ultraprocesados.

Y sin embargo, no pretendemos decir a nadie qué debe o no comer. A todos nos puede apetecer un plato de pasta instantánea o unos cereales de desayuno llenos de azúcar en un momento dado. Recordemos que todo lo que encontramos en el supermercado ha pasado, en teoría, los controles sanitarios y de adecuación correspondientes. El problema es no saber que estamos consumiendo este tipo de productos y basar la mayor parte de nuestra dieta en alimentos no saludables.

Animamos desde aquí a una dieta equilibrada y consciente. A primar los ingredientes naturales y a rechazar los ‘poco claros’. Solo así conseguiremos que la industria alimentaria aumente su transparencia y se preocupe por ofrecernos alternativas, de verdad, saludables.