Alcohol
El origen farmacológico del Gin Tonic y las dolencias que podría tratar
Tanto la ginebra como la tónica fueron formuladas en un principio como medicamentos para tratar distintas dolencias
Algunos de los artículos más comunes en los estantes del supermercado solían ser remedios para varias dolencias y enfermedades. Por ejemplo, el kétchup no siempre se vendió como un condimento, sino que a principios del siglo XIX se vendía como un antidiarreico. Sin embargo, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. prohibió su comercialización de esta manera, Jhon Heinz adaptó su modelo de negocio y comenzó a venderlo como un condimento.
Algo parecido ocurrió también con la Coca-Cola, que en un primer momento se comercializaba como un remedio para todo. Desde curar jaquecas o depresiones, hasta aumentar la libido. Aunque era principalmente un "tónico cerebral y estimulante nervioso", que servía como remedio para los dolores de cabeza, las neuralgias, la histeria, etc. Básicamente, prometía aliviar todo tipo de enfermedades nerviosas. Ni que decir tiene que, 135 años después, ya no se le atribuyen estos beneficios médicos. Aunque tiene el consuelo de ser considerado el refresco más exitoso del mundo… que tampoco está nada mal.
Otro ejemplo curioso de un producto común formulado inicialmente como un remedio para multitud de dolencias y que hoy es absolutamente esencial en la carta de cualquier coctelería es el caso del Gin Tonic… o más concretamente, de la ginebra y la tónica, que son los dos ingredientes esenciales de este cóctel. Ambas bebidas fueron formuladas, en un primer momento, como un fármaco.
La ginebra fue la creación de unos monjes holandeses del siglo XII con la que buscaban combatir la peste bubónica. "Cuando la Peste Negra asoló Europa, se creía que el enebro podía ser la cura milagrosa", explicó Lesley Jacobs Solmonson, autor del ensayo historiográfico “Historia Universal de la ginebra”. Lo cierto es que no era un antídoto efectivo contra la enfermedad que diezmó la población europea en un 70%. Sin embargo, unos siglos más tarde de su primera formulación (en el siglo XVII), el profesor Franciscus Sylvius seguía utilizándolo como medicamento digestivo, para solucionar o paliar los problemas estomacales.
La tónica -por su parte- fue la solución que encontró un relojero suizo aficionado a la farmacia llamado Jacob Schweppe, para prevenir la malaria. El ingrediente principal de su invento fue la quinina, un compuesto que se obtiene de un árbol característico de los Andes peruanos llamado “quino” o “cinchona”, que los Incas ya utilizaban para combatir el paludismo. Además de la tónica, a Schweppe también se le reconoce la invención de un sistema para introducir burbujas de dióxido de carbono en el agua envasada en botellas. No hizo falta mucho tiempo para comprobar que, al juntar estos dos productos, el resultado era exquisito.
Aunque existen varias versiones para explicar el nacimiento del “gin tonic”, la teoría más aceptada es que fueron los soldados británicos destinados en la India quienes, preocupados por contraer la malaria, empezaron a disfrazar el amargor de la quinina de la tónica con un chorrito de ginebra. Con el tiempo, este cóctel se popularizado tanto que hasta hay una celebración mundial con su nombre: el 19 de octubre, Día Internacional del Gin Tonic.
En resumen, podemos decir que el Gin-Tonic, además de ser una bebida espirituosa de lo más deliciosa, también es una creación holandesa-peruana que podría ayudarnos a combatir la peste bubónica, mejorar nuestra digestión y -además- protegernos frente a la malaria.
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