Familia

“Ser madre me dio otra visión de los tiempos y la importancia de planificar las tareas”

Madres emprendedoras

“Ser madre me dio otra visión de los tiempos y la importancia de planificar las tareas”
“Ser madre me dio otra visión de los tiempos y la importancia de planificar las tareas”larazon

Laura M. Mollá Enguix es abogada y socia en GMR Management y Servicios Jurídicos SL, consultoría estratégica de empresas. Es madre de dos hijos, una niña de 12 y un niño de 9. Además es escritora, tanto de ficción (www.lasnovelasdelaura.com) como de manuales y artículos para publicaciones jurídicas. Creó su empresa en 2004. La inversión fue privada: “Nuestro crecimiento ha ido ligado a los fondos propios generados por nuestra actividad de Consultoría y management empresarial, así como por los servicios jurídicos prestados”.

-¿Cómo se organiza en el día a día para trabajar? ¿Necesita ayuda?

-A pesar de lo que me contaron, para mí es más complicado organizarme ahora que son más mayores. Cuando eran más pequeños tenía más recursos para los períodos no escolares (escuelas de Navidad, Pascua o verano). Según van creciendo, estas opciones (que generalmente son privadas, puesto que las administraciones públicas dan pocas facilidades a las madres autónomas), van desapareciendo, y mis hijos pasan mucho tiempo en mi despacho. ¡Creo que tal vez consigan impregnarse de nuestro espíritu emprendedor!

Por eso la organización de mí día a día ha ido variando para adaptarme a las necesidades de “nosotros”. Y por “nosotros” incluyo tanto a mi familia como a los requerimientos de los clientes, que son los que mantienen viva la motivación diaria para continuar con mi labor profesional.

Esto me lleva a madrugar mucho. Me levanto a las 6 para hacer yoga y me marcho sobre las 7,30 al despacho. Aprovecho mucho estas primeras horas y el mediodía, puesto que es un momento del día en el que el teléfono y el correo electrónico están mas tranquilo y así salir a una hora razonable del despacho. Cuando nació mi segundo hijo empecé a implantar en el despacho un horario más adaptado a los usos europeos, comiendo en la oficina y saliendo a las 18h. A pesar de ello, sigo necesitando ayuda, sobre todo en los períodos de vacaciones escolares, que no están adaptados a los requerimientos que las madres emprendedoras necesitamos. Aquí hay que contar con el apoyo de familiares y/o amigos para combinar esta profesión con la educación de los niños.

Mi marido y yo hemos conseguido formar un tándem bastante equilibrado para ocuparnos de la “logística” familiar, de modo que él se ocupa de las mañanas hasta llevarlos al cole, y yo me ocupo de las tardes. No obstante, la profesión a la que nos dedicamos nos obliga a ser bastante flexibles para adaptarnos ya que no hay dos días iguales. En casa tengo ayuda un día a la semana, y como los niños comen en el cole, nosotros tenemos un restaurante cercano que nos prepara comida saludable para llevarnos al despacho. Con el tiempo he aprendido que no se puede llegar a todo.

-¿Cree que las pymes o autónomas son las grandes perjudicadas en cuestiones impositivas?

-Sí. Las cargas impositivas, y la burocracia administrativa supone que muchas personas prefieran trabajar en la economía sumergida antes que cumplir con las imposiciones legales. Quizá los nuevos cambios en la reforma para los autónomos reduzca esta situación.

-El hecho de ser madre, ¿le aportó mayor valor a la hora de emprender su negocio?

-Quizá más valor no, pero sí a mejorar algunos aspectos de mi forma de trabajar. Si bien siempre he sido una persona muy organizada, el ser madre me dio otra visión de los tiempos y la importancia de planificar las tareas. Las circunstancias que rodean la maternidad me han dado herramientas muy valiosas, como la capacidad de adaptarme a los cambios de un modo más rápido, y es que los hijos no tienen los mismos requerimientos cuando son más pequeños, que cuando van creciendo y empiezan a tener otras necesidades, (tanto formativas como para relacionarse con su entorno). Lógicamente esto también se traslada al campo profesional.

-¿Cree que las mujeres que trabajan siguen teniendo doble carga con respecto a los hombres?

-Sí, lo es, aunque no queramos reconocerlo y pensemos que el solo hecho de decirlo en voz alta va a hacer que nos etiqueten negativamente. Sigue sin producirse un cambio social en el rol de las madres y, pese a que muchas de nosotras hemos apostado por nuestras carreras profesionales trabajando fuera de casa, muchos hombres no han entrado todavía en ella. Esto hace que el mayor peso de las obligaciones domésticas siga siendo asumido por nosotras, provocando que cuando se acaba la jornada laboral tengas que incorporarte a la jornada doméstica. Este tipo de obligaciones no son reconocidas y lleva a un agotamiento mental que provoca que muchas mujeres tengan que abandonar sus objetivos profesionales para asumir el rol de cuidadoras que nos otorgaron hace años.

Es cierto que hemos ganado en derechos frente a generaciones anteriores, pero seguimos cargando con el mayor peso de las tareas domésticas, y esto obliga lleva al agotamiento, el desaliento y la frustración. Cuando hablo de tareas domésticas no me refiero solo a compra, plancha, limpieza, etc.., sino también a las microgestiones diarias que implica tener hijos y que suponen que tu mente tenga que estar en varios sitios a la vez, lo que evidentemente no es nada productivo. Situaciones nimias como pueda ser llevar a un niño a un cumpleaños o a una excursión, desgastan más que el trabajo del despacho.

-¿Qué opina de la “conciliación”?

-En mi opinión, la pretendida conciliación enmascara una doble jornada laboral y una renuncia de derechos personales. Es cierto que nuestra normativa laboral intenta garantizar el “derecho” del trabajador a reducir su jornada sin pérdida de derechos y/o prestaciones, para poder ocuparse del cuidado de un familiar. Sin embargo, la realidad de la situación, a tenor de las estadísticas, es que éstas son medidas a las que se acogen principalmente las mujeres y el hombre que pretende tener un horario más racional es visto con malos ojos por sus superiores y/o compañeros. (Para ellos, recomiendo leer PapiConcilia Directivos. Una ebook gratuito en el que algunos directivos de grandes compañías han recogido sus experiencias. Puedes encontrarlo en www.papiconcilia.com )

Para mí, conciliar no es solo reducir jornada laboral para ocuparse de los hijos, sino la posibilidad de que cualquier trabajador sea capaz de equilibrar realmente su vida personal (no supeditada únicamente al hecho de tener hijos) con la profesional. Está demostrado que las personas que logran este equilibrio, no solo son más felices y enferman menos, sino que son más productivas, lo que lleva aparejado que sean mejores trabajadores.

No creo que la solución sea estrictamente legal, sino cultural. La tecnología ha mejorado las condiciones de muchos puestos de trabajo, de modo que debemos cambiar una cultura de trabajo muy presencialista, por una actitud más eficiente, siendo más productivos cuando estamos en nuestro puesto de trabajo para estar después más “presentes” en nuestras vidas personales.

El concepto “conciliación” tradicional va ligado culturalmente al cuidado de los hijos. Si esto es así, para mí, el concepto debería ser el de “corresponsabilidad”. Las obligaciones de educación y cuidado de los hijos, las tareas domésticas, y el mantenimiento del hogar debe ser realizado por ambas partes de la pareja, de modo que no solo las mujeres nos hayamos ganado el “derecho” a trabajar fuera del hogar y perseguir nuestras aspiraciones profesionales, sino que el hombre se ocupe también de las tareas compartidas que he enumerando anteriormente.

Se trata de que exista un verdadero cambio cultural, para que la conciliación permita realmente el equilibrio, y hablemos de corresponsabilidad en el resto de tareas voluntariamente asumidas, sin tener que renunciar a tener hijos, o a nuestras aspiraciones profesionales. Y eso empieza por nosotras, que ejecutemos pequeños pasos para cambiar nuestro entorno. Pequeñas gotas mueven un océano.