Hasta 40 grados y riesgo de golpe de calor: Galicia está en alerta sanitaria

El verano ha llegado a Galicia sin previo aviso. No con la brisa ligera de otras estaciones, ni con la calma de los días templados, sino con la violencia silenciosa del calor extremo. Una ola cálida se despliega ya sobre el territorio, abrasando el aire desde Ourense hasta las Rías Baixas, empujada por una masa de aire incandescente que asciende desde el norte de África.

Los pronósticos no dejan lugar a dudas: los termómetros escalarán hasta rozar los 40 grados en el sur y el interior, obligando a la activación de una alerta sanitaria que se extenderá durante al menos cuatro días.

La Xunta de Galicia, a través de la Consellería de Sanidade, ha declarado el nivel 1 de alerta por temperaturas extremas, en el marco del Plan de Actuacións frente a los efectos del calor sobre la salud.

El aviso se fundamenta en las previsiones de Meteogalicia, que alertan de un fenómeno prolongado de altas presiones asentadas al norte de la península Ibérica, con cielos despejados y una estabilidad meteorológica que facilitará la entrada de aire cálido y seco desde el sur.

El episodio comenzó el lunes y se mantiene estos días, con valores que superarán los 34 y 36 grados en muchas comarcas y alcanzarán máximas de 40 en puntos concretos de Ourense y Pontevedra. El calor no será solo una incomodidad: puede convertirse en un peligro.

Cuando el calor enferma

La exposición sostenida a temperaturas elevadas no es una mera molestia. Si el cuerpo no logra disipar ese exceso de calor, sus funciones vitales comienzan a fallar. Mareos, fatiga, calambres musculares o síncopes son algunos de los síntomas más habituales. Pero lo más temido es el golpe de calor: un fallo multiorgánico repentino, asociado a la descompensación térmica, que puede provocar convulsiones, pérdida de conciencia e incluso la muerte.

La Consellería de Sanidade insiste en que los efectos del calor no se distribuyen de forma uniforme: no todas las personas lo sufren por igual.

Hay grupos especialmente sensibles, como las personas mayores de 65 años y los niños menores de cuatro, en particular los menores de un año. También corren mayor riesgo quienes padecen enfermedades cardiovasculares, pulmonares, renales o neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. A ellos se suman pacientes psiquiátricos, personas con sobrepeso o bajo peso extremo, y quienes toman ciertos medicamentos, como diuréticos o anticolinérgicos.

Asimismo, se advierte del peligro añadido en trabajadores al aire libre, deportistas, personas que viven solas o en viviendas mal acondicionadas. Todos ellos deben extremar las precauciones.

Una guía para protegerse

El Plan de Actuaciones de Sanidad frente al calor extremo incluye una batería de consejos para reducir los riesgos y afrontar mejor los días críticos:

• Beber agua con frecuencia, incluso sin sentir sed, y priorizar líquidos frescos como zumos de fruta.
• Evitar las bebidas calientes, el alcohol, la cafeína y los refrescos azucarados.
• Optar por comidas ligeras y frías, con protagonismo de frutas, verduras y ensaladas; comer menos cantidad y más veces al día.
• Vestir ropa ligera, clara, de tejidos naturales, y protegerse con sombreros, gafas de sol y cremas solares.
• Permanecer en lugares ventilados, frescos o con aire acondicionado, y evitar salir durante las horas centrales del día.
• Refrescar la casa bajando persianas durante el día y ventilando por la noche.
• Nunca dejar en vehículos cerrados a niños, ancianos o personas dependientes, ni siquiera por unos minutos.

Qué hacer en caso de emergencia

Si alguien muestra síntomas de agotamiento por calor o golpe de calor, lo primero es llamar al 061. Mientras se espera la asistencia médica, se recomienda:

• Trasladar al afectado a un lugar fresco y tranquilo.
• Bajar su temperatura corporal con agua fresca y aireación.
• Si está consciente, ofrecerle pequeños sorbos de agua o bebidas minerales.
• Si ha perdido el conocimiento, colocarlo de lado con las piernas flexionadas y no darle líquidos.