Naturaleza
Así es la espectacular aurora boreal que vive el mar gallego cada verano
El mar de ardora regresa un año más a las costas de Galicia con su hipnótico resplandor azul, visible de julio a septiembre en enclaves como Carnota, Malpica o Ponteceso
Cada verano, el océano Atlántico guarda una sorpresa luminosa en las noches gallegas más oscuras. Es un fenómeno que parece sacado de otro mundo, una suerte de aurora boreal marina que transforma las olas en trazos fluorescentes de un azul eléctrico. Se trata del mar de ardora, un espectáculo natural que vuelve a bañar las costas gallegas entre julio y septiembre, y que convierte la noche en una experiencia mágica.
La escena, más propia de un documental de naturaleza, es causada por un microorganismo llamado Noctiluca scintillans, una especie de alga que genera bioluminiscencia cuando se agita el agua. Cuando las condiciones de temperatura, salinidad y nutrientes se alinean, estas diminutas criaturas se multiplican hasta formar auténticas nubes vivas que iluminan cada ola, cada remolino, cada paso que el bañista da en la orilla. El resultado es un paisaje que parece soñado: una playa sumida en la oscuridad en la que cada movimiento del mar estalla en destellos azulados.
Este fenómeno ha sido observado con especial intensidad en la Costa da Morte, uno de los entornos más salvajes y singulares del litoral gallego. Las playas de Carnota, Malpica y Ponteceso se han consolidado como los lugares ideales para contemplar el mar de ardora, gracias a su relativa oscuridad, su escasa contaminación lumínica y la tranquilidad de sus aguas. No es casual que estas zonas sean también refugio de numerosas especies marinas y aves migratorias, lo que refuerza aún más su valor ecológico.
Según expertos del Instituto Español de Oceanografía y universidades gallegas que monitorean este tipo de fenómenos, las condiciones para el avistamiento del mar de ardora serán favorables durante todo el verano. De hecho, ya se han detectado floraciones de Noctiluca scintillans en los primeros días de julio, lo que augura un buen año para quienes desean disfrutar de este fenómeno.
Aunque su presencia puede extenderse por toda la costa, desde las Rías Baixas hasta el norte de A Coruña, el mar de ardora se deja ver mejor en playas poco frecuentadas, donde la luz artificial no interfiere y la experiencia se vuelve casi íntima. No es raro encontrar a curiosos que se arman con linternas rojas (que no interfieren con la visión nocturna) y cámaras fotográficas de larga exposición para tratar de captar lo inefable: el momento en que la naturaleza decide pintar de luz sus propias aguas.
El fenómeno no deja de sorprender incluso a quienes llevan toda la vida en contacto con el mar. Las redes sociales se llenan de vídeos y fotografías nocturnas de playas resplandecientes, lo que alimenta la expectación de cara a este verano. El mar de ardora no tiene una fecha exacta ni garantiza su aparición cada noche, pero eso es parte de su misterio: es un regalo que no se puede forzar, sólo esperar.
Para quienes buscan vivirlo, las recomendaciones son claras: acudir a playas poco iluminadas, en noches sin luna o con poca nubosidad, y tener paciencia. Los momentos más espectaculares suelen coincidir con mareas vivas o noches especialmente cálidas tras varios días de calma.