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Naturaleza

Así es la playa de Galicia que esconde una ermita medieval a la que solo se puede llegar con marea baja

Un arenal salvaje, la pequeña iglesia y relatos de hechiceras y marineros salvados por milagros dan forma a la leyenda de este enclave

Playa de Santa Comba. Turismo de Galicia

En la comarca de Ferrolterra, al norte de la provincia de A Coruña, descansa uno de esos rincones que fascinan a partes iguales por su belleza y su misterio: la playa de Santa Comba. El extenso arenal, de cerca de 1.500 metros de longitud, recorre, como una espina de polvo, la parroquia de Covas, dentro del municipio de Ferrol, extendiéndose en una mezcla de tonos blancos y amarillos con olor a salitre y pinceladas de mar, serpenteando aquí y allá a orillas de los acantilados que desafían, desde siempre, las aguas del Atlántico.

Lejos de los núcleos urbanos y turísticos, Santa Comba conserva esa alma salvaje en cierta medida, que confiere la fuerza de lo natural a la que suma una historia más remota, centrada en la leyenda y en la devoción popular, viva ayer, hoy y siempre.

Porque Santa Comba no es una playa cualquiera. Su ubicación, abierta sin resguardos al Atlántico, hace que reciba el impacto del viento y del oleaje de forma constante. Un hecho que redobla su belleza y que la convierte en lugar favorito de surfistas.

Aquí las olas, aunque de recorrido corto, tienen secciones huecas y potentes, especialmente con marea alta, y varían de forma considerable según el estado de los fondos. Irregularidad que, lejos de ser un inconveniente, atrae a esos surfistas en busca de nuevos desafíos.

Aunque más allá del surf, la playa aglutina más ofertas. Santa Comba forma parte de la Ruta da Costa Ártabra, un itinerario que conecta los municipios de Ferrol, Narón y Valdoviño y que atraviesa parajes de gran valor ecológico y paisajístico.

Además, desde el arenal se divisa el Cabo Prior, uno de los enclaves más emblemáticos y, a la vez, peligrosos para la navegación de la costa ferrolana. De hecho, uno de los naufragios más recordados de la zona, el del barco inglés Highland Warrior en 1915, tuvo lugar muy cerca, al chocar contra los temidos “Cabalos do Prior”.

A Illa do Medio

Pero si hay algo que hace única a esta playa es la presencia de un islote, situado en su extremo oriental, que alberga una de las joyas patrimoniales más singulares de la zona: la ermita de Santa Comba. Este pequeño templo románico del siglo XIII se levanta sobre A Illa do Medio, también conocida como Ínsua da Santa, una isla de difícil acceso rodeada de acantilados, que solo puede alcanzarse a pie durante la bajamar y a través de una escalera de madera instalada recientemente.

A Illa do Medio. Wikipedia

La ermita, de una sola nave, tiene un estilo sobrio y funcional, con cubierta a dos aguas en la nave principal, a cuatro en el crucero y a tres en el ábside. Fue construida con la piedra de la zona por los propios vecinos de Covas, que desde entonces la mantienen y protegen con un profundo sentido de pertenencia. Pero su historia va mucho más allá de la arquitectura.

Según los estudios arqueológicos, la isla pudo haber sido un castro en época prerromana, posteriormente ocupado por los romanos, quienes habrían construido un templo en el lugar. Este edificio fue cristianizado siglos más tarde, y tras la invasión musulmana, fue renovado y adaptado a los nuevos usos religiosos. La primera mención escrita del templo data del año 1110, y desde entonces ha sido objeto de diversas reformas, entre ellas la incorporación de un arco de estilo mudéjar en el siglo XIII.

Un lugar de leyenda

Santa Comba no es sólo conocida por su paisaje y su historia; también lo es por las muchas leyendas que circulan sobre su origen y su vinculación con lo sagrado. Una de las más extendidas narra que la propia Santa Comba fue una hechicera que, arrepentida de sus pecados, se retiró junto a su hijo a rezar a la ermita hasta obtener el perdón divino. Otra narra la historia de un grupo de pescadores que, atrapados por una tormenta en alta mar, invocaron a la Santa y milagrosamente fueron salvados. En agradecimiento, construyeron la ermita.

También se habla de la aparición de una talla de la Virgen que llegó flotando en una pila de piedra durante una noche de tormenta. La marea alta y las olas depositaron la figura sobre el islote, en un lugar donde la entrada es imposible por cualquier otro medio. Esta Virgen, conocida como la Virgen de Santa Comba, es la actual patrona de Covas y se venera en la Iglesia Nueva del pueblo.

Fiesta, devoción y tradición

Pero la conexión del pueblo de Covas con su ermita no se limita sólo a historias del pasado. Cada año, el último domingo de agosto, se celebra el Día de Santa Comba, una romería que atrae a cientos de personas de la comarca.

Esa fecha la imagen de la Virgen es trasladada en procesión desde la iglesia parroquial hasta la ermita de la isla, donde se celebra una misa al aire libre, que precede a distintos actos festivos y, por supuesto, a la comida.

A fin de cuentas, Santa Comba es mucho más que una playa bonita. Es un espacio en el que el mar, la tierra y el cielo se encuentran en armonía; un lugar donde el ronroneo del océano interrumpe sin descanso el silencio de la ermita; un pedacito de historia oculta en cada piedra que ha ido moldeando, con el paso de los siglos, leyenda y tradición.