
Turismo
Cinco excusas para visitar Galicia este agosto
Muchos son los pretextos para visitar esta tierra: su belleza natural, sus senderos, su patrimonio oculto, las puestas de sol en el fin del mundo o la mejor gastronomía

Cualquier viajero, sea el que sea, tiene en sus manos la posibilidad de escoger su propio destino. Un relato hecho a su medida que puede comprender desde el arte a la cultura pasando por la gastronomía, la historia o la tradición.
Opciones que en Galicia se multiplican, sumando la belleza de sus paisajes, el azul infinito del mar que se une a los verdes siempre húmedos; ciudades para recorrer y visitar; rías, playas y espacios naturales. En definitiva, un lugar único en el mundo.
Este abanico casi inabarcable de posibilidades ofrece multitud de excusas para viajar. Aquí van cinco para conocer Galicia este verano.
Experiencias naturales

Caminar por los parques es la mejor forma para poder conocerlos. Galicia ofrece la posibilidad de perderse en muchos espacios naturales de una belleza incomparable.
Las Fragas do Eume, con el bosque atlántico costero mejor conservado de Europa; el Invernadeiro, enclavado en el Macizo Central ourensano extendiéndose a lo largo de 6.000 hectáreas en las que no existen asentamientos humanos; el paisaje mediterráneo de la Serra da Enciña da Lastra; el Parque natural Baixa Limia-Serra do Xurés y el Parque Nacional de Peneda-Gerês, que forma un espacio transfronterizo único entre Galicia y Portugal; o el Monte Aloia, declarado Parque Natural en 1979, el primero de Galicia.
Sendas para descubrir Galicia

La esencia del camino está en descubrir lo que no se conoce. Desde la costa al interior, Galicia ofrece multitud de posibilidades para descubrir a pie, sintiendo, en cada sendero, su gran riqueza paisajística y su historia.
Sendas y pistas forestales, antiguos caminos de carros, caminos reales heredados de la época romana, laberínticos senderos en las orillas de los ríos, sierras y montañas que pretenden rasgar las nubes, lugares únicos que merecen ser visitados.
Centenares de rutas recorren la Comunidad, extendiéndose por valles y viñedos, bordeando cientos de kilómetros en el litoral, atravesando molinos restaurados, o sobreviviendo al paso del tiempo y el abandono.
Para seleccionarlas y descubrirlas, la aplicación SENDEGAL recoge los senderos oficialmente homologados de Galicia, con una pequeña descripción de la ruta y su visualización sobre Google Earth (con posibilidad de recreación en 3D).
Los planos de cada una de ellas pueden descargarse desde el móvil y grabarse previamente en la memoria del teléfono (modo off-line), o emplearse en modo on-line. En ambos casos el GPS indica en todo momento la posición y permite seguir el sendero sin dificultad.
Patrimonio oculto

Uno de los secretos mejor guardados de Galicia es su patrimonio oculto.
Más allá del agua, del verde, del mar y del océano, de la gastronomía o las fiestas culturales, Galicia tiene tesoros escondidos que van más allá de esos clásicos que se agrupan en torno a la Catedral de Santiago, la Torre de Hércules o la Muralla de Lugo.
Perderse en la Ribeira Sacra o entre el patrimonio religioso de O Ribeiro; recorrer las concentraciones de hórreos de la Comunidad; visitar castros o dólmenes tan impresionantes como Santa Trega o Dombate son algunas de esas riquezas menos conocidas pero no por ello menos espectaculares.
Esta es solo una pequeña muestra de todo lo que en Galicia hay por descubrir para quien se atreva a adentrarse en sus secretos.
Más allá del ocaso

Desde siempre, Galicia presume del último atardecer de la Europa continental. En concreto, el punto más occidental de la España peninsular se encuentra en la Costa da Morte, concretamente en el Cabo Touriñán. Si se trazase una línea recta desde ahí en dirección al horizonte, con una longitud de 52.00 kilometros, se llegaría a Nueva York.
Tal ve por ello, contemplar el sol hundiéndose en el mar resulta siempre un momento mágico que invita a la trascendencia. Los tonos amarillos y rojos que tiñen el cielo aportan intimidad y calma mientras se apaga el día.
Una estampa que en esa Costa da Morte ofrece, además del mencionado Cabo Touriñán, otros dos lugares mágicos: el monte Pindo, guarida de los dioses, y Fisterra, allá donde se acaba el mundo y comienzan los sueños.
Y, por supuesto, la gastronomía

Vivir una jornada ‘marinera’ supone, por ejemplo, experimentar un día de pesca y cocinar con las capturas; ver a los percebeiros enfrentándose al mar entre las rocas; hacer un curso práctico de marisqueo en lugares como la isla de A Toxa; o ir a una lonja para ver cómo amanece la vida mientras que el mar se duerme.
Pero hay más: acercarse ao Carballiño y degustar el pulpo de las pulpeiras, navegar en catamarán por la Ría de Arousa disfrutando de una degustación de mejillones o ver la puesta de sol desde un velero son otras formas de sentirse ‘marinero’ al tiempo que se disfruta de la mejor gastronomía de Galicia.
Pero si lo que se prefiere para este deleite es un ambiente cercano y familiar, tal vez sea mejor un buen furancho, esos pequeños locales particulares que ofrecen los mejores secretos de un hogar -vino, embutido, empanada, tortilla… siempre de la casa-.
Y si la apuesta es por la alta cocina, los restaurantes gallegos suman también tradición y vanguardia en sus Estrella Michelin: Auga e Sal, A Tafona, Árbore da Veira, As Garzas, O Retiro da Costiña, O´Pazo y Casa Marcelo (en A Coruña); Casa Solla, Culler de Pau, O Eirado, Silabario, Maruja Limón, Pepe Vieira y Yayo Daporta (en Pontevedra) y Nova, Ceibe y Miguel González (en Ourense).
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