La muralla romana mejor conservada del mundo está en Galicia

Cualquier paseo por las calles de Lugo conduce, inexorablemente, a su muralla. Un bloque milenario levantado sobre pizarra, granito y áridos que arropa el interior de la ciudad, rodeando, sin estridencias, el casco histórico de aquello que un buen día fue Lucus Augusti.

Esta convivencia a lo largo de la historia arroja un sinfín de datos desconocidos, muchas veces, por el gran público, y de los que los lucenses presumen hasta el punto de poder afirmarse que la de Lugo es la muralla romana mejor preservada del planeta. Una joya arquitectónica que conserva 71 de las 85 torres con las que sorprende al visitante, que entra y sale de la zona antigua por la mitad de las diez puertas que atravesaban los soldados y ciudadanos del Imperio.

Construida hace más de 17 siglos siguiendo las directrices de las elegantes obras de Vitruvio, la historia de la muralla se remonta al siglo III. Durante este período, el Imperio enfrentaba amenazas de invasiones bárbaras, y se construyeron numerosos baluartes y fortificaciones para proteger sus territorios. La construcción de la de Lugo fue ordenada por el emperador romano Aureliano, que gobernó desde el año 270 hasta el 275 d.C.

La muralla fue diseñada para rodear el núcleo urbano de la antigua Lucus Augusti con una una doble función: servir como defensa militar contra posibles ataques y también como delimitación de la ciudad.

Hasta 12 metros en su parte más alta

No en vano, desde sus orígenes en el año 13 a.C., Lucus Augusti jugó un papel decisivo en la conquista del noroeste peninsular, motivo por el que el Imperio levantó un baluarte que, en su totalidad, mide 2.117 metros de circunferencia y 4,2 de grosor, llegando a alcanzar una altura de 12 metros en su parte más alta.

A lo largo de los siglos, la muralla ha sido objeto de modificaciones y restauraciones. Sin embargo, gran parte de su estructura original se ha mantenido intacta, lo que la convierte en uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar romana que se conservan en el mundo.

En el año 2000, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en reconocimiento a su importancia histórica y arquitectónica, y está, además, hermanada con la Gran Muralla China desde 2007.

Caminar por lo alto de la muralla, que en algunos tramos alcanza los 7 metros de ancho, y detenerse en algunas de sus torres es sentir de cerca el poder de la Roma Imperial y, también, disfrutar de las mejores vistas.