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Turismo

Esta villa de Galicia te sorprenderá: una increíble fortaleza y aguas termales junto al Miño

Esconde también el mayor parque público de Galicia con 200.000 metros cuadrados para disfrutar en familia

Parque A Canuda. Turismo de Salvaterra

En el extremo sur de Pontevedra, donde el río Miño dibuja una frontera azul y clara con la vecina Portugal, se levanta una villa que parece condensar siglos de historia. Salvaterra do Miño es algo más que un nombre en el mapa; se configura como un lugar donde los recuerdos medievales se asoman sobre un río que ha visto pasar batallas y contrabandistas, y donde los viñedos del Condado do Tea invaden el aire con la promesa del vino.

A fin de cuentas, la historia de Salvaterra se cuenta mejor entre piedras centenarias. Su espectacular fortaleza, levantada en los siglos X y XI sobre un promontorio que domina el río, guarda el eco de la reina Urraca I de León, que buscó refugio entre sus muros. Allí, además del castillo, sobreviven la Casa do Conde y la Capilla de la Virxe da Oliveira, una pequeña ermita barroca que recuerda la huella lusitana.

Interior del Castillo de doña Urraca. Turismo de Salvaterra

El recinto amurallado, de casi diez mil metros cuadrados, se ha transformado hoy en un espacio donde conviven el pasado y la modernidad. El Museo da Ciencia do Viño, interactivo y vanguardista, invita a descubrir el relato de los vinos de Galicia, con el Albariño como bandera y el Condado do Tea como estandarte.

Pero Salvaterra no se entiende únicamente desde la piedra. El río Miño y sus afluentes —Tea, Mendo y Caselas— trazan un tapiz verde que se recorre a través de 27 kilómetros de senderos fluviales. Uno de ellos conduce hasta el Puente de Fillaboa, medieval y de cuatro arcos, que fue clave en las guerras con Portugal. Otro lleva al Pino de Leirado, el pino piñonero más alto y antiguo de Galicia, declarado Árbol Singular.

Junto a la ribera, el Parque A Canuda se despliega como el mayor parque público de Galicia, con más de 200.000 metros cuadrados de jardines, un lago, áreas deportivas, piscinas y un jardín botánico que florece con orquídeas.

El río como espejo compartido

Salvaterra no vive de espaldas a su vecina Monçao. Ambas localidades, separadas solo por el río y unidas por la iniciativa de la Eurociudad, celebran un calendario conjunto de actividades que borra, muchas veces, la frontera.

Desde la fortaleza, los miradores ofrecen una vista única: de un lado la villa gallega, del otro la portuguesa, reflejadas como en un espejo líquido que también ha sido testigo de tensiones y reconciliaciones.

Mirador. Turismo de Salvaterra

Termas, pazos y misterios

El visitante que busca calma encuentra en las termas de Teáns-Oleiros un refugio casi secreto. Son las más grandes al aire libre de Galicia, con tres pozas de agua caliente y otra de agua fría que brotan de manantiales sulfurosos, clorados y ricos en minerales. Allí el tiempo parece detenerse mientras el vapor se mezcla con la bruma del Miño.

Y quien prefiera explorar los secretos de la tierra puede seguir la ruta de los pazos, como el de Lira o San Amaro, que recuerdan la presencia de linajes poderosos. O perderse entre las ruinas de A Gurita, un conjunto de casas y lagares semienterrados en la parroquia de Lourido que hablan de una vida campesina hoy casi olvidada.

Termas junto al río. Turismo de Salvaterra

Aunque Salvaterra también se vive en plural. Cada verano, el Festival del Vino Albariño convierte sus calles en un brindis colectivo. La poesía encuentra su lugar en Corzáns, donde también se celebra un cocido popular que reúne a vecinos y visitantes. Y el festival O Son da Muralla hace vibrar la villa con sonidos modernos.

No en vano, quizá lo más sorprendente de Salvaterra do Miño es que logra ser, al mismo tiempo, pasado y presente, frontera y puente. Una villa que se asoma a Portugal y que invita a recorrer su historia con cautela.