Cultura

Este es el santuario gallego que guarda una virgen que cura el mal de ojo

Uno de los centros de peregrinación más importantes de la comunidad, este templo acoge la devoción popular y las historias de quienes buscan consuelo, salud o liberación

Este es el santuario gallego que guarda una virgen cura el mal de ojo
Este es el santuario gallego que guarda una virgen cura el mal de ojoTurismo de Galicia

El santuario de la Virgen de O Corpiño, en el municipio pontevedrés de Lalín, es un destino de referencia para los devotos gallegos. La iglesia actual fue construida en el siglo XVIII, pero la devoción por esta virgen se remonta a siglos atrás.

Lo que distingue a este enclave es que, más allá de los rezos convencionales, muchos acuden a él buscando alivio para enfermedades, males de espíritu o incluso "posesiones".

Santuario de O Corpiño
Santuario de O CorpiñoTurismo de Galicia

No es extraño ver escenas cargadas de emoción. Personas que llegan llorando, que piden una última esperanza para un ser querido o que acuden guiadas por historias que hablan de curaciones inexplicables.

A O Corpiño se le atribuyen intercesiones milagrosas, y por eso, durante todo el año, y especialmente en fechas clave como el 23 y 24 de junio, miles de peregrinos viajan para llegar hasta la imagen de la Virgen.

Uno de los aspectos que más llaman la atención es el ritual de la "liberación". En el templo, los fieles creen que la Virgen puede interceder por aquellos que sufren de males del alma, y por eso se celebran oraciones especiales para pedir por la sanación del cuerpo y del espíritu.

Imagen de la virgen
Imagen de la virgenSantuario de O Corpiño

Hay quienes acuden con niños que padecen dolencias crónicas, otros que buscan dejar atrás adicciones o episodios de angustia, e incluso quienes aseguran estar poseídos por fuerzas que no entienden. Para ellos, O Corpiño representa una última puerta a la esperanza.

La parroquia de Losón, donde se encuentra el santuario, se transforma durante las grandes celebraciones. Vecinos, comerciantes y parroquianos acogen con hospitalidad a quienes llegan de toda Galicia e incluso de fuera.

El santuario acoge misas, procesiones, promesas y ofrendas, pero también puestos de comida, romerías y encuentros familiares.