Gastronomía
Deessa, Dacosta y el Ritz
El profundo escritor que es Pablo D’Ors apuesta por la meditación y la interioridad frente al ruido contemporáneo. En su «Biografía de la Luz», desgrana las parábolas evangélicas como guía de vida. Acompañado por la parábola de los talentos, crucé el oropel del viejo Hotel Ritz, hoy orientalizado para comer en un restaurante que tributa a una diosa (Deessa). Los muchos denarios empleados en su vestido, y en la selección de un personal más numeroso que los filisteos, auguraban una liturgia que haría empalidecer a los rabinos de la ortodoxia coquinaria. El sumo sacerdote de la celebración está considerado como uno de los mejores intérpretes de los textos sagrados de la gastronomía. Para poder disfrutar del mantra, conocido hoy como experiencia culinaria, opté por la heterodoxia de la representación contemporánea. Los grandes manjares que simbolizan la icónica gamba roja estaban presentes para los oficiantes clásicos, pero se trataba de celebrar el misterio de los arroces y los peces. Una suave bearnesa de huevas de trufa con un punto salino secundado por una acertada sopa de guindillas, anguila ahumada y piparra, tras la ecuménica gamba de la paz y té de bledas, prologó el sermón inconsistente de la selección de caviar. En un guiño inexplicable en un templo de este nivel, se cuentan las miniaturas del esturión, junto alguna mojama y al menor ejemplar de salmón. Luego, una salada -como los pecados- fideuá de bogavante, un penitente rodaballo con mayonesa o un arroz arbóreo al modo lasañesco, fueron continuados por una molleja con espuma lacada, a la que le faltaba esponjosidad, y una liebre a la royal que quiso haber vivido bajo los Hugonotes franceses. Tras la eucaristía, los postres querían paz y brevedad.
El cáliz del vino se iba elevando por la voluntad de los fieles, a pesar de la falta de mensaje claro en sus mandamientos, al combinar altas y pequeñas contricciones. Tal vez la humildad del amanuense, merezca otra reflexión en forma de nuevas ofrendas de futuro. Es justo y necesario.
Cocina: 5,5 Bodega: 5,5 Sala: 6 Felicidad: 5
Dónde: Plaza de la Lealtad, 5. Madrid.
Tel.: 917 01 67 67.
Precio medio: 250 euros.
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