Recetas
Las 4 recetas de la Guerra Civil española que la gente vuelve a cocinar hoy al no llegar a fin de mes
Cuando el bolsillo aprieta, las tradiciones nos enseñan a sobrevivir
Las migas, las lentejas guisadas, la sopa de ajo, el potaje de garbanzos o la tortilla sin patata son algunos de los platos más icónicos de nuestra gastronomía y unos recursos maravillosos cuando no llegamos a fin de mes, pero ¿sabías que estos platos tan queridos por los españoles ya se comían en plena posguerra?
En aquellos años difíciles, cuando la escasez marcaba el día a día, el ingenio se convirtió en el ingrediente principal. De ahí surgieron recetas como las gachas de harina, el arroz con lo que hubiera, las sopas de pan duro o el famoso “rancho” de los soldados, que se preparaba con lo que estuviera al alcance.
Cada uno de estos platos cuenta una historia: la de miles de familias que sobrevivieron con lo poco que tenían, la de soldados que compartían el mismo puchero y la de una cocina que aprendió a transformar la necesidad en sabor.
Hoy, en plena época de precios altos y economía ajustada, muchas de aquellas recetas humildes han vuelto a ponerse de moda. Porque comer barato no significa comer mal, y los platos de la posguerra son la prueba de que con pocos ingredientes se pueden crear auténticas delicias.
A continuación, exploramos las 4 recetas de la Guerra Civil española que la gente vuelve a cocinar hoy por economía, nostalgia o simplemente por puro placer:
4 recetas de posguerra para cuando el dinero aprieta
1. Pan duro y sopas de pan
En los años duros de la posguerra española, cuando el hambre marcaba el ritmo de la vida diaria, no existía el lujo de desperdiciar nada. El pan duro, el ajo y el pimentón se convirtieron en los protagonistas de un plato que, con el tiempo, pasaría de ser símbolo de escasez a emblema de la cocina tradicional: la sopa castellana o sopa de ajo.
La sopa castellana es una receta originaria de Castilla y León que nació como una forma de aprovechar el pan del día anterior. A ese pan se le añadían ajos dorados en aceite, pimentón, agua o caldo (según lo que hubiera) y, cuando la economía lo permitía, un huevo escalfado o unos taquitos de jamón. Era un plato sencillo, caliente y nutritivo, perfecto para resistir los fríos inviernos de la meseta.
Hoy, sigue siendo una de las recetas más preparadas en hogares y bares de toda España, especialmente en tiempos de frío o cuando el presupuesto aprieta. En muchos restaurantes se presenta con pan artesanal, huevos camperos o jamón ibérico, una versión moderna de la receta más humilde de la posguerra.
2. La tortilla francesa
Ahora es la cena socorrida de muchos, pero antes fue un salvamento culinario para aquellos que apenas tenían qué llevarse a la boca.
Ya popular durante la Guerra de la Independencia (de ahí su nombre, “tortilla francesa”) esta receta es todo un clásico de la escasez en España. En la Guerra Civil y los años posteriores, en muchas casas no había patatas, ni huevos, ni siquiera aceite suficiente. La gente se vio obligada a improvisar como pudo.
Así nació la versión más austera de la tortilla española: sin patatas, sin cebolla, sin chorizo, sin nada. Solo harina, agua y una pizca de sal, a veces enriquecida con pan rallado para dar cuerpo y con un hilo de aceite que se racionaba como oro.
De la guerra a la cena
Con el paso del tiempo, cuando los huevos volvieron a ser accesibles, la tortilla francesa se consolidó como uno de los platos más universales de la cocina española. Ligera, rápida y versátil, hoy es una de las cenas más comunes en los hogares y un básico de bares y cafeterías ideal para cuando llegas justo a fin de mes.
3. Patatas “a lo pobre”
En la España de la posguerra, cuando el hambre era compañera diaria, las patatas se convirtieron en la salvación de miles de familias. Baratas, saciantes y fáciles de conservar, estas eran la base perfecta para guisos que llenaban el estómago cuando la carne escaseaba.
Así nacieron las patatas guisadas o “a lo pobre”, un plato humilde que, con el paso del tiempo, se transformó en uno de los grandes clásicos de la cocina casera española.
¿Cómo se hacen las patatas "a lo pobre"?
Este plato consiste básicamente en patatas, cebolla, ajo, pimiento y agua, cocinados lentamente con un chorrito de aceite.
A veces se añadía una hoja de laurel o un poco de pimentón para dar color y sabor. En la guerra, la carne era un lujo, pero si se conseguía un hueso de jamón o un trozo de chorizo, se cocía junto al guiso para “engañar al hambre”.
¿Cómo se comen actualmente?
Hoy, las patatas guisadas se han convertido en un clásico reconfortante que sigue apareciendo en bares, casas y restaurantes de toda España. Se preparan sobre todo en los meses fríos, servidas bien calientes y acompañadas con pan. Su esencia sigue siendo la misma: plato barato, sabroso y 100% español.
4. Las migas
Pocos platos cuentan tan bien la historia de España como las migas. Lo que nació como una receta de pastores y campesinos, hecha con pan duro, ajo y un poco de grasa, se ha transformado hoy en una auténtica estrella de la cocina tradicional y de autor.
Un plato centenario
Las migas son un plato de aprovechamiento con raíces muy antiguas, anteriores incluso a la Guerra Civil. Su origen está en las cocinas rurales de Castilla, Extremadura y Andalucía, donde los pastores cocinaban con lo poco que tenían: pan duro, grasa (generalmente de cerdo o de oveja), ajo y pimentón.
Durante la posguerra, esta humilde receta se convirtió en una salvación, ya que permitía alimentar a muchos con muy poco. El pan sobrante se reutilizaba como base y se enriquecía con lo que hubiera (tocino, chorizo, sardinas, uvas o incluso café) según la región y la ocasión.
Hoy, las migas se han revalorizado como un símbolo de la cocina humilde y sabrosa que nunca pasa de moda. En tiempos en los que llenar la nevera cuesta más que antes, este plato vuelve a estar presente en muchas casas por su sencillez y bajo coste.
Comer como antes, por necesidad… o por gusto
Los platos que nacieron de la escasez han vuelto, y no solo por nostalgia. En una época en la que la cesta de la compra se dispara, las recetas de la posguerra vuelven a recordarnos que la cocina más sabrosa puede ser también la más sencilla y económica.
Pan, patatas, ajo, aceite… los ingredientes de siempre siguen salvando los bolsillos y conquistando paladares. Porque, como decían nuestras abuelas, “con poco se puede hacer mucho, si se cocina con cariño.”