La Infanta Pilar se ha ido rodeada de sus hijos y del resto de sus familiares cercanos, pero no ha podido despedirse de alguno de sus buenos amigos. Posiblemente, una de las personas que más ha lamentado estar a 700 kilómetros de distancia de Madrid ha sido la baronesa Thyssen, que vivió el empeoramiento de la salud de doña Pilar desde Andorra. Aunque siguió con discreción el lento final de la hermana de Don Juan Carlos, no ha podido decirle adiós en vida. «Son momentos íntimos para los hijos y la familia y hay que respetarlos», dice en una conversación con LA RAZÓN en la que aseguró que sí acudirá a su funeral en El Escorial. La corona de flores enviada por Carmen Cervera fue una de las primeras en llegar a la casa familiar de la urbanización Puerta de Hierro de Madrid, donde residía la Infanta. Juntas han vivido muchos acontecimientos públicos y privados en sus cuarenta años de amistad. Pero su relación iba aún más allá. El conde de Barcelona, Don Juan de Borbón, padre de la Infanta Pilar, tuvo una presencia importante en la vida de Carmen Thyssen: «Yo le tenía mucho cariño. Estuvo en muchos sitios con mi marido y conmigo, tuvimos una relación excelente y muy importante. Don Juan, el Rey Juan Carlos, su hijo Felipe VI y doña Pilar son personas únicas». Aún con la pena de haber perdido a una amiga, la baronesa comparte con este periódico sus vivencias con la Infanta, una mujer que tuvo mucho que decir, en la sombra, durante la compra por parte del Estado de la colección Thyssen.

–¿Qué recuerdos le vienen a la mente?

–Tengo muchos momentos guardados, sobre todo, con ella y su marido, Luis Gómez-Acebo. Por ejemplo, cuando fuimos juntos al Caribe en el barco que teníamos Heini y yo... Lo bien que lo hemos pasado y la amistad que hemos tenido, que fue entrañable y viene de hace bastantes años. Siempre me ha parecido una gran dama, muy divertida, con muchísimo sentido del humor y siempre una mujer valiente, como su padre y su hermano, que son personas honorables. Nuestra amistad ha sido estrecha y muy especial. En este momento me gustaría destacar su amor por España, su sentido de la amistad y su buen humor.

–¿La Infanta estuvo a su lado?

–Ella ha estado siempre conmigo. No solo porque era patrona del Museo Thyssen, por eso estaba a mi lado, también en lo personal. Su marido hizo muchísimo para que la colección se quedase en España.

–Cuando faltó su marido, ¿continuó su amistad con la Infanta?

–Sí. Estaba muy consolidada. Por ejemplo, en el patronato del Museo Thyssen-Bornemisza ha sido una figura clave. Para el museo y para mí. Como sabes, tengo derecho a dos puestos en él. Son dos sillones que decido yo y nadie tiene derecho de veto sobre mi voluntad. Uno de ellos es mi patronato vitalicio y el otro era el de doña Pilar. Ahora tendré que decidir quién ocupa su lugar en el patronato.

–Echando la vista atrás, ¿cómo ha sido su relación con ella?

–Tengo recuerdos maravillosos. Una vez en un almuerzo dijo de mí lo siguiente: «Tita tiene muy buena sombra», y a mí eso me hizo gracia. Quiere decir que si yo fuera árbol daría buena sombra.

–¿Doña Pilar la apoyaba siempre en el patronato del Museo?

–Me apoyaba cuando eran cosas justas porque yo tampoco he creado ninguna polémica por cosas que no estaban justificadas. Pero jamás utilizó su influencia en nada.

–¿Acudía a sus eventos familiares?

–Sí, claro, y yo a los que organizaba ella. Hemos estado muy unidas. En Lugano hacíamos fiestas maravillosas a las que venían los dos. Cuando se quedó viuda empezó a ausentarse porque su vida social se redujo muchísimo.

–Visto el carácter campechano que tenía la Infanta, ¿recuerda alguna de sus recomendaciones?

–Naturalmente. Cuando una persona te aprecia, y yo sé que ella me apreciaba (algo que era recíproco), siempre te da buenos consejos. También yo se los he pedido y también le pregunté por algunos temas que me importaban. Era mi amiga y mi confidente. Conmigo siempre ha sido sincera y directa. Hablábamos de muchas cosas porque de vez en cuando nos íbamos a almorzar juntas y nos gustaba recordar viejos tiempos. Hablábamos de las cosas que hemos vivido junto al duque de Badajoz y a Heini.

–¿Recuerda un momento concreto en el que agradeciera su apoyo o su presencia?

–Especialmente, en el funeral de mi marido, Heini Thyssen. Agradecí mucho que la Infanta estuviese a mi lado, al igual que yo lo hice cuando falleció su esposo. Las tristezas también unen a las personas. Ella era muy piadosa, muy creyente, como yo. Y sí, algunas veces hemos ido juntas a misa. Cuando eres una persona así, sabes que Dios existe y eso te da mucha tranquilidad.Estoy muy triste por su fallecimiento porque la apreciaba muchísimo.