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Ana Obregón: “Se apagó mi vida”

Primeras palabras de la actriz tras el fallecimiento de su hijo

Se apagó mi vida”, ha escrito Ana junto a una foto muy entrañable en la que sale abrazando a Aless. Una de las imágenes más especiales de su álbum de recuerdos que hoy cobra aún más significado.

Generosa, sensible e inteligente, y madre coraje por encima de todo, Obregón es hoy una mujer destrozada. No hay nada más duro que sobrevivir a un hijo. Pero en estos dos años de lucha contra el cáncer, Ana ha intentado por todos los medios transmitir mensajes cargados de tranquilidad y esperanza. Recuerdo nuestra última conversación. Su voz sonaba alegre, y me dijo que «Álex evoluciona bien. Es un motivo de gran felicidad». No sé si intentaba convencerse a sí misma de que la situación era mejor de la que le describían los médicos, ya que nunca quiso hacer un drama sobre el drama.

Me confesó días después en un acto social organizado por su hijo que «toda mi fortaleza me la aporta Álex. Me da un ejemplo diario por su optimismo y su humor. Estoy volcada en su recuperación, y al 2020 solamente le pido que pueda vivir, que acabe todo esto. ¿Sabes que me llaman la madre biónica por cómo afronto su enfermedad?». Tenía claro que en los malos momentos lo mejor era mantener la mente fría y buscar soluciones. Pero a veces no podía contenerse y sus ojos se llenaban de lágrimas, aunque lloraba alejada de todos para no mostrar debilidad. «Los momentos más duros de mi vida fueron cuando le detectaron el cáncer, y el día que vino y me preguntó si se iba a morir. Le miré y le contesté: te vas a curar. Esos dos instantes me afectaron tanto que no pude reprimir el llanto», confesaba. En la Quirón también le vieron llorar, con un dolor inmenso y una impotencia total. El vacío es absoluto e imposible de paliar. La actriz ha perdido a la persona a la que más quiere, y lo digo en presente, en este mundo.

El conde Lequio aseguraba a principios de este año que «el cáncer es una enfermedad muy dura. Esto va para largo, pero estamos esperanzados de que el tratamiento irá bien». Aunque nada más lejos de la realidad. El destino reservaba un mal final para su hijo. Ha sido inmisericorde con un hombre lleno de proyectos, una madre que amaba por encima de todo a su hijo y un padre, en cierto modo, resignado ante tan durísima enfermedad.

El mayor error que puede cometer ahora Ana Obregón es encerrarse en casa para aislarse de todo y de todos. Es una mujer fuerte y tiene sobre la mesa un proyecto teatral y una serie muy ilusionante. Que no le cierre las puertas a la vida.