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La condesa ganadera que defiende los toros… y a Don Juan Carlos
Teresa Morenés, condesa del Asalto, nos recibe en su finca Lo Álvaro de Sevilla. Mujer del desaparecido Juan Pedro Domecq, su familia está estrechamente ligada a la Familia Real
Fue la primera mujer que ingresó en la Diputación de la Grandeza de España. Reside en la dehesa de Lo Álvaro y allí todo es un puro testimonio de su vida. Fotos en familia herrando vacas –«Ya no se hierra como antes», otras con varios miembros de la Familia Real... La condesa del Asalto conoció al Rey Juan Carlos siendo una niña. Asistió a su boda en Grecia y fue recibida por la Reina Victoria Eugenia en Londres en su etapa de estudiante. Su tío, el conde de Fontanar, fue un apoyo importante para Don Juan en el exilio. También los toros tienen una inmensa presencia en las fotos que decoran su casa. Su marido era el mítico ganadero Juan Pedro Domecq Solís, fallecido en 2011, y su hijo se ocupa ahora el hierro familiar.
- ¿Vasca, madrileña o catalana?
- Española. Nací vasca en casa de mis abuelos vascos, los Urquijo. Me eduqué y he vivido siempre en Madrid y mis vacaciones han sido toda la vida con mi familia catalana, los Morenés, en la casa familiar en el Penedés. Hablo catalán y bailo la sardana.
- ¿Qué opina del Rey Juan Carlos?
- El Rey nos ha traído una monarquía parlamentaria. Ha colaborado con los distintos gobiernos en la sociedad del bienestar. Puso a España de moda. Ha sido el mejor embajador que hemos tenido. Soy genéticamente monárquica, porque mi familia lleva generaciones al servicio de España y del Rey. Ha habido dos repúblicas y hemos acabado a tortas.
- ¿Qué ha hecho su familia por la Monarquía en España?
- Mucho, son muchas generaciones al servicio de España y de los Reyes. El primer marqués de Urquijo era herrero de un pueblo de Álava en la época de Amadeo de Saboya, que fue quien le dio el título. Acabó fundando la banca Urquijo. El marqués de Urquijo fue alcalde de Madrid, hizo el Parque del Oeste, la Dehesa de la Villa, la Avenida del Marqués de Urquijo... Está en proceso de beatificación. En la etapa de Don Juan, mi tío Paco Carvajal, conde de Fontanar, fue el interlocutor entre Don Juan y Franco, y fue decisivo en la educación de Don Juanito, como llamábamos al Rey Juan Carlos. Había muchas tiranteces entre ellos y fue mi tío quien le dijo a Don Juan que el Rey tenía que estudiar en España. Le buscó los profesores y hasta a los compañeros, entre ellos, mis primos.
- ¿Cuál ha sido el gran logro de Don Juan Carlos?
- Conseguir poner de acuerdo a todos los políticos, apoyarse en Adolfo Suárez y lograr que aceptaran la monarquía y la Constitución de 1978, que gracias a ella hemos vivido los mejores cuarenta años de la historia de España.
- ¿Y su mayor error?
- No soy quién para juzgarlo, porque aquí todos hemos metido la pata alguna vez.
- ¿Ha sido bonita su relación con la Familia Real?
- Muy bonita. Tuve la suerte de conocer a la Reina Victoria en Londres, cuando estaba estudiando inglés con 17 años. He estado en Estoril, con Don Juan y Doña María. Mis tíos estaban allí todas las semanas, los condes de Fontanar y los marqueses de Valdueza. Yo iba con el colegio a Portugal y lo primero que hacía con mis primas era visitarlos en Villa Giralda. El primer verano de Don Juan Carlos en Mallorca fue en casa de mi tío Paco Carvajal y yo estaba allí.
- Andan a vueltas con la Ley de Memoria Democrática. ¿Cree que hace bien a alguien?
- Creo que esa ley no debe existir, porque la historia es la que es. Lo que no me gustaría es que hubiese más guerras fraticidas como aquella. A mi madre le mataron a tres hermanos. A mi padre, a un hermano en el Alto de los Leones, en la toma de Madrid, y a dos cuñados. La aviación rusa, comunista, mató a muchísimas personas en Madrid. Eso no lo sabe la gente, al parecer. Acabo de enterarme de que están desenterrando las fosas comunes de El Espinar. Ahí está mi tío el Morenés. Creo que no saben que ahí están enterrados los nacionales. Hay un desconocimiento bárbaro de la historia. Admiro a todo el que ha dado la vida por España. Me encanta ir al Valle de los Caídos y a la capilla donde se rinde homenaje a todos los caídos por España, a todos, de un lado y de otro. Tengo mis ideas, por supuesto, pero puedo convivir sin molestar a nadie con las contrarias. Vamos a dejar de sacar a muertos y mirar al futuro, que hay tela marinera de trabajo para levantar España.
- Cambiando de tercio, ¿qué momento vive la Fiesta de los Toros en estos momentos?
- Para llorar, porque este gobierno es animalista. Y la pandemia no permite la concentración de masas, por lo que no puede haber espectáculo. Vivimos un momento durísimo. Es el único colectivo que no tiene ertes. La ministra de Trabajo ha decidido que no los necesitamos. La mayoría de los profesionales del mundo del toro son autónomos y llevan desde marzo, que empezaban los festejos, sin trabajar y pasándolo fatal para poder comer. En el toro hay mucha gente sin cobrar un duro y pasando hambre.
- ¿Cuáles son los problemas que se encuentran los ganaderos de reses bravas ahora?
- Sencillo: no venden su producto. Están criando cuatro años sus toros para venderlos y cuando llega ese momento y el de cobrar, no cobran nada. Nosotros hemos tenido suerte y hemos vendido cinco corridas a precios de rebajas, porque al ser el aforo más reducido se ha tenido que negociar todo, pero hay ganaderos que no han vendido ninguna.
- ¿Qué opina de los antitaurinos?
- Yo acepto todas las opiniones y gustos. Si no quieren ir a los toros, que no vayan, pero que me dejen a mí ir, que me encantan.
- ¿Qué ha significado el toro en su familia?
- Mi vida ha sido una historia de amor con un ganadero y un máster en tauromaquia. Me casé con 19 años, enamorada del campo desde siempre. Primero del campo catalán y luego del campo andaluz. Por mi matrimonio me introduje en la familia Domecq, que han sido los grandes ganaderos del siglo XX y XXI. Por mi madre soy Urquijo. Manolo Urquijo fue quien compró la ganadería de Murube, a la que pusieron de nombre Carmen de Federico porque no estaba bien visto que se pusiera el nombre del banco que fundó también mi familia. Luego acabó llamándose Urquijo. Y por parte de mi padre, mis tíos tenían el hierro más antiguo de España, de 1790: Veragua. Así que en casa ya tenía dos hierros, Veragua y Urquijo, y encima me casé con un Domecq...
- ¿Quién fue su marido, Juan Pedro Domecq?
- Ya vamos por el quinto Juan Pedro Domecq. Juan Pedro Domecq Díez, que fue el segundo, fue el que hizo el toro moderno. Juan Pedro Domecq Solís, con el que me casé, fue el inventor del corredor, de la manera de echarles de comer, de la informatización de la crianza. Era inteligentísimo y estaba todo el día inventando. Los ganaderos le copiaban para mejorar al toro. Consiguió que el toro entrara en el Ministerio de Cultura. Mi hijo Juan Pedro, por su parte, es el alma máter de la Fundación del Toro de Lidia, uniendo a profesionales, intelectuales, instituciones…
- Ha repartido tierras y título en vida.
- El título de marqués de Grigny se lo pasé a mi hijo Juan Pedro. Y de los dos hierros que tenía, Parladé y Juan Pedro Domecq, también a Juan Pedro le hemos dejado Juan Pedro Domecq, pero mis hijas no han querido seguir con Parladé. Claro, ser ganadero es duro. Con respecto a las fincas, mi marido y yo queríamos que cada hijo tuviera una. Lo Álvaro es de Juan Pedro, la Dehesa de Quinta, que era de mi suegro y que linda con Lo Álvaro, es de Isabel, que es la pequeña; y otra a la altura de Olivenza, es de Teresa. La casa madre seguirá siendo Lo Álvaro mientras yo esté. Aquí nos reunimos todos durante el año. La familia es una institución que hay que cuidar.
- Fue la primera mujer que ingresó en la Diputación de la Grandeza de España.
- Sí. La Diputación de la Grandeza cambió muchísimo desde que el duque del Infantado, que había sido decano muchos años, fue sustituido por el duque de San Carlos para adaptarla al siglo XX. Era muy buen amigo mío y me propuso ingresar. Dije que sí a la primera, porque mi padre había pertenecido muchos años en representación de Cataluña. No por ser conde del Asalto, que es el que tiene Grandeza de España, sino por ser el barón de las Cuatro Torres, título catalán que recibimos por defender paradójicamente a los Borbones en la Guerra de Sucesión.
- ¿Qué implica tener un título nobiliario?
- Deberes. Derechos, ninguno. Antes había una asignación económica, palacios y tierras vinculadas. Hoy tienes que pagar un impuesto y luego está mal visto. La gente joven no lo usa. Mi padre me metió en la cabeza que es un honor. Los grandes de España teníamos hasta pasaporte diplomático. Ya ni eso.
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